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Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

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Com-prometer-se

José García Molina / Foto: EUROPA PRESS

José García Molina, diputado y secretario general de Podemos Castilla-La Mancha

Los significados de ciertos términos pueden acabar resultando desconcertantes para la sintaxis política común. El compromiso, como responsabilidad u obligación que se asume o se contrae con una idea o un sujeto, define la riqueza desaprovechada de la polisemia del léxico político. No obstante, la mayoría de la acción política está, de una u otra forma, implicada en una interpretación del compromiso. Contraemos obligaciones y compromisos con otras personas, nos com-prometemos con ideas y acontecimientos que, a su vez,com-prometen nuestras acciones futuras. Y es que más allá de la ilusión del puro libre albedrío, nosotros sabemos que hay experiencias que se desarrollan al margen de nuestra exclusiva responsabilidad; experiencias que dibujan nuestras formas de ser y de estar porque nos comprometimos con ellas cuando aún no eran sino, apenas, un futurointuido.

Hace apenas unos meses -aunque en este tiempo político acelerado que vivimos con intensidad creciente parece que hayan pasado años- un amplio grupo de personas nos presentamos al proceso de primarias que debía elegir al Consejo Ciudadano de Podemos en Castilla La Mancha. Nos presentamos a la elección del órgano ejecutivo de Podemos en nuestra región comprometidos con un documento político-organizativo que debía orientar y dirigir nuestra acción ejecutiva en el caso de resultar elegidos en el citado proceso de primarias. Y ganamos, ampliamente, las primarias. Ese es el recuerdo que ahora se re-vive en mi compromiso actual como diputado electo.

Señalábamos en el Título I de aquel documento, en concreto en los primeros artículos del primer capítulo, que “la Asamblea Ciudadana de Castilla-La Mancha deberá ser consultada con carácter preceptivo para todas las decisiones de relevancia respetando siempre el marco aprobado por la Asamblea Ciudadana Estatal, en particular a lo que refiere a sus competencias exclusivas”. Matizábamos en el mismo lugar, entre otras cuestiones, que todo lo relativo a líneas estratégicas, elección o revocación de los miembros de los órganos, aprobación o rechazo de cualquier tipo de pacto pre o post electoral, modificación de estatutos, etc., debía ser consultado a la Asamblea Ciudadana.

Es cierto que, realizando una lectura estricta y formalista de ese documento, no tendríamos obligación alguna de celebrar una consulta a la Asamblea Ciudadana sobre el Acuerdo de Investidura, porque no estamos en un escenario en el que tengamos que decidir sobre pactos pre o post electorales con ninguna fuerza política. Sin embargo, había un compromiso extenso de regeneración, de cambio de actitudes y de procedimientos que emanaba del “espíritu” de ese documento; un compromiso que nos obligaba, nos comprometía, a realizar la consulta que estamos realizando en estos días.

Solo quien tiene miedo a las respuestas no se atreve a preguntar. Hemos dicho en repetidas ocasiones que el resultado de las elecciones del 24 de mayo de 2015 Podemos Castilla-La Mancha no es satisfactorio en ningún sentido. La representación política obtenida nos com-promete con Castilla-La Mancha y nos obliga, también, a preguntarnos y a decidir. No es una decisión sencilla y, por tanto, no puede ser improvisada. Antes de formular la pregunta de la consulta hemos mantenido largas, complejas, tediosas a veces, e intensas conversaciones con quienes requerían nuestro apoyo parlamentario para conformar una mayoría suficiente para obtener la presidencia de nuestra región. En el proceso de las conversaciones se ha obtenido una serie de puntos de acuerdo, trece exactamente, para que el apoyo a la investidura fuese, además de un apoyo, un compromiso. Había que com-prometer a las futuras instituciones políticas de nuestra tierra con la ciudadanía. No era una negociación y, por ello, se ha desarrollado bajo un punto de inicio diferente: bajo la idea de un compromiso que obliga a quien solicita nuestro apoyo a com-prometer su propio futuro al cumplimiento del compromiso adquirido. Había que comprometerse y lo hemos hecho. Había que conseguir un compromiso, y lo hemos obtenido.

Existe una funcionalidad del compromiso: voluntad de cumplimiento de una promesa. El pasado día 18 al com-prometer-me con mi propia nueva situación de diputado electo de las Cortes de Castilla La Mancha, si bien con ciertas y sustantivas aportaciones a la fórmula jurídica obligatoria, recordé una lectura de juventud que hoy he rescatado. “Cada hombre está vinculado a los otros, de quienes sólo es la expresión”, decía Bataille en 'La oscuridad no miente'. Creo que es muy adecuada la reflexión del filósofo francés para comprender el tiempo político que se abre. Los y las diputadas de las nuevas Cortes somos una expresión de otros muchos y muchas. Quizás por ello tenemos un vínculo, más o menos intenso, más o menos difuso, que nos compromete con los acontecimientos venideros y que nos apremia a cumplir con las obligaciones adquiridas yexpresadas al prometer nuestros cargosen la Cortes, a modo de representación democrática de la soberanía popular.

Me reafirmo en el compromiso adquirido: ser la expresión de muchas otras personas a las que estoy vinculado, trabajando por una sociedad más justa en la que el libre desarrollo de todos sea la condición del libre desarrollo de cada uno.

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