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Una conquense entre los nominados a los 'Goya' de la Educación

Asun Flores, docente conquense

Gorka Díez /Las Noticias de Cuenca

Paciencia. Corazón. Amor. Y mucha ilusión. Son los ingredientes que la maestra de Infantil Asun Flores Vicente (Cuenca, 1976), única conquense nominada al Premio al Mejor Docente de España del curso 2017/2018 que convoca la plataforma Educa, considera fundamentales a la hora de ejercer la docencia.

“Los maestros somos un poco actores y un poco magos. Tenemos que tener muchos recursos, mucha formación, mucha imaginación, para llegar a un público que siempre es exigente”, considera.

En su caso, en este curso imparte clases a alumnos de Infantil de los colegios públicos Virgen de Manjavacas y Santa Rita, de Mota del Cuervo, aunque el año pasado lo hizo en el CEIP Gúzquez, de Villamayor de Santiago, labor por la que ha sido nominada. Y solo tiene buenas palabras para su trabajo.

“Para mí no es complicado, porque lo amo y me gusta mucho. Intento trabajar mucho las experiencias en una etapa en la que los niños tienen que vivir, experimentar, manipular, observar. Mi trabajo se basa en eso y en la educación emocional: en poner el corazón y escucharlos, porque, aunque solo tengan tres años, tienen muchas cosas que contar”.

Flores Vicente considera así que a los niños hay que enseñarles a saber por qué están alegres o tristes, cuál es el origen de sus alegrías o de sus miedos, por qué ríen o lloran. “Y para eso hay que hablar mucho con ellos y escucharlos”.

Fruto de su implicación, forma parte de un blog formativo, ‘Míranos y únete al cambio educativo’, en el que comparte ideas y experiencias con docentes de distintas partes del país con el fin de, entre todos, mejorar el modo de educar a los alumnos. “Creemos que se puede cambiar la onda educativa actual”. Para ello, apuestan por “más experimentación y no tanta ficha. Hay que seguir el currículum y la legislación, una serie de pautas dentro del aula, y las ratios actuales son muy amplias, pero dentro de eso se pueden hacer experimentos, abrirnos más, con el objetivo de que el niño viva y sienta”.

Del mismo modo, considera fundamental tratar a todos los alumnos por igual, sean niños o niñas o tengan o no algún tipo de discapacidad, autismo o trastorno del lenguaje. “La inclusión es muy importante en la educación”.

La docencia, además, no empieza y termina en las aulas. “Los patios también tienen que ser dinámicos, lugares en los que se siga aprendiendo. Y Asun Flores no es que llegue a casa y ya, sino que tiene que preparar actividades, seguir formándose… Ahora en unos días me voy de curso, tengo que preparar un congreso para finales de octubre y organizar un seminario en el cole. Y estas son cosas que hago porque quiero, porque esta es una profesión que me gusta y me apasiona”.

Eso sí, reconoce que hay docentes un tanto “anclados” en una determinada manera de impartir las clases que deberían reciclarse periódicamente. “Hay que abrir mentes, los ojos… Ver que son muchos los recursos que podemos utilizar, como las nuevas tecnologías. En clase hemos trabajado por ejemplo con los códigos QR a través de un juego de la selva en el que los niños tienen que resolver unas incógnitas. A través del juego es como se llega al aprendizaje”.

En su caso personal, el único handicap que observa, dada su residencia en la capital conquense, es tener que recorrer dos veces al día los 111 kilómetros que separan Cuenca de Mota del Cuervo. “Hay que estar todos los días en la carretera y sabemos cómo es el invierno en Cuenca”.

Los nombres de los finalistas del Premio al Mejor Docente, al que optan un total de 1.849 maestros y profesores de toda España, 147 de Infantil, se darán a conocer el 5 de diciembre. Pero, independientemente de que resulte elegida o no, para Asun no hay mayor premio que haber sido propuesta como candidata por los que fueran sus alumnos en el CEIP Gúzquez de Villamayor de Santiago, junto con sus progenitores y abuelos.

“Es una sorpresa que no me esperaba y que me ha hecho mucha ilusión. Que reconozcan tu labor es un premio no solo individual, porque, aunque este año sea yo la cabecilla, hay muchos otros compañeros a pie de aula que realizan un trabajo excepcional, muchos de los cuales me han ayudado en mi labor, porque esto no viene por ciencia infusa. Este es un trabajo en conjunto y los maestros somos un grupo, una piña”.

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