A todas las mujeres, desde Antella hasta Zarqa
Importa el nombre, pero importa también que toda aquella mujer que sufre violencia tenga un lugar seguro donde refugiarse. Hablamos de un problema que afecta a 1 de cada 3 (al menos) mujeres en el mundo. No importa la edad. no importa la clase social, no importa el país. Sucede en todos los lugares del planeta. Desde Antella hasta Zarqa.
Lo que marca la diferencia en muchas ocasiones es tener la oportunidad de refugiarse en un lugar seguro. Por eso, en medio de los desafíos y adversidades que enfrentan las mujeres sirias refugiadas en Jordania, el espacio seguro de Zarqa es un oasis de tranquilidad. Allí las mujeres pueden ser escuchadas y tejer amistades entre ellas sin miedo a ser juzgadas o parecer vulnerables.
Hiba, llegó a Jordania en 2014 escapando de la guerra en Siria buscaba seguridad y una nueva oportunidad. Sin embargo, comenzar desde cero y en un nuevo contexto no fue fácil. “El problema más grande de esta sociedad es la violencia. Por esto, es fundamental concienciar las mujeres sobre sus derechos y ayudarlas ser económicamente independientes. Cuando una mujer está económicamente empoderada, la violencia se reduce drásticamente. Yo también fui víctima de violencia de parte de mi marido. Pero, cuando empecé a trabajar de voluntaria y luego, a ganar algo de dinero, la violencia disminuyó”.
Hasta ahora, la Generalitat Valenciana promovía a través de los programas de ayuda humanitaria y cooperación espacios como este. Una responsabilidad que debe continuar. No obstante, el PP, que ocupa ahora el Palacio de la Generalitat, se comprometió a seguir impulsando la política autonómica de cooperación internacional hace apenas unos meses.
Una política pública que permite un lugar seguro donde las mujeres se sienten los suficientemente protegidas y fuertes para romper el ciclo de la violencia y poder afrontar una vida libre de ella. Allí reciben apoyo psicológico o talleres de formación, y lo más importante el abrazo y compresión de otras mujeres que están superando situaciones similares.
El empoderamiento económico y la solidaridad entre ellas han demostrado ser elementos clave para superar la violencia de machista y fomentar un cambio positivo en sus vidas y comunidades: es esencial que lugares como este sigan proporcionando apoyo a todas las mujeres que lo necesitan. “Aprendí a no parar, que tener miedo es normal, pero hay que seguir luchando. Todas necesitamos empoderarnos”, dice Hiba con una sonrisa.
Vivir una vida libre de violencia en un derecho. Impulsarlo una responsabilidad. Una responsabilidad por parte de todos y todas. Importa el nombre, pero también importa seguir manteniendo este compromiso y luchar contra una expresión del patriarcado que amenaza a todas las mujeres. Desde Antella hasta Zarqa.
*Sarah Hasan y Carol García (Alianza por la Solidaridad-ActionAid)
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