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Los dos años en blanco de la energía eólica en Castilla-La Mancha

EFE

Alicia Avilés Pozo

Los datos a cierre de 2015 aportados por la Asociación Empresarial Eólica son irrefutables: en los dos últimos años no se ha instalado en Castilla-La Mancha ni un solo megavatio de energía eólica. En el caso del ejercicio pasado, la tendencia ha sido la misma que en España. El dato resulta significativo si se tiene en cuenta que Castilla-La Mancha, según el mapa eólico que actualiza esta asociación de forma regular, la potencia acumulada hasta el último mes de diciembre fue de 3.807 megavatios en un total de 139 parques eólicos, ocupando la segunda posición después de Castilla y León, con 241 instalaciones y 5.561 megavatios.

La situación se debe a los años complejos por los que ha atravesado todo el sector de las energías renovables, después de que en la década de los 90 del siglo pasado experimentaran un impulso gracias al apoyo de gobiernos anteriores a las medidas de regulación, a la apuesta de las empresas por esta potencia y a una opinión pública favorable. Este último punto fue determinante en el caso de Castilla-La Mancha, debido a que la instalación de parques eólicos suponía fijar la población, evitar la emigración a las ciudades y recuperar puestos de trabajo.

Así lo explica Sonia Franco, directora de Comunicación de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), quien sitúa en el inicio del nuevo siglo el cambio de la tendencia. España ha pasado de ser la cuarta potencia del mundo en energía eólica y un ejemplo por contar con industria propia en toda la cadena de valor, a ceder un puesto en el ranking mundial. Según apunta, con la llegada del PP al poder se produjeron los dos hechos más significativos que invirtieron el alza de este sector: la denominada 'moratoria verde' para todas las renovables, que prohibió contratar nueva potencia con incentivos, sino cobrando a precio de mercado; y la reforma de todo el sector energético.

“La eliminación de todos los incentivos ha dejado a todas las plantas eólicas, y en general a todo el sector de las renovables, en una situación de inseguridad jurídica, con miles de pleitos judiciales que aún siguen en marcha y que han paralizado el sector”, afirman desde el colectivo empresarial.

En el caso de Castilla-La Mancha ha habido casos muy concretos. No se trata solo de que no haya nueva potencia instalada, sino que también se han ido abandonando proyectos ya autorizados. Así sucedió en 2014, con la renuncia de la empresa Sociedad Electra Sierra de los Castillos, de Iberdrola, a construir hasta 14 parques eólicos en la provincia de Cuenca, que incluso habían obtenido resolución ambiental favorable.

La esperanza a nivel nacional surgió cuando el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó la Planificación Energética 2020, que cifraba en 6.400 megavatios las necesidades de potencia eólica para toda Espala, y en virtud de la normativa europea. Pero hasta ahora solo ha salido una subasta de 500 megavatios cuando apenas restan cuatro años para ese objetivo y contratar el total es vinculante para España.

La Asociación detalla que el sistema de subastas está ya implantado en Europa y parte del mundo como el mejor para el sector eólico pero considera que es necesario “hacer compatible” este método con “aspectos mejorables” de la normativa como la cláusula que establece que cada seis años se pueden modificar las condiciones económicas de los proyectos. “Es muy difícil conseguir soluciones bancarias a 20 años, que es la vida útil de una instalación eólica, con esa cláusula a seis años”, destacan, recordando que solo hay dos formas de potenciar el sector: o gravar con impuestos más caros a las industrias contaminantes o incentivar las energías limpias, “cuya instalación sigue siendo muy cara pero generan cinco veces más empleo que las convencionales”.

En cuanto a las comunidades autónomas, la AEE también argumenta que con el actual sistema terminan por competir unas con otras. Al no estar previstas nuevas instalaciones, como es el caso de Castilla-La Mancha a la luz de lo sucedido, deben atraer y hacer la oferta de energía eólica que ya tienen “más atractiva”. Además, en el caso castellano-manchego, existe un cánon eólico desde 2011, “con el que para un parque resulta más caro instalarse que en cualquier otro lugar”.

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