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En proceso de estudio la instalación de otra macrogranja en la provincia de Albacete

En los últimos meses los proyectos para instalar explotaciones de ganadería intensiva han proliferado en toda la región.

Lourdes Cifuentes

A los casos de Montealegre del Castillo, la ciudad de Albacete y El Bonillo, todos ellos municipios en los que se ha proyectado la construcción de una macrogranja, se une la localidad de Chinchilla de Montearagón. Se trata, en este caso, de un proyecto de dos naves que compondrían una explotación porcina de 2.500 plazas de engorde y que, en estos momentos está en manos de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente desde donde se tiene que determinar si pasa o no la Declaración de Impacto Ambiental (DIA).

Tal y como se especifica en el proyecto, al que esta redacción ha tenido acceso, las obras consistirán en dos naves de cría para cerdos con dimensiones de 14,40x70 metros y el vallado que rodeará a toda la instalación y que contaría con placas solares producir energía eléctrica para autoconsumo. y que estaría ubicadas a unos 5 kilómetros de distancia del núcleo urbano, con lo que se cumple con la normativa autonómica en este aspecto.

Una vez que comenzara a funcionar hasta ella llegarían los lechones de más de 30 kilos, los cuales, una vez que han sido destetados, se engordan hasta alcanzado el peso de venta. Este ciclo, el de engorde, según se estipula en el proyecto “desde el destete hasta su venta es de aproximadamente de 3 meses”. Es decir, que por esta instalación pasarían al año hasta 10 mil cerdos.

La particularidad de este caso viene marcada por la política. A día de hoy en Chinchilla de Montearagón y tras un acuerdo postelectoral, el alcalde es José Ignacio Día de Izquierda Unida, partido que se ha mostrado abiertamente contrario a la instalación de este tipo de explotaciones porcinas intensivas que en los últimos meses están proliferando, o lo intentan, en todo el territorio autonómico. Tanto así que Díaz, a través de su grupo en Diputación, Ganemos-Izquierda Unida, presentó y apoyó una moción en contra de la instalación de macrogranjas en la provincia.

La realidad le impide ahora oponerse a este proyecto al que, desde su ayuntamiento, no pueden presentar alegaciones en contra porque “la instalación cuenta con todos los informe y requisitos de acuerdo a la ley”. Además, puntualiza, que cuando se tramitó el proyecto fue en 2015, fecha en la que todavía no había llegado a la Alcaldía.

A ello se suma que el promotor, es decir, el solicitante, es un vecino de la localidad que quiere poner en marcha la explotación “para sacar adelante a su familia”. Precisamente este es uno de los argumentos que se especifica en el proyecto para la apertura de la macrogranja y en el que se dice literalmente: “El proyecto se justifica ante la necesidad detectada por el promotor de ampliar una explotación que en la actualidad ostente dentro del municipio cerca de la citada pedanía de Pozo la Peña, lo que le permitiría dejar una segunda actividad y poder asentarse definitivamente en el municipio”.

Ahora, lo que desde el Ayuntamiento se espera es que, si finalmente la Junta le da el visto bueno y se construye la macrogranja, éste vecino de la localidad cierre la primera explotación que a día de hoy tiene funcionando. “Vamos a hacer toda la presión que esté en nuestra mano para que cierre”, dice el alcalde de Chinchilla.

Alegaciones

Por el momento el proyecto está en periodo de alegaciones y el colectivo Ecologistas en Acción ya tiene preparada una batería de “motivos” en contra de que se le dé el visto bueno medioambiental a la granja intensiva. “El proyecto es un despropósito lleno de inexactitudes”, dice Jose Julio del Olmo, miembro de Ecologistas.

En lo que se refiere a los purines, explica: “La balsa de purines la construyen debajo de la granja de manera que los purines se forman bajo los propios cerdos pero no concuerda los datos de la capacidad de la balsa para albergar estos excrementos con la producción trimestral de purines que espera generar”. Otra inexactitud que ven en es que en el proyecto se habla de “no aplicar dosis elevadas de purines que puedan producir contaminación, pero no dice cómo lo van a plicar ni donde”, insiste del Olmo.

Además, según el colectivo ecologista, tampoco tiene solventado el tema del agua. “En el proyecto dice que la necesidad de agua se solventará mediante la ejecución de un sondeo propio, para lo que se solicitará permiso a la Confederación del Júcar, que es en este caso la competente”, pero tal y como alegan el permiso de la Confederación tendría que tenerlo ya, y no después.

En el caso de la afección a la flora y la fauna en la zona donde se proyecta la ubicación de la granja intensiva, en el proyecto se especifica que no se tiene conocimiento de existencia de fauna sensible en la zona, algo con lo que no están de acuerdo desde Ecologistas. En un par de semanas concluye el plazo para presentar alegaciones y, con toda la documentación en la mano, será la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente la que dé o no el visto bueno a estra construcción

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