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Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

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Mujeres y medio rural

María Inés Casado, en su explotación agraria

Ana Navarrete (Candidata candidata de UP al Senado por Cuenca) y Adriana Rodríguez (Área de Mujer e Igualdad de Podemos)

En la Cuarta Conferencia de la Mujer en Beijing en 1995, hace más de 20 años, se acordaron medidas y acuerdos en la Declaración y la Plataforma de Acción para mejorar la participación de la mujer en la fuerza laboral en condiciones de igualdad y promover la independencia económica de la mujer con el objetivo de mejorar las cifras de la colosal pobreza femenina a nivel global.

Sin embargo hoy en el 2016 la mayoría de las mujeres son trabajadoras eventuales, tienen varios empleos a jornada parcial, y siguen soportando las diferencias salariales que establece la división sexual del trabajo. La situación se ha agravado en estos últimos años, las mujeres han sido las grandes perjudicadas del desmantelamiento del estado de bienestar. El desmantelamiento progresivo del ya débil estado de bienestar ha llevado a que las mujeres tengan que asumir más tareas domésticas y de cuidados y en muchos casos a abandonar un trabajo remunerado. La enorme recesión económica ha llevado a un aumento de la desigualdad y la pobreza de las mujeres y niños hasta límites inconcebibles. Las chicas vuelven al hogar, esta contrarreforma neoliberal va a disponer toda la batería de medios de persuasión a su disposición para convencer a las mujeres de las bendiciones de la maternidad y de la vida doméstica.

Sabemos que toda la clase trabajadora en España se caracteriza por la precariedad laboral y la falta de derechos, que son causa y efecto. Aunque: mujeres, mujeres rurales, migrantes y jóvenes titulados universitarios ó sin estudios llevan la peor parte. Según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el desempleo es en el 81,1% lo más preocupante para los españoles (seguido de la corrupción en un 44,25%). En España la tasa de paro femenino está en el 23,55%, mientras la masculina es del 20,77%; el trabajo femenino se concentra casi íntegramente en el sector servicios; y un 72% del total de mujeres contratadas en 2015 han sido a tiempo parcial[1]. Según un informe elaborado por CC.OO., la ganancia media de las mujeres - en los sectores de la industria, la construcción y los servicios-, por hora trabajada, supone sólo el 78% de la de los hombres.

Sólo mediante cambios en las estructuras económicas que garanticen la igualdad de acceso a todas las mujeres, incluidas las de las zonas rurales, a los recursos productivos, oportunidades y servicios públicos, se paliará la pobreza de todas las mujeres.

Las mujeres estamos acostumbradas desde que accedimos al mundo del trabajo asalariado - siglo XIX- a desarrollar trabajos subalternos, precarios, flexibles, invisibles, mal pagados, con horarios abusivos, tiempo de esclavitud… No obstante, las mujeres que habitan en el medio rural en España –donde vive el 24% de la población en algo más del 80% del territorio, con un nivel de rentas que apenas alcanza el 50% de la media europea -, llevan la peor parte - casi cinco millones de mujeres viven en este ámbito, lo que representa el 15% de la población española. Menos del 9% de las explotaciones agrarias son dirigidas por mujeres, y son de dimensiones bastante más pequeñas que las dirigidas por hombres, el 82% de ellas trabajan en las explotaciones familiares agrarias –sin detrimento de las obligaciones de ama de casa, pero el 59% no paga ninguna cotización social por el desempeño de una actividad económica lo que hace que su aportación sea considerada “invisible” y por lo tanto entra dentro del llamado “trabajo no remunerado”. Las mujeres en el medio rural no se la considera ni estadística, ni social ni políticamente.

Esta situación está favoreciendo que la mujer rural joven se vea obligada a abandonar su medio, lo que se traduce en el grave problema de la despoblación de las áreas rurales, sin mujeres no hay futuro en el medio rural- y exige el establecimiento urgente de medidas que favorezcan la Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres en el medio rural, elemento que se ha convertido en tema central de la Agenda de Desarrollo Rural Europea (Libro Blanco, 2003, Mujeres en la agricultura y en el medio rural).

Desde Podemos proponemos la creación de programas específicos de formación y empleo para los diferentes colectivos sociales del mundo rural, en los que se prestará una atención especial a las mujeres. Apostar por la mejora de los planes de apoyo a iniciativas empresariales femeninas, tiene que ir de la mano de la promoción de la cotitularidad de las explotaciones agrarias (Ley 35/2011) y desarrollo de programas europeos destinados a la inserción laboral de las mujeres son claves en este aspecto. Pero además, queremos que las mujeres tengan un trabajo digno en el ámbito de los cuidados que permita su profesionalización.

Tenemos que dar respuesta en la mayoría de municipios y comarcas a la necesidad de recuperación de los derechos sociales que influyen de manera especial a las mujeres. Por ello, es necesario garantizar el acceso y la proximidad a los servicios básicos en el medio rural: educación, sanidad, servicios sociales y atención a la dependencia, mediante el afianzamiento de escuelas, consultorios médicos y otros servicios o garantizando, en zonas de baja densidad de población, el transporte público necesario para el acceso a ellos.

La radiografía de los municipios da cuenta de una avance positivo en la participación de las mujeres en la vida política, pero sólo hemos conseguido una igualdad numérica, ya que existe una segregación de mujeres y de hombres en función del área de responsabilidad, las mujeres ocupan las áreas asignadas históricamente a las mujeres.

Para ello es necesario, por una parte, que tomen conciencia de su situación, de su responsabilidad individual y social y de su capacidad para intervenir y orientar los cambios necesarios; y por otra, una apuesta por la participación activa en los procesos deliberativos y de toma de decisiones en relación con el diseño de políticas municipales, y la participación de las mujeres en el mundo asociativo. En Podemos defendemos un mundo rural más alegre, queremos una nueva organización social donde las mujeres y los hombres actúen en plano de igualdad y de complementariedad, enriqueciéndose mutuamente con sus diferencias.

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