Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Salir del ‘nido’, una misión imposible: “Casi nadie tiene facilidades para emanciparse”

El peso de la vivienda nueva en el mercado inmobiliario ha caído a la mitad en cuatro años.

Alicia Avilés Pozo

Durante el año 2017 se ha hablado de la crisis como un hecho pasado. Los indicadores económicos así lo constatan, pero ¿lo hace también la sociedad? Los jóvenes siguen siendo un referente a la hora de analizar las consecuencias de casi una década de recortes y falta de oportunidades para la juventud. Y el año ya terminado no ha sido una excepción. El último informe sobre emancipación juvenil del Consejo de la Juventud de España, que analiza la situación en el primer semestre, vuelve a reflejar las dificultades para independizarse del núcleo familiar, con mayor incidencia en Castilla-La Mancha en algunos casos concretos.

Un dato importante de análisis que es que en esta comunidad autónoma se ha dado en este periodo una importante caída del número de personas menores de 30 años que se encontraban emancipadas, que sitúa la tasa de emancipación de la población joven en un 17,7%, 1,7 puntos por debajo del conjunto de España. Mientras, también ha caído la tasa de emancipación residencial de la población de 30 a 34 años. En relación al género, la emancipación desciende entre las mujeres jóvenes, un 11,03%, mientras que en el caso de los hombres aumenta un 3,41%.

Son muchos los factores que han propiciado este empeoramiento de los datos. Por ejemplo, respecto a los flujos migratorios intracomunitarios, Castilla-La Mancha muestra uno de los peores resultados de España, con una importante pérdida de población joven en favor de otras comunidades autónomas.

Si a ello unimos el inefable paro juvenil en la comunidad autónoma, el contexto es del todo desfavorable: el desempleo entre las personas menores de 30 años ha tenido una disminución interanual, con mayor incidencia entre las mujeres jóvenes que entre los hombres. Aunque se señala de forma positiva que la juventud en paro durante más de un año se ha reducido respecto al mismo periodo del año anterior en un 29,25%, esta constituye aún el 43,3% del total, más de cuatro puntos por encima de lo que ocurre en España en su conjunto.

Por el contrario, se ha producido un descenso interanual del 6,1% del número de personas jóvenes que no tenían salario, pero con disfunciones: mientras el salario joven ha aumentado respecto al año anterior un 0,97%, los ingresos por hogar joven han aumentado un 9,82%. Sin embargo, Castilla-La Mancha se mantiene como una de las comunidades autónomas donde la capacidad adquisitiva de las personas jóvenes es menor.

Pasando de las cifras a las personas, esta situación es la que viven jóvenes como Laura, de 27 años. Desde hace casi diez años se ha dedicado a estudiar, primero una carrera universitaria y luego una oposición. Con el coste de la matrícula después de la subida de tasas y el precio del transporte, nunca ha dispuesto de recursos suficientes para independizarse. Tampoco ahora.

“Nadie tiene facilidades para emanciparse. O bien porque no encuentran trabajo hasta pasado un tiempo después de acabar la carrera o porque si tienen la suerte de encontrar trabajo después de terminar sus estudios (o sin ellos), ni sus sueldos ni el tipo de trabajo que tienen les da la seguridad para poder marcharse de casa”.

Otra situación muy generalizada se da cuando los jóvenes consiguen entrar en el mercado laboral. Ahí entra en juego la precariedad. Es el caso de José María, de 30 años y técnico de Iluminación, Captación y Tratamiento de la Imagen. Hace siete años se fue a vivir con unos amigos a una casa grande por un precio asequible. Entonces tenía un trabajo como reponedor de máquinas de tabaco. Pero ocurrió que cuatro de ellos se quedaron en paro y volvió a casa de sus padres, aprovechando además para terminar sus estudios. Fue entonces cuando comenzaba a “trastear” con una cámara de fotos y descubrió que su futuro estaba en la fotografía, matriculándose en un grado superior.  

“Mientras estudiaba estuve cobrando el paro, que se acabó cuando me quedaban cuatro meses para terminar el grado superior, por lo que tuve que buscarme un trabajo para poder cubrir mis gastos”, explica. Regresó al mundo laboral de camarero los fines de semana por 485 euros al mes. Considera que “era una etapa que tenía que pasar” si quería dedicarse a lo que estaba estudiando y de hecho estuvo haciendo prácticas no remuneradas en las que se le iba parte del sueldo solo en gasolina.

Renunciar a la emancipación por la vocación

Tras terminar las prácticas, se encontró con otro obstáculo: el mundo del autónomo. “Muchas empresas requieren que seas autónomo para trabajar con ellos, por lo que de una forma u otra me veía haciendo trabajos cobrados en B y meses después. Pero así he estado bastante tiempo, intentando conseguir clientes y haciendo trabajos gratis para conseguir un nombre y algo más de práctica”. Finalmente dejó su trabajo como camarero tras conseguir otro en el aeropuerto, por diez horas a la semana y por turnos rotativos. Gana unos 500 euros, por lo que ni siquiera se plantea independizarse ya que no quiere renunciar a tener tiempo para seguir explotando su vocación como fotógrafo y además ya se ha hecho autónomo.   

“Con el tiempo entre mi chica y yo intentaremos irnos a vivir juntos pero ella está en la misma situación. Terminó la carrera a la espera de oposiciones y trabaja en una empresa de media jornada ganando menos de 500 euros al mes. Te planteas muchas veces dejar tu vocación para encontrar un trabajo indefinido, pero ahora mismo no hay nada estable y el que parece que lo es, al final estás trabajando más de 40 horas semanales por menos de 900 euros. No merece la pena”.

En este escenario también hay cifras positivas. El informe del Consejo de la Juventud se refiere a la vivienda, uno de los datos más importantes para analizar el grado de emancipación. A diferencia de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, los precios del alquiler se han mantenido prácticamente en el mismo nivel, con un ligero incremento respecto al año anterior del 0,55%. Esto ha hecho que, dado el aumento de la capacidad adquisitiva de las personas jóvenes en Castilla-La Mancha en el último periodo, el esfuerzo para acceder a una vivienda en régimen de alquiler en términos de ingresos se haya reducido de forma importante en el caso de los hogares jóvenes, un 8,44%, y ligeramente en el caso de una persona asalariada, un 0,42%.

En el caso de la compra de vivienda, los precios prácticamente se mantienen, con una ligera caída del 0,22% en relación al año anterior. Así, del mismo modo que ocurría respecto al alquiler, para los hogares jóvenes se registra una importante disminución del 10,06% del esfuerzo que deben realizar para comprar una vivienda, mientras que en el caso de las personas jóvenes asalariadas esta reducción es menor, de un 2,18% en este caso.

Esta evolución positiva, sin embargo, no ha permitido que las personas jóvenes asalariadas puedan acceder a una vivienda, ya sea en régimen de alquiler o de compra hipotecaria, sin sobrepasar el 30% recomendable de sus ingresos.

A pesar de esta situación, observando el régimen de tenencia de la vivienda, el Consejo de la Juventud de España señala que la población menor de 30 años emancipada opta por la fórmula del alquiler, siendo el caso de un 55,7% del total de personas jóvenes, mientras que el 23,3% vivía en régimen de propiedad con hipoteca. Se ha dado, sin embargo, un descenso del porcentaje de ingresos que los hogares jóvenes destinan en ambas modalidades, situándose en el 23,5% y el 23,6% para compra y alquiler, respectivamente. El coste de los suministros se ha reducido un 12,01%, lo que representa un 10% de los ingresos de un hogar joven, un 22,07% menos que en el año anterior.

Etiquetas
stats