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La economía regional crecerá este año pero con señales de desaceleración en 2019

La OCDE percibe un crecimiento estable en la economía de sus países miembros

Teresa Sánchez Garzón

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La economía de Castilla-La Mancha alcanzará un crecimiento en 2018 del 2,8%. En el primer semestre de este año, el PIB regional podría haber crecido a un ritmo del 0,8% trimestral, lo que permitiría que en el conjunto del año, la actividad en la región se pueda incrementar en un 2,8%, tres décimas por encima de cómo lo hizo en 2017. Así lo indica el Servicio de Estudios de BBVA en su último informe ‘Situación Castilla-La Mancha’ presentado en Toledo, por el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, y Juan Carlos Hidalgo, director de la Territorial Centro de BBVA.

Según el BBVA Research, esta evolución de la economía castellano-manchega se debe al buen comportamiento del consumo privado, y se produce a pesar de la desaceleración de la inversión en bienes de equipo y las exportaciones, que no obstante mantienen un tono favorable. “El crecimiento del consumo privado continua a buen ritmo, apoyado por el dinamismo de la creación de empleo”.

La inversión en vivienda crece, según el informe, pero esto no se ha trasladado aún a los precios. También el sector público ha impulsado tanto el consumo como la inversión. Además, el sector turístico regional, aunque tiene un peso menor que en otras comunidades, mantiene un comportamiento positivo.

En este contexto, el crecimiento en 2018 de la comunidad se podría situar en torno al 2,8% y alrededor del 2,6% en 2019, completando así cinco años de crecimiento anual promedio del 3,0%. “Diversos factores contribuirán a este avance por un lado la solidez de la creación de empleo debería continuar apoyando el dinamismo del consumo privado. Por otro lado la laxitud de la política monetaria en un contexto de lenta normalización, permitirá mantener unas condiciones financieras que impulsarán la inversión. En el ámbito de la política fiscal, los Presupuestos Generales del Estado aprobados para 2018 apuntan a un tono más expansivo, que impulsa la renta de los hogares en la segunda mitad de este año”.

De cumplirse el escenario planteado para Castilla-La Mancha, entre el final de 2017 y el de 2019 se espera que se puedan crear unos 48.000 puestos de trabajo y reducir la tasa de paro hasta 14,8% al final de dicho periodo. “La creación de empleo se está produciendo a un ritmo relativamente elevando, destacando Albacete, Toledo y Guadalajara. No obstante aunque a finales de 2019 Castilla-La Mancha podría haber recuperado el nivel del PIB absoluto y per cápita de antes de la crisis, el empleo será aún un 4,5% inferior al máximo alcanzado en la anterior época expansiva”.

“Se ha recuperado alrededor de un 60 por ciento del empleo perdido durante la crisis. Toledo, Guadalajara y Cuenca han tenido un paso por la crisis algo menos intenso, ya que la destrucción de empleo fue menos intensa que en otras áreas de la Comunidad Autónoma con una recuperación algo más intensa”, ha señaladoMiguel Cardoso.

Esto estaría en “contraposición” con las áreas rurales, donde la recuperación es “más lenta”, como consecuencia de la dependencia a sectores que han sido afectados por el ajuste durante la crisis, como el sector de la construcción.

Retos de la economía regional

Sin embargo, en un entorno donde las perspectivas de crecimiento de la comunidad autónoma se mantienen sólidas, BBVA Research ha observado señales de desaceleración de cara al 2019 que suponen “exigentes” retos a medio plazo para la economía castellanomanchega.

“El incremento de la demanda interna podría ser menor que en años anteriores. Esta desaceleración se explica principalmente por el agotamiento del empuje ligado a la demanda embalsada durante la crisis, así como la pérdida de tracción de los vientos de cola y la normalización progresiva de la política monetaria”.

Además según el Informe, el repunte del precio del petróleo de los últimos meses tendrá un efecto negativo sobre la renta disponible de los hogares y los costes de producción de las empresas. Finalmente, algunos indicadores como la afiliación sugieren que perdura el efecto contractivo de la incertidumbre sobre la economía catalana, lo que podría condicionar negativamente el comportamiento de la economía castellanomanchega.

El economista de BBVA ha asegurado que Castilla-La Mancha podría haber crecido dos décimas más si no se hubiera producido la crisis catalana, ya que este conflicto ha supuesto una “disminución importante y atípica en la economía catalana”.

Miguel Cardoso ha indicado que el aumento de la incertidumbre política en Catalunya ha supuesto una “desaceleración”, ya que ha tenido un efecto “negativo” sobre su capacidad de crecimiento. En este sentido ha dicho que Cataluña es una parte “importante” de la demanda interna española, lo que ha supuesto una reducción de la capacidad de crecimiento de las empresas castellano-manchegas.

En el entorno de la economía castellanomanchega, la probabilidad de algunos riesgos ha aumentado respecto a hace unos meses. Así aunque la incertidumbre de política económica en España parece reducirse, persisten las dificultades sobre el tono de la política fiscal hacia 2019. Fuera de España, un aumento adicional del precio del petróleo, el desenlace del proceso de negociación del brexit, el aumento de las tarifas arancelarias o un menor crecimiento en la UEM podrían inducir una desaceleración del crecimiento del PIB regional.

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