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El confinamiento en el casco histórico de Cuenca: “Nos hemos dado cuenta de que no somos muchos”

Casco Histórico de Cuenca

Francisca Bravo Miranda

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Al igual que en el resto de España, el casco antiguo de Cuenca vio como el tráfico de turistas se detuvo en seco el pasado 14 de marzo. Desde entonces, el barrio ha estado “muy tranquilo”, explica el presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Gerardo Rubio. “Nos hemos encontrado en los balcones unos cuantos, pero nos hemos dado cuenta de que no somos muchos”. La tienda del barrio ha sido el “punto de encuentro para poder hablar.

Eso es lo que tienen disponible los vecinos de Cuenca, junto a una carnicería, el kiosko y una carnicería, así como una farmacia y un cajero. Cajero que tuvieron que pedir explícitamente a Globalcaja que no retiraran del barrio, recuerda Rubio. “Hemos hablado, sí, manteniendo siempre las distancias”, explica.

La Asociación comunicó a los vecinos que estaban disponibles para ayudar en lo que necesitasen como compras o salir a la farmacia, pero recalca que ninguno de los vecinos se ha acogido a esta posibilidad. “Todo el mundo se ha arreglado con su familia. El barrio no ha tenido problemas. Hasta donde sabemos hay sólo un vecino ingresado, Antonio Pérez, de la Fundación homónima, pero porque se cayó y tuvieron que ingresarlo. No fue por el virus”, relata.

Pérdida de población

De todos modos, Rubio lamenta que la pérdida de población en el barrio es “constante”. “Calculamos que cada mes o cada dos meses se nos va un vecino por una razón u otra”, explica el presidente de la Asociación de Vecinos. Entre los problemas de la zona, señala, se encuentra la dificultad para aparcar o la falta de servicios. “Es una problemática que tienen todos los cascos antiguos. Pero los políticos no parecen estar por la labor de la renovación de los cascos”, lamenta Rubio.

Desde la Asociación explican que una de las posibilidades que quieren impulsar en el casco es la de promover espacios para la creación de empresas, como podría ser un centro de coworking que sí existe en otros cascos como el de Toledo. “O un centro de asociaciones, para hacer reuniones y talleres y de esa manera que la gente pudiese subir al casco”. Y es que existen espacios acíos, aseguran, que serían adecuados para ello, como la Casa del Corregidor o el Consorcio.

“Así habría actividades para que los jóvenes tuviesen motivos para subir”, explica. Y es que señala que los vecinos de la ciudad suben “muy poco” al casco, por lo menos a diario. “Suben más en fin de semana o por la noche, por los bares o pubs”, señala. Y es que “no hay nada que hacer, aquí lo único que se promueve son los museos”, seeñala. Ahora mismo, durante el confinamiento, ven que en la plaza principal “no hay absolutamente nadie”, excepto en las horas en las que se puede pasear.

“Sabemos que la gente sí puede y quiere subir andando, porque lo vemos por las tardes”, señala. La Asociación también se replantea sus actividades tradicionales de cara al verano, como la tradicional fiesta del solsticio de verano que ya no podrá celebrarse, así que tendrán que hacerla de manera virtual el próximo 20 de junio. También deberán  replantear las citas de cine de verano, porque lo ven “complicado” por las medidas de seguridad. “A lo mejor celebramos solsticio de otoño. Todavía no lo sabemos”, concluye.

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