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Lichis, cantante: “La música popular se ha vuelto muy reaccionaria, nadie quiere nada nuevo”

Miguel Ángel Hernando (Lichis)

Alicia Avilés Pozo

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Lichis afirma cosas como que ya no es poeta y que casi siempre tiene sueño a las cinco. También canta que podría ser que todos estemos acabados. Suena triste, pero lo canta con chispa, con optimismo. ¿Eso es posible? Él apuesta por ello desde que decidió emprender su carrera como cantante y compositor sin la etiqueta de La Cabra Mecánica que le dio sus mayores éxitos hace más de 20 años. Su mirada interior se ha trasladado al mundo que le rodea, a un “sentir social” cotidiano. Y ha decidido hacerlo de la mano de Rubén Pozo, excomponente de Pereza, para “compartir la carga”. La percha de ambos es el EP 'Mesa para dos', que en abril se ampliará con nuevas canciones para convertirse en un álbum todavía sin título y con una gira por salas pequeñas que en 2019 ha sumado más de un centenar de conciertos. A por otros cien van ambos en este año.

Hablamos con Miguel Ángel Hernando, Lichis, con motivo de su concierto con Rubén Pozo en la Sala Pícaro de Toledo, este viernes día 24 de enero, a las 22.00 horas:

Hace cinco años que te entrevisté para eldiarioclm con motivo de tu álbum 'Modo Avión'. Entonces comentabas que estabas en plena reconstrucción como persona y como músico. En este tiempo has publicado 'Mariposas y torneos de verano'. Ahora llega esta 'Mesa para dos' ¿Continúa la reconstrucción o ya estás reafirmando los pilares?que te entrevisté para eldiarioclm

Ahora mismo me pasa lo que a cualquier persona en mi situación y en la actualidad, que caminamos bajo un suelo bastante inestable. No existen los planes a largo plazo, ni a nivel laboral ni profesional, salvo para algunos pocos afortunados, y vas mirando casi los tres pasos siguientes y no mucho más lejos. Eso pasa te dediques a lo que te dediques y lo importante es buscar el estímulo en lo más inmediato. En mi caso, sigo adelante haciendo canciones nuevas, intentando contar este tiempo que merece la pena ser vivido y cantado. Pero en realidad hago lo que todo el mundo, batallar como puedo.

Pero en este tiempo has seguido haciendo música y conciertos. Sigues buscando la forma de mantenerte ahí y de alguna manera lo estás consiguiendo…

Sí… Hoy por hoy mantenerse en esto de la música ya es todo un milagro. Para mí es todo un triunfo. Seguramente hay una línea de corte que te lleva mucho más lejos, pero para mí la supervivencia diaria ya es una victoria y sobre todo la supervivencia creativa. En estos tiempos de 'revival' en los que siguen pasando los años y la gente sigue intentando que mires hacia atrás otra vez, mantenerte hacia adelante es complicado, pero pienso que es lo que tengo que hacer para no convertirme en estatua de sal. Intento estar activo, contratar en salas pequeñas, sigo componiendo canciones y haciendo lo que puedo.

Una novedad es que tienes tu propio estudio. ¿Cómo te va?

Va muy bien. 'Modo Avión' lo grabé en Nueva York justo cuando había dejado mi casa en Barcelona. Me traje las máquinas y fui haciendo algo más modesto de lo que tenía allí en cuanto a salas, pero con el mismo equipo. 'Mariposas y torneos de verano' ya se grabó completo aquí y el disco con Rubén, tanto la primera parte como la segunda que estamos preparando, también.

¿Bajó qué fórmula saldrá esa segunda parte del disco con Rubén Pozo?

Estamos trabajando un poco a la antigua, en el sentido de ir mostrando las canciones a medida que las vamos componiendo y que ya estamos calientes para grabarlas. Primero sacamos un 'single' (“Loquillo”), luego salió el EP y en abril queremos sacar el disco completo incluyendo estas anteriores.

¿Qué sensaciones habéis recogido después de más de un centenar de conciertos desde el año pasado?

Son muy buenas. Decidimos empezar a trabajar desde lo pequeño en el sentido de que nos rentaba más a un nivel emocional y práctico ir a salas muy pequeñas, donde tuviéramos una afluencia buena de público, que hubiera ambiente. Y si se venden todas, hacemos otro día más sin problema. Este formato más íntimo nos permite tocar mucho, que es lo que queríamos. Necesitamos estar siempre en ello, con una guitarra en la mano y llamando a las musas todo el rato (risas).

¿Cómo surgió en sus orígenes este proyecto?

Yo acababa de sacar 'Mariposas y torneos de verano' y él había publicado 'Habrá que vivir'. Se nos ocurrió simplemente hacer un pequeño paréntesis los dos y compartir la carga, que a veces es un poco duro eso de ir componiendo tú solo contra los elementos. Lo tomamos de una manera muy sana. Quedamos al principio a tocar, a mirar canciones, vimos que funcionaba todo bien, empezaron a salir temas nuevos con la opinión del otro y sin muchas pretensiones de nada. Eso ha sido muy refrescante porque hemos ido recibiendo el 'feedback' en cada concierto. Está siendo una experiencia maravillosa, la verdad. Esperamos hacer otro centenar de conciertos este año antes de cerrar el proyecto.

En algunas de las canciones de este EP habláis de forma hipotética en muchas ocasiones. “Podría ser que estemos acabados” o “Puede que el sueño haya terminado”. Miráis hacia atrás pero con una revisión agria y amable, siempre optimista…

Pues es que creo que en el fondo lo que estoy contando no es algo muy lejano a la realidad de la mayor parte de la gente que conozco y que me rodea. Es esa incertidumbre laboral que no solo afecta a gente más joven, sino también a gente de mi edad que seguramente se ha preparado durante un montón de tiempo para un trabajo, para una vocación, y ahora descubre que tiene que reinventarse. Es un momento social que estamos viviendo así. Y creo que como pueblo, como nación, con todo lo que nos está cayendo encima, somos bastante optimistas. Veo que la apuesta por la alegría y por el día a día es nuestra tabla de salvación. Acabó la meritocracia, acabó la autopista sin fin del crecimiento, nos queda volver a los valores y tratar de mirar con alegría las cosas sencillas de la vida.

Te veo muy permeable al contexto que te ha tocado vivir.

Sí, pero porque siempre he cantado y compuesto sobre el mundo en el que vivo. Quizás con La Cabra Mecánica hablaba más de ese mundo de la noche y en esta nueva etapa tengo una mirada interior que creo que tiene mucho que ver con lo que se está viviendo a nivel social. Es lo que intento narrar y de lo que me nutro. Y luego también hay gente más joven que está buscando algo más crítico, un mestizaje hecho con humor, una necesidad de evasión. Se están conjugando muchas cosas y todas tienen hueco y lugar.

Cuando te mencionan a La Cabra Mecánica, que sucede en todas las entrevistas que te hacen, ¿llegas al límite ya de la hartura?

(Risas) Es un coñazo, sí, pero, en serio creo que es algo peligroso hoy por hoy. Nos hemos acostumbrado, por un tema de negocio editorial, a que solo se pongan canciones de hace 20 años y solo se permiten novedades a unos artistas muy concretos que evidentemente para estar ahí pagan ciertos peajes, que no voy a criticar porque el sacrosanto deber de llenar la nevera es incuestionable. Pero tengo la sensación de que cada vez que se me menciona a La Cabra se hace intentando que sea yo el que eche la vista atrás y en el momento en el que lo haga, se acabó. No veo que nadie quiera que vuelva a un proyecto antiguo con canciones nuevas: quieren las canciones de hace 20 años y no quieren nada más ni que sigas evolucionando aunque sea dentro de ese esquema anterior. Y eso algo que no estoy dispuesto a hacer. Soy un señor mayor pero me queda vida por delante y creo que tengo cosas que contar.

Es curioso, porque eso no pasa tanto en el cine o en la literatura, ¿no crees?

Claro, ahí la gente sí que demanda novedades. Es que la música popular en ese sentido se ha vuelto muy reaccionaria, nadie quiere nada nuevo. A mí no me importaría hablar de La Cabra pero es que creo que cada vez que hago esto, estoy haciendo de menos mi anterior proyecto. Entiendo la necesidad de mirar hacia atrás para recordar tiempos más felices para todos pero yo necesito seguir mirando hacia adelante, seguir viviendo.

¿Por qué consideras que nos cuesta tanto mirar al futuro en ese sentido?

No estoy seguro, pero desde luego somos una sociedad que vive de espaldas al paso del tiempo, a la muerte o a la vejez. Parece que queremos prolongar contra natura la juventud o la apariencia. No sé, cada uno es cada cual, pero yo creo que eso es un error. Yo no echo de menos a la persona que fui, creo que soy mejor persona ahora. Sigo estudiando música, estoy tocando, cantando y componiendo mejor que hace 20 años y noto que sigo creciendo. Quizás nos falta ese diálogo intergeneracional entre rockeros. Hay muchos de ellos que hablan como 'abuelos cebolleta', clamando eso de que lo que se hace ahora es una mierda, que lo bueno era lo de antes… Y por otra parte están los jóvenes intentando hacerse hueco. En realidad siempre ha sido así y no creo que vaya a cambiar, pero ahora creo que está pasando más y es algo bastante triste.

¿A qué se debe el preguntarte qué haría Loquillo (en la canción del EP con ese nombre)?

Loquillo es una reflexión sobre la masculinidad o sobre el concepto de ser hombre que ahora mismo está también muy polarizado, como muchos temas sociales. Por una parte veo a cierta parte de la izquierda más purista decir una serie de barbaridades sobre el hecho de ser hombre que realmente me asustan; y por otro lado veo a ese 'geyperman' de ultraderecha que tiene un partido con nombre de amplificador inglés (en referencia Santiago Abascal y a Vox) que también te provoca pánico. Y dices, dios mío, ¿entre estos dos extremos tan separados estamos los demás? Hay muchas formas de ser hombre, no hay una sola manera. Entiendo que la polarización es buena para ellos, pero no hay más que eslóganes, frases construidas y dogmas de fe con muy poco contenido, hechos para irritar a las masas.

Y tampoco en esta cuestión hay diálogo…

El diálogo ha desaparecido y se nos va a quedar todo por hacer. No vamos a reconciliar a este país y las heridas serán más grandes, como las de la memoria histórica. Tenemos también problemas muy graves con el machismo, pero creo que debemos abordarlos de manera equilibrada, no de una manera tan polarizada, no buscando un enfrentamiento o una guerra de sexos, que es lo que está ocurriendo. Por todo ello es por lo que reflexiono con Loquillo, utilizando esa figura de personaje pétreo e intocable, con gran seguridad y confianza.

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