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“Aquello era una carnicería. Tuvieron que operar a mi hijo dos veces en 48 horas”

Clínica La Milagrosa, Madrid / Foto: UNILABS

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El caso del hijo de Susana, de 7 años, se ha conocido después de que los primeros padres denunciaran lo ocurrido en la clínica La Milagrosa. Las derivaciones del SESCAM a esa clínica para, en teoría, sencillas operaciones de fimosis y hernias umbilicales a niños acabaron siendo, en el caso de este niño, “una verdadera carnicería”.

Este caso ocurrió en enero, poco después de la Navidad y la misma semana que los casos de los niños de Cuenca y Albacete. A Susana le llama el SESCAM para comunicarle que tiene la posibilidad de que su hijo le operen en esa clínica, lo cual agrada a la madre porque su pueblo de Toledo está a medio camino entre Toledo y Madrid y además no tiene que esperar tanta lista de espera para la operación, por lo tanto acepta. La propia Susana cuenta que le dieron a elegir y tomó esa opción.

Desde entonces el calvario de su hijo aún no ha acabado: un viernes a las 18:15 es citado en la clínica para realizarle la operación, con anestesia general. En menos de 30 minutos el niño estaba dado de alta. “Yo no entiendo la rapidez de la operación porque para eso están los médicos, pero fue todo muy rápido. Y cuando acabó la operación le dieron un zumo y el alta, y ya acabó todo. Nos dieron el parte y un teléfono para llamar en caso de que pasase algo. Todo con prisa, acelerado, todo muy rápido. Como si fuésemos ganado”.

Al día siguiente, cuando esta madre le retira por primera vez la gasa al niño, se encuentra una herida muy fea “que yo no sé si es normal o no, pero tenía mucha sangre y pus, algo que me parecía demasiado”. Cuando llamó a la clínica para preguntar si era normal le dijeron que “era una exagerada” y que todo era normal y correcto, que no podía esperar que estuviese tan bien al día siguiente. Afortunadamente esta madre pidió una segunda opinión y llevo al niño por las quejas que tenía al hospital de Toledo, donde lo vio el pediatra de guardia. La opinión del pediatra (un sábado, 24 horas después) fue clara: había que operarle urgentemente para no perder parte de sus genitales. Entre las dolencias ocasionadas tenía una torsión testicular.

El día siguiente el niño vuelve a entrar en quirófano. A la salida los médicos le dicen que no pueden asegurar que no sea necesaria una nueva operación después para salvar sus testículos.

Más de dos meses después, este niño (cuyo nombre omitimos) sigue con las curas. No necesitará más operaciones y ha salvado sus órganos. El SESCAM ya le contó a esta madre que La Milagrosa le llamaría para pedirle disculpas por la operación mal realizada, una llamada que nunca se realizó y que Susana tampoco espera porque “no quiero saber nada de esa gente”. De hecho el SESCAM después de la segunda operación la citaba para las curas en la clínica madrileña aludiendo que habían vendido los servicios de la operación y curas posteriores a esa clínica. “No vuelvo a llevar a mi hijo a esa clínica pase lo que pase”.

“No sé lo que pasó. No sé si es que como mi hijo era el último paciente de toda la semana es que tenía prisa el cirujano, porque nos trataron con toda prisa, queriendo sacarnos de allí lo antes posible, con el alta lo antes posible, casi empujándonos. Como ganado”.

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