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“Ana Frank fue la conciencia que faltaba en ese momento y con un sentido común brutal”

Juan Parra, comisario de la muestra

Lourdes Cifuentes

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Ana Frank es uno de los símbolos del Holocausto y de la crueldad del nazismo con los judíos. Ella y su familia pasaron dos años escondidos, huyendo de una muerte segura, en la “casa de atrás” donde Ana comenzó ese diario que la convirtió en inmortal y que mostró la realidad del horror.  Finalmente, los ocupantes esa casa de atrás fueron delatados y arrestados. Sólo Otto Frank sobrevivió a los campos de concentración y en 1957 se convertiría en el impulsor para la creación de la 'Casa de Ana Frank'.

Ella falleció pero su legado perdura gracias a su diario. Su historia puede conocerse y recordarse en Albacete, hasta donde ha llegado la muestra ‘Ana Frank, una historia vigente que recorre su vida en 32 paneles y un vídeo educativo’.  La exposición, que se podrá visitar hasta finales de febrero en la Biblioteca Pública del Estado, está organizada por la delegación española de la Fundación 'La Casa de Ana Frank', cuyo comisario es el coordinador de la Fundación en España, Juan Parra, y es similar a la que se puede ver en Amsterdam, el lugar donde Ana Frank y su familia permanecieron escondidos durante la II Guerra Mundial y donde escribió su famoso diario.

“Ana Frank fue la conciencia que faltaba en este momento y con un sentido común brutal”, dice a esta redacción Juan Parra, quien detalla  que esta exposición muestra detalles y “entresijos” que hasta ahora se desconocen. “Aparecen retratos del álbum familiar y te cuenta las intimidades, así como todo lo que ella vivió y cómo lo vivió”, añade Parra.

La exposición cuenta su historia, la de esa niña alemana, desde 1929 a 1945, dividida en diversos periodos, “su nacimiento, la subida de Adolf Hitler al poder, el traslado a Holanda y el Holocausto”.  El objetivo es mover conciencias, llevar a los visitantes a reflexionar sobre los valores y conceptos que constituyen los derechos humanos, la importancia de la tolerancia y el respeto hacia los otros, así como el valor de la democracia en el mundo actual.

La muestra, que ha recorrido varios puntos de España, suele atraer la atención de los jóvenes.  “Eso es lo que más les llama la atención y quieren conocer mucho más la figura de Ana Frank”, explica el comisario de la exposición. El motivo, dice, es que en España “no se ha vivido la II Guerra Mundial  porque nos pilló tras la Guerra Civil”. Eso ha llevado a verla la magnitud de lo dejó tras de sí la contienda mundial “y  no estamos suficientemente sensibilizados”.

El auge de la extrema derecha en buena parte de Europa, del que no espaba España, devuelve a la actualidad mensajes otrora denostados, como la xenofobia, el miedo a lo diferente, y el crecimiento de nuevos nacionalismos políticos, “y en cualquier momento salta la chispa”.

¿Hay una vacuna para no repetir errores del pasado?, preguntamos. “Sí. Conocer la historia”, dice el comisario de la exposición. Si en 1933 hubiera habido proyectos como este, igual Adolf Hitler no hubiera llegado al poder.  Necesitamos educación, educación y educación, para no repetir los errores y atrocidades del pasado.  Vamos a contar la historia vacunar y hacer medicina preventiva“, sentencia Parra.

Por lo que a él respecta, Ana Frank es un símbolo de la injusticia. “Una figura universal. Es la persona que se preguntó el sentido de la vida, para qué vivimos, qué significa el respeto y la justicia frente al mundo, frente a la política y frente a Dios y  reconoció que se habían perdido todo tipo de valores”.

La exposición, que se podrá visitar hasta finales de febrero, adquiere carácter itinerante porque viajará a otras localidades albaceteñas como Tarazona, Aguas Nuevas, Almansa, Villapalacios, Villarrobledo, Socovos y Lezuza.

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