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Creando Oportunidades

Viajando a MARTE: Aquellos buenos propósitos post vacacionales...

Foto: EFE

Rafael López

Se acaban las vacaciones y a menudo la vuelta al trabajo es difícil. El periodo vacacional, al igual que las fiestas de fin de año, suelen ser propicios para la reflexión y la elaboración de una lista de buenas resoluciones. El ritmo en el que vivimos durante el año, esa rutina, nos impide muchas veces parar y pensar en nosotros.

Es muy habitual empezar el curso con voluntad de cambios y con reflexiones como:

“Este año debo organizarme mejor y trabajar menos horas”

“Para perder lo que he engordado me voy a apuntar al gimnasio”

“Quiero dedicarle más tiempo a mi familia”

“Quiero cambiar de trabajo”

“Quiero aprender a cocinar”

“Quiero apuntarme a un curso de especialización profesional”

“Quiero delegar más para tener más tiempo”

Y podríamos seguir la lista con muchos más deseos, cada persona con el suyo. Y escribo deseo y no objetivo porque a estas alturas todavía no es un objetivo. A través de este deseo tan solo nos estamos diciendo que necesitamos un cambio en nuestra vida.

Muchos de estos deseos se verán eliminados por uno de los enemigos más mortíferos de nuestros sueños: los “esques”:

- “Esque” no tengo tiempo

- “Esque” llego a casa y devoro

- “Esque” no me salen las cuentas

- “Esque” estoy muy cansado

- “Esque” no me puedo fiar de nadie

- “Esque” la cosa está muy mal para cambiar de trabajo

- ...

Estos “esques” tienen el valor que le queremos dar, se convierten en una creencia más. Pero el caso es que existen personas que consiguen llevar a cabo estos propósitos, con lo cual, imposible no es.

¿Quién no ha pensado en algún momento de su vida lo de “sólo hay una vida, es breve y hay que aprovecharla”?

El caso es que el periodo vacacional nos recuerda que durante el resto del año nuestra vida es mejorable, y la mayoría de las veces depende de nosotros mejorarla. El secreto: convierte tus deseos en objetivos y ve a por ellos. El gran problema de un buen propósito es que suele quedarse en una intención y que no se hace nada o se hace poco para llevarlo a cabo. La intención no genera resultados, querer algo no es conseguirlo, para conseguirlo hay que hacer algo. Y es posible que no logremos el resultado esperado pero si somos persistentes podremos emprenderlo otra vez y avanzar hasta conseguirlo.

Una de las técnicas utilizadas para valorar la validez de un objetivo consiste en aplicar la regla nemotécnica de MARTE. Un objetivo ha de ser:

Medible: Debo ser capaz de valorar el grado de cumplimiento en todo momento a través de indicadores prefijados.

Alcanzable: Los objetivos deben ser realistas. Fijarse objetivos inalcanzables genera frustración. No puedo recorrer andando el Camino de Santiago desde Castilla-La Mancha hasta Santiago en 4 días.

Retador: Fijarse objetivos ambiciosos motiva e incrementa nuestra autoestima. Os invito a salir de vuestra zona de confort.

Tiempo: El objetivo ha de estar planificado en el tiempo, ¿cuánto tiempo se necesita para cumplirlo?

Específico: Los objetivos demasiado generalistas también generan frustración. Bajad al detalle. La mayoría de la gente tiene como objetivo “ser feliz”, aun así ser feliz es demasiado generalista. Henry Ford decía que “no existe un objetivo imposible de alcanzar si se fracciona en micro objetivos”.

Pasar a la acción es fundamental, os invito a preparar un listado con un máximo de tres buenos propósitos, los que consideréis más importantes. Una vez que lo tengáis, contestad a las siguientes preguntas:

1. De 0 a 10, ¿cuánto es de importante para mí conseguir este objetivo?

2. ¿Cómo será mi vida cuando lo haya conseguido?

3. ¿Qué consecuencias, positivas y negativas, tendrá para mí o para mi entorno conseguir este objetivo?

4. ¿Cuál es mi situación actual?

5. ¿Qué obstáculos me voy a encontrar en el camino?

6. ¿Qué recursos tengo a mi disposición para conseguir mi objetivo?

7. ¿Qué recursos (que no tengo) necesito para conseguirlo?

8. ¿Cuál va a ser mi primer paso para conseguir mi objetivo? ¿el segundo? ¿el tercero?...

9. ¿Cómo sabré que estoy en el buen camino?

Posiblemente una de las preguntas más importantes es la primera. Valorad seriamente si ese objetivo es importante para vosotros. Si no lo es, no malgastéis vuestro escaso tiempo en deseos que nunca llevaréis a cabo. Si lo es haced algo para conseguirlo, es uno de los caminos para lograr la felicidad.

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