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Se confirman las malas previsiones para la campaña del Moniquí

Imagen cedida por Pedro González, UPA Albacete.

Lourdes Cifuentes

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Es una de las frutas insignia de la provincia de Albacete pero las heladas de finales del mes de marzo han mermado su producción. El albaricoque Moniquí, considerado como la joya de la huerta de Tobarra, no ha conseguido superar la climatología adversa de este año y que dejará un producción por debajo del 30% de lo que se esperaba, según estiman desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).

“Lo que estamos viendo es que la cosecha este año se puede quedar en las 500 toneladas aproximadamente cuando una cosecha normal puede estar cerca de las 2.000 toneladas”, explica Pedro González Muñoz, miembro de UPA.

El tiempo ha sido el causante de estos malos datos de cosecha. “El invierno fue atípico– añade Muñoz– sin heladas fuertes y sin lluvias y eso hizo que los árboles se adelantaran”. Y después el descenso en las temperaturas a partir de mediados del mes de marzo, que trajeron consigo heladas, acabaron con cerca del 70% de la producción, en algunos casos y de hasta el 100% en otros.

La situación preocupa a la Cooperativa San Roque de Tobarra que recibe la mayoría de la producción total de este albaricoque. Desde aquí, su gerente, David Díez, no se muestra tan optimista como los miembros de la UPA y cree que, por los cálculos que tienen “no se llegará la 15% del total de la producción”.

Justo acaba de comenzar la campaña, que además este año viene adelantada por el calor, y con el descenso en la producción se pierden además los puestos de trabajo. Y es que el del albaricoque Monequí es uno de los llamados cultivos sociales de los que viven las gentes de Tobarra y sus alrededores, pero este año, tal y como apunta Díez, “se van a perder entre 5.000 y 6.000 jornales” entre la recolección y el envasado de cajas en la cooperativa o en las empresas fruteras del municipio.

El Moniquí es una variedad que únicamente tiene un uso para mercado, “no sirve para hacer conservas esta variedad porque es una fruta que tiene mucha agua”, explica Pedro González, que lo define como un albaricoque con unas características “extraordinarias” para consumo en fresco “pero que es más vulnerable a la climatología”.

Esas mismas características hacen del fruto estrella de la huerta tobarreña un producto de corto recorrido. Es decir, el 90% de la producción del Moniquí se consume en Merca Madrid y el restante en la provincia de Albacete ya que se trata de una fruta “ que no permite mucho día de transporte porque madura muy pronto y se estropea”, añade el miembro de la UPA.

¿Condenado a la desaparición?

“Al final la variedad tiene tendencia a ir desapareciendo, como ha pasado con otras de la zona”, advierte David Díez a esta redacción. El motivo: no sale rentable a los productores y explica que seguro “no está dando la respuesta adecuada a las pérdidas que se tiene en el campo”.

Esto ha provocado que con el paso de los años otros cultivos hayan ido ganándole terreno. Donde antes reinaba solo el Moniquí hoy se siembran hortalizas, viña y melones. “Si no se toman medidas”, dice el gerente de la cooperativa San Roque, en unos años podría no quedar prácticamente nada cultivado de esta variedad. Hoy por hoy pintan un panorama poco halagüeño: “No tenemos ayudas, el seguro no sirve para nada, las producciones son bajas y los precios también”, sentencia Díez.

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