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Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

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Castilla-La Mancha no merece una presidenta que se esconde

Entrada de la puerta de atrás del Teatro Circo de Albacete, por la que entró Cospedal al Congreso Internacional de Tauromaquia

Cuando se es representante de algo qué menos que escuchar a ese colectivo. En el caso de Castilla-La Mancha, la presidenta es María Dolores de Cospedal y el colectivo son todos los castellano-manchegos. Si no se quiere escuchar o no se está dispuesto a hacerlo esa persona está demostrando que no vale (o no quiere valer) para ser presidente/a de lo que debe representar.

Así es, o al menos eso es lo que demostró María Dolores de Cospedal en su llegada al Teatro Circo de Albacete para la inauguración y para la clausura del Congreso Internacional de Tauromaquia. Ella, junto a José Ignacio Wert en la inauguración, protagonizó una puesta en escena digna de todo lo que no debe hacer un cargo público en cualquier evento.

No hay que confundir cercanía con romper las medidas de seguridad: está claro que la seguridad es primordial y siempre debe primar ante todo. Por ello eso no lo increpo, todo lo contrario, hay que felicitar a los cuerpos policiales y de seguridad que hacen su trabajo. Crearon un perímetro de seguridad como en estas ocasiones y actos con autoridades y todo estuvo perfectamente sincronizado.

Sin embargo la presidenta (y el ministro, que tampoco hay que olvidarlo) van más allá. No es que se les corte un camino para llegar al recinto estipulado, sino que se les prepara tres vías diferentes, para que elijan. Para entrar a un recinto en el que nadie no acreditado podía estar, en el que todo el mundo fue identificado y en el que había dos tipos de personas: los que estaban trabajando y los que asistían al congreso como un espectador más (acreditados también). Ningún problema, ninguna manifestación, ni una persona que a título personal quisiera decir nada. Gente asistiendo a un evento, como puede ser cualquier obra de teatro o musical en cualquier recinto.

Por eso cuando el primero en llegar fue Vicente Tirado, presidente de las Cortes, recorriendo andando los metros de cerco policial como una persona más, a nadie le extrañó. De hecho a Tirado se le hizo alguna fotografía y entró a ocupar su lugar reservado. Marcial Marín llegaba saludando, charlando con conocidos en la puerta principal del teatro, ojeando el programa previsto. Como otra persona más. Lo que los medios allí presentes no podíamos imaginar es que Marín y Tirado eran los “ganchos” para que mientras tanto Cospedal y Wert entraran por la puerta de atrás, por la tramoya, por donde se meten los decorados y equipos técnicos, por la puerta de carga y descarga, saltando los cables de las unidades móviles allí desplegadas. Una bonita analogía de su papel en el teatro, carga y descarga.

La situación no lo requiere, la gente conversa animadamente, los periodistas solo quieren hacer su trabajo como cualquier persona. Pero Wert y Cospedal, en una actitud déspota, cobarde y prepotente, eluden a toda persona para entrar por la puerta de atrás, para que nadie les vea. No es ya miedo de presentarse ante la ciudadanía, sino miedo a presentarse ante cualquier otra persona no aceptada por ellos. Porque todo el presente estaba allí identificado y acreditado, porque el cerco policial estaba perfectamente custodiado, pero parece que eso tampoco les es suficiente.

Gente así no merecen representar a nadie. Ni a un país, ni a una comunidad autónoma ni a su bloque de vecinos. Por eso no critico a los políticos; tampoco critico al PP (la actitud de Tirado, la alcaldesa Carmen Bayod o de Marcial Marín fue muy correcta, perfecta y acorde con la situación). Critico a María Dolores de Cospedal y a José Ignacio Wert, que tienen miedo hasta de los profesionales que hacen su trabajo. Un miedo que tiene fácil solución: si no les gusta, márchense. Hasta nos harían un favor, porque la gente merece que su represente al menos quiera respirar el mismo aire que los demás, y no viva en su burbuja pagada con el dinero de los contribuyentes.

Ni Felipe VI preparó tal dispositivo ni se anduvo con ese “juego de trileros” al que asistimos en Albacete. Ni el mismo rey hace escasas semanas. Pero luego Cospedal no duda en decir que es elogiada y aclamada por todos los castellano-manchegos. Me gustaría que la propia Presidente me dijese si es que es tan querida que tiene que entrar a los sitios por la puerta de atrás. Espero que a partir del 24 de mayo el presidente/a de Castilla-La Mancha entre a los recintos por la puerta principal y no tenga miedo de su propio pueblo. Y por supuesto que no sea Cospedal, que cada elector sea libre de votar la elección que más desee, pero que sea un representante que no se esconda.

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