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Un entramado de trincheras y búnkeres republicanas, vestigios de la Guerra Civil en Almansa

Entrada a uno de los búnkeres de la Guerra Civil que hay en el Corredor de Almansa

Lourdes Cifuentes

Fue una de las primeras líneas defensivas que el gobierno de la II República creó tras el levantamiento del bando sublevado. Su posición estratégica, debido a que comunica el centro de país con la zona del Mediterráneo, convirtieron al corredor de Almansa en el enclave perfecto para trazar una red de trincheras y búnkeres que parapetasen cualquier intento de las tropas fascistas de intentar avanzar . Hoy, 81 años después de que el bando sublevado se levantase contra el gobierno republicano, parte de esta línea defensiva ha desaparecido. “Se sabe que  estaba compuesta por un total de 36 posiciones”, con más de un centenar de trincheras,  de las que ahora quedan unas 19 en pie.

Enrique Gil, experto en arqueología de la Guerra Civil, almanseño, lleva estudiando este enclave defensivo desde hace años y explica que la importancia del lugar llevó a que se primara sobre otras ubicaciones a la hora de crear un estrategia defensiva, aún más cuando el gobierno republicano, presidido por Negrín, tuvo que trasladarse a Valencia a la que era conocida con el nombre en clave de “posición Yuste” emplazada a unos kilómetros, en la localidad alicantina de Elda. “Era una zona altamente importante y para acceder a ella desde los frentes, la mejor vía de acceso era el corredor de Almansa”.  

En su construcción trabajaron los brigadistas que habían llegado a la provincia de Albacete de todos los rincones del mundo para luchar por los valores democráticos de la República frente al golpe de gobierno del Ejército. Pero no fueron lo únicos, también los militares y, según los indicios, también presos del bando sublevado o represaliados afines a ellos, sirvieron de mano de obra.

 

Un entramado defensivo de manual

Esas 36 posiciones originarias se crean “jalonando el territorio” y combinando trinqueras, búnkeres, caminos y y puentes, creados única y exclusivamente pensando en la defensa en caso de que el conflicto llegara a este punto. Son, como explica Enrique Gil, “unas posiciones construidas en hormigón armado, semienterradas, que componen una cadena que atraviesa el territorio de norte a sur cortando las  principales vías de comunicación: carretera y linea del ferrocarril”. Las trincheras permitían a los soldados republicanos moverse por todo el terreno a salvo del enemigo además de conectar un búnker con otros.  En definitiva todo un entramado estratégico pensado para  impedir el avance de un cuerpo de infantería y que estaba diseñado para tener en permanente contacto a la vanguardia (la primera línea de fuego) con la retaguardia, desde donde se daban las órdenes y se recibía, a su vez, la información desde la primera línea. En medio de ambos estaba el búnker de comunicaciones.  “Esta línea defensiva tiene un trazado lógico, es decir, hecho conforme a los manuales  defensivos de las guerras del XX”, explica el experto en arqueología de la Guerra Civil.

Un total de 20 kilómetros de  blindaje  que recorren de este a oeste , desde “ las últimas crestas de la sierra de El Mugrón, por el sur, y la carretera que une Montealegre con Almansa. Desde la conocida como Venta La Vega hasta la zona del pantano y Los Cabezos”, explica Gil.  Todo lo que hay entre estos puntos es la línea defensiva de Almansa. 

Sin embargo, y a pesar de ser la línea defensiva perfecta, nunca llegó a usarse. El motivo, que los frentes, las batallas, se desarrollaron en otra zona del país y cuando realmente las tropas sublevadas, ya en dirección a la victoria hacia el puerto de Alicante, pasan por aquí,  las fuerzas republicanas han caído. “Ante el avance hacia Alicante, las tropas republicanas se desplazan hacia allí dejando el corredor de Almansa completamente desprotegido”, explica Gil.

Patrimonio histórico olvidado

Parte de estas posiciones han desaparecido. De hecho, hoy apenas se contabilizan 19 de las 36 que, según los planos, existieron.  Muchos quedaron sepultadas o destruidas fruto de las labores de labranza, que han acabado con ellos a su paso. Otras han sido eliminadas, en el caso de los búnkeres, por cazadores o para evitar que anidara fauna en su interior. También, la construcción de la autovía que atraviesa, partiendo en dos, la línea defensiva, ha destruido parte de los elementos que la componían y con ello también las obras del trazado del AVE, que pasa por estos previos.  Hoy lo que queda “ha caído en el olvido social”, se lamenta el arqueólogo que lleva años visitando la zona e incluso guiando a otros a conocer una parte de la historia de España y de la Guerra Civil casi desconocida para muchos vecinos del entorno.

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