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El calor arrasa con la mitad de las previsiones de producción agrícola y ganadera

Foto: EUROPA PRESS

Alicia Avilés Pozo

Primero fueron las tormentas de abril y mayo. Después llegaron hasta cuatro olas de calor seguidas entre finales de junio y durante tres semanas de julio. Dos factores que han sido inclementes con el campo castellano-manchego y cuyas consecuencias, no solo ya se han notado en las campañas agrícolas actuales, sino que dejan su huella en las previsiones que manejan agricultores y ganaderos para los próximos meses. En la mayoría de los casos, calculan un descenso del 50% en la producción, y lamentan la falta de ayudas directas para estas adversidades, que únicamente pueden cubrir a través de los elevados seguros agrarios.

Por el momento, las olas de calor han afectado a las cinco provincias castellano-manchegas, aunque con mucha mayor incidencia en el caso de Albacete, y en todos los casos por la mezcla de las altas temperaturas de este mes y de las granizadas de mayo. Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) afirman que los cultivos más dañados son los de cereal. La cosecha ha terminado y ya cuentan con una caída de entre un 30 y un 40% con respecto a un año normal. En el caso de Albacete se podría elevar hasta un 50% y en algunas comarcas incluso por encima de ese porcentaje.

En cuanto al viñedo, aunque resulta difícil hacer una previsión, en el sector dan por seguro un adelanto de la recogida de la uva de en torno a 10 o 15 días. También en este caso la producción caerá, sobre todo en la provincia de Ciudad Real y debido a los corrimientos de tierra por las granizadas y a las olas de calor posteriores. El año pasado se produjeron 45 millones de hectolitros de vino y mosto a nivel nacional y 25 millones solo en Castilla-La Mancha, una cifra que UPA cree que no se alcanzará en 2015.

Es el mismo fenómeno que en el caso del olivar. La subida de los termómetros a finales de mayo por encima de las temperaturas habituales se produjo cuando los olivos estaban en plena floración, muchas zonas quedaron estériles, y los técnicos de campo de algunas almazaras ya prevén una caída del 50% para la próxima campaña. Una leve esperanza para la aceituna suponen las lluvias de octubre y noviembre. Aún así, los agricultores llevan ya dos años de malas cosechas, y ni con el precio al alza, consiguen recuperarse.

A todo ello se añade el problema de los regadíos. Cuando no llueve, no generan el mismo rendimiento que cuando el agua del cielo complementa a la de los pozos. “Aunque se está manteniendo el rendimiento, los costes de producción están subiendo, porque hay que aportar mucha más agua que un año normal y eso genera un mayor gasto de energía eléctrica y gasóleo”, explica Ramón Sáez, de UPA.

Sector ganadero y seguros agrarios

Un sector que está especialmente “fastidiado” es el ganadero. Desde este colectivo ya se han recogido demandas por la sequía, que está haciendo que los pastos de los animales se sequen antes de tiempo. Sin lluvia, el aprovechamiento del campo es “muy malo”, y también en este caso suben los costes ya que hay que suplementar con alimentación exterior a esos animales. “Eso incide directamente en que cada vez se produce menos leche y la producción de la carne también baja”, apuntan los ganaderos.

Las quejas que las organizaciones agrarias están recibiendo de los particulares se refieren a todos estos fenómenos y campañas, complementadas por la falta de ayudas directas a explotaciones agrarias, más allá de los avales de la Sociedad Anónima de Caución Agraria (SAECA). Los agricultores cuentan solamente con los seguros agrarios, con los que tienen un problema: las dotaciones económicas del Gobierno central y del autonómico “cada vez van a menos” y es “insuficiente para solventar las adversidades climáticas”, explica Saéz.

Por tanto, el objetivo ahora de los trabajadores agrícolas y ganaderos es que se pueda adoptar un seguro más barato y accesible para todo el mundo, después de cuatro años de recortes y con una cobertura cada vez más cara. Es la petición que llevarán a la próxima reunión con la Consejería de Agricultura: que la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) y el Gobierno regional puedan modificar estas condiciones. “Sería bueno para todos, provocaría que más agricultores contrataran el seguro y al mismo tiempo tendrían mejor cobertura”, concluye el responsable de UPA.

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