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Los sindicatos acusan a Vestas de ser la “única” empresa del sector eólico que no ha paralizado su actividad

Vestas Daimiel

Francisca Bravo Miranda

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Comisiones Obreras y UGT han acusado a Vestas, el “mayor fabricante” del sector de la energía ecólica, de ser la “única empresa” que no ha paralizado su actividad tras el nuevo Real Decreto publicado este domingo. En concreto, se refieren a la actividad en la planta que la empresa tiene en Daimiel, Ciudad Real, una de las provincias más afectadas por el coronavirus en la región.

Los sindicatos aseguran que se ha “presionado” al comité de empresa para que se aceptase la apertura de la planta, algo que “contraviene” la ley en España. “Las presiones por parte de la dirección danesa y española fueron enormes, así como las amenazas y las coacciones…”, relatan en el comunicado, en el que explican que “finalmente” se modificó “levemente” la estrategia de la empresa y se “intentó arrancar un acuerdo” para sostener la actividad con “personal voluntario”.

Dos son ya los positivos confirmados en la planta ciudadrealeña, así como más de 130 trabajadores en cuarentena.“La empresa insistió y comunicó a los empleados y empleadas que debían volver al trabajo y buscó personas voluntarias para mantener la producción. El comité advirtió que no era legal desplazarse a un centro de trabajo con la actividad paralizada”, explican desde los sindicatos, que recalcan que advirtieron al personal de la planta que “si atendían a solicitudes manifiestamente ilegales, asumirían posibles sanciones”, así como que solicitarían la presencia de la fuerza para “vigilar el cumplimiento de la ley”.

Paralización de fabricación

Por su parte, Vestas recalca que se ha paralizado la fabricación de palas, generadores y paneles de control, que se producen en Daimiel y en la localidad gallega de Viveiro. “Ayer lunes ambas plantas realizaron trabajos de transición para coordinar la parada de la actividad y minimizar el impacto que tendría en la cadena de suministros de la compañía, en constante comunicación con distintos actores sociales”, señala la empresa en un comunicado.

Entre las medidas, se señala una “parada completa” en la producción de palas en la fábrica de Daimiel, pero que sí se mantienen los operativos servicios mínimos en la sección de segmentos. Estos, aseguran, son un componente “considerado crítico en la cadena de suministro internacional de la compañía, y cuyo parón total dificultaría de manera desproporcionada su reinicio tras el 9 de abril”. Para ello, acudirán a la planta 25 empleados, “sobre un total de 1.300 trabajadores”.

Además, afirman que las medidas extraordinarias de seguridad implementadas desde el inicio de la crisis en ambas fábricas continuarán estando vigente durante todo este periodo. En cambio, la fábirca de Viveiro se ha cerrado hasta el domingo 12 de abril.

“Como en todas nuestras fábricas globalmente, desde el inicio de la crisis de COVID19, también en Daimiel se han ido implementado medidas extraordinarias de protección de nuestros empleados: desinfección de áreas de trabajo, distanciamiento personal, uso de EPIs, controles de temperatura. Estas medidas fueron además reforzadas a partir del diálogo abierto con sindicatos hace aproximadamente 10 días. Todas estas medidas continuarán vigentes durante este periodo”, aseguran.

¿Qué pasa con instalación y mantenimiento?

Felipe Ruiz, del Comité de Salud y Seguridad de Vestas en el área de instalación y mantenimiento asegura que esta parte del trabajo se mantiene tal cual, sin servicios mínimos. Esto, a pesar de que desde el comité han considerado que los trabajos preventivos “no son esenciales” y que apuestan más bien por un servicio de “guardias”, en el caso de que falle algo en los parques eólicos.

Los trabajadores contarán ahora con un coche por persona, tras la evaluación de riesgo que se ha llevado a cabo por parte de la empresa, y también se les han entregado mascarillas que son “obligatorias” en el caso de contactos a menos de dos metros de distancia. “Insistimos que sólo con hacer guardias y atender averías y paradas sería suficiente. Consideramods que en el BOE se pide que se minimice al máximo la movilidad de la gente, y al seguir trabajando esto no ocurre”, recalca Ruiz.

El trabajador también señala que la postura de la empresa es que “tenemos que seguir haciendo los trabajos, o sino nos arriesgamos a perder los contratos”. No tienen novedades de la denuncia que interpusieron ante la Inspección de Trabajo, pero achacan los “cambios de política” de seguridad adoptados a posibles “instrucciones”. “Queremos que el Gobierno clarifique si el sector eólico es crítico para garantizar el servicio eléctrico, porque es la excusa que utiliza la empresa.

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