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El plan para proteger al río Henares incluye revisar el régimen de caudales ambientales

Río Henares

Carmen Bachiller

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El río Henares, afluente del Jarama, cuyas aguas terminan en el Tajo sufre en la actualidad “presiones y amenazas” derivadas de “la manipulación” del régimen hidrológico con fines agrícolas o como “consecuencia de concesiones para minicentrales eléctricas” de hace años.

También se debe al “efecto desproporcionado” del pastoreo sobre las áreas de ribera, la actividad minera extractiva (graveras) “muy extendida a lo largo del río” o la contaminación que provocan los núcleos urbanos que no disponen de depuradora.

Así lo recoge el Plan de Gestión de la Zona de Especial Conservación (ZEC) ‘Riberas del Henares’ cuyo texto íntegro del documento se publicaba el 14 de agosto en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha, diseñado por la antigua Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, una competencia que hoy recae en la nueva Consejería de Desarrollo Sostenible que dirige José Luis Escudero.

Se alude a la necesidad de mantener la calidad del agua del río recordando que la Directiva Marco del Agua (DMA) ya establece indicadores “que habrá que evaluar” para conocer si la gestión actual es la correcta, sobre todo teniendo en cuenta “factores condicionantes” como la contaminación de las aguas por vertidos de origen urbano e industrial, la eutrofización (acumulación de residuos orgánicos) o la alteración régimen hídrico.

De hecho, en el documento se reclaman no solo muestreos periódicos para conocer la calidad de las aguas superficiales sino de regular y controlar los vertidos a cauce, priorizando la depuración de aguas. Y se incide en la necesidad de “promover ante el organismo de cuenca competente, la revisión del régimen de caudales ambientales aguas abajo de los embalses y demás sistemas reguladores, con el objetivo de mantener los caudales ecológicos a través de la adecuación de las nuevas concesiones”.

Se trata de frenar las amenazas sobre este río que da de beber al Corredor del Henares, incluyendo a Alcalá de Henares, en Madrid y para ello el documento define las medidas que deben ser adoptadas para “salvaguardar la integridad ecológica del espacio y contribuir a la coherencia interna de la Red Natura 2000 en Castilla-La Mancha”. Así lo exige la Directiva Hábitat de la Unión Europa.

¿Cuál es la zona que queda protegida?

El territorio a proteger -solo el incluido en la Red Natura 2000- ocupa un total de 1.308,89 hectáreas y se sitúa en la provincia de Guadalajara, entre los límites de las comarcas de la Alcarria y la Campiña, en el curso medio del río y en parte de su curso bajo. También en las riberas de su afluente, el río Bornova, en su último tramo muy cerca del municipio de Jadraque.

El río Henares pertenece a la demarcación hidrográfica del río Tajo en su zona más septentrional  que, tras un recorrido de 160 kilómetros desde su nacimiento en Horna (Guadalajara), desemboca en el río Jarama, en las inmediaciones de Mejorada del Campo (Madrid).

El tramo protegido discurre entre el Puente de Henares (Jadraque) en su cruce con la línea de ferrocarril hasta su confluencia con la autovía R-2 en el término municipal de Guadalajara y un tramo fronterizo entre Madrid y Castilla-La Mancha, en el término municipal de Azuqueca de Henares, ya en pleno Corredor del Henares.

 

Fuera de la Zona de Especial Conservación (ZEC) ‘Riberas del Henares’ ha quedado, sin embargo, el embalse de Alcorlo destinado, dice el documento, a “almacenar agua para abastecimiento y riego a la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, Guadalajara y todo el Corredor del Henares”.

Los “obstáculos” para conservar el bosque de ribera y los hábitats acuáticos

En esta Zona Especial de Conservación se han identificado dos elementos “clave” a proteger para una correcta gestión del espacio Natura 2000: el bosque de ribera y los hábitats acuáticos riparios ligados a aguas de buena calidad.

En cuanto al bosque de ribera, el documento advierte de los “obstáculos” en su conservación,  que van desde la disminución del nivel freático, la destrucción de la estructura natural del cauce hasta la sobrecarga ganadera. También se apuntan factores como las explotaciones de áridos, la ampliación o cambios de cultivos, la extracción de maderas, los tratamientos selvícolas inadecuados o la contaminación fluvial.

Algunos de estos elementos también influyen sobre los hábitats acuáticos además de otros como la construcción de embalses, la utilización de aguas para riegos, la sustitución de la vegetación de ribera por choperas productoras de repoblación o la introducción de especies exóticas invasoras.

Además, el documento cita en particular como elementos de impacto “negativo” en la Red Natura 2000 la intensificación agrícola, la siega y corte de pastos, el pastoreo intensivo, el uso de  biocidas, hormonas y productos químicos, el regadío (incluyendo los periodos de transición de zona de secano a regadío), la plantación artificial en campo abierto (plantas no autóctonas) la captura en nido, la caza furtiva, la conducción motorizada fuera de caminos o actividades como el ala delta, parapente, aeroplanos y globos.

La actividad industrial, la falta de depuradoras y el “destrozo” en Guadalajara

Azuqueca de Henares, Guadalajara capital, Fontanar o Yunquera de Henares forman parte del cinturón del Corredor del Henares, caracterizado por su amplia actividad industrial. De hecho, en Azuqueca, el Ayuntamiento solicitó una ampliación de los límites del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) entre otras cosas para proteger su reserva ornitológica municipal ‘Acequilla del Henares’ declarada Refugio de Fauna.

En la zona protegida, el sector industrial se encuentra especializado en la industria química, industria extractiva y materiales de construcción, así como en la industria de la madera en términos de empleo.

Además, a lo largo del espacio se localizan numerosas graveras, muchas de ellas sin actividad actualmente, así como minicentrales hidroeléctricas cuyas concesiones son anteriores a la designación del caudal mínimo ecológico del río Henares y, dice el documento, producen “ciertos problemas ecológicos y sanitarios a lo largo del año”.

Por otra parte, el documento especifica que los municipios que vierten al río Bornova “carecen de estaciones depuradoras o bien no se encuentran en funcionamiento”.

El Plan de Gestión también clasifica los usos, aprovechamientos y actividades en compatibles, autorizables y no compatibles con los recursos o valores del espacio Natura 2000, los ecosistemas, la biodiversidad o el medio ambiente.

También dispone de directrices sectoriales entre las que destacan la apuesta por la agricultura y ganadería ecológica, evitar la ganadería intensiva, potenciar la restauración de áreas degradadas provenientes de procesos erosivos, canteras, escombreras y áreas ocupadas por repoblaciones exóticas.

En todo caso, en Guadalajara capital, el plan ya llega tarde después de que en la anterior legislatura se calificara de “destrozo” la intervención en las riberas para integrar el río en la ciudad en un tramo de casi 1,5 kilómetros.

Esta misma semana, el primer teniente de alcalde, Rafael Pérez Borda, reconocía que la intervención sobre la ribera del río Henares, pese a haber sido “un paso más para la integración del río Henares en la ciudad”, “debería haber sido menos agresiva y más amigable con el medio ambiente”.

¿Con qué recursos se podrá contar para implementar las medidas?

Para poner en práctica las medidas que protejan a este y a otros lugares del país, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en colaboración con las comunidades autónomas y con visto bueno de la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, ha remitido a la Comisión Europea una propuesta de Marco de Acción Prioritaria (MAP) para la Red Natura 2000 en España para el período de financiación 2014-2020. En ella se establece el coste medio real estimado por hectárea de la Red Natura 2000 en 93,97 euros /año (con la actualización del año 2013).

Este plan tiene una vigencia de seis años y contará con un programa de seguimiento de incluye  una memoria o informe anual. Al finalizar dicha vigencia se deberá redactar una memoria final de resultados en la que se valore la aplicación del Plan en conjunto.

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