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CV Opinión cintillo

La urdimbre empresarial en clave de crisis

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“M’he barrejat amb pobres d’esperit

perquè no duia dins la bossa

cap moneda.

I m’han comptat així,

com si no fos ningú.“

Emili Boïls, València, 1972

Los pueblos que avanzan son los que se anticipan. Una vez más el País Valenciano se enfrenta a un redoble de crisis (pandemia y guerra de Ucrania) sin los resortes adecuados para  superar  las dificultades que se ciernen sobre la economía y la sociedad valencianas. Para decidir cómo afrontar las consecuencias, tanto inmediatas como a medio y largo plazo en un territorio, la Comunitat Valenciana, que se rige por el Govern autonómico de la Generalitat, después de 40 años. Los mismos que cumple la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) cuya puesta en marcha (1982) se ha celebrado en fecha reciente, con la presencia del Rey de España, Felipe VI. Es relevante que el jefe del Estado se desplace a València para reconocer que hay dos núcleos de poder en esta autonomía tri-provincial que alberga a cinco millones de habitantes. En el ámbito económico-empresarial: AVE, la entidad-club que reúne a 160 dirigentes de las unidades de negocio, cuyas compañías  cifran, dicen, en torno al 60 % del PIB- CV y emplean a 280.000 valencianos. Su presidente Vicente Boluda Fos. En la esfera política: la Generalitat, gobierno de naturaleza democrática, representativo del pueblo valenciano y responsable del devenir de la sociedad en  los campos: político, social, cultural y económico. Su presidente el Molt Honorable Ximo Puig i Ferrer.  Máxima autoridad de la Comunitat Valenciana desde 2015 en el Consell constituido en coalición con Compromís y U. Podemos.

Entramado

En el contexto de las entidades económico-empresariales hay que distinguir lo disponible, de lo conveniente y deseable. En el ámbito privado conviven en un primer rango, patronales y  Cámaras de Comercio. La Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV), con tres subdivisiones: Alicante, Castelló y València  cuentan con presidentes provinciales, presididos en la cúspide  por Salvador Navarro, con  alcance autonómico. Las cinco Cámaras de Comercio, integran el Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, presidido por José Vicente Morata. Eso es lo disponible, junto con el reducto de Unión Gremial, que  modestamente mantiene el fuego sagrado de la pequeña y mediana empresa, cuyos intereses y representación son diferentes de los que guían a las grandes empresas integradas en CEV. Las que desde CEV dominan las elecciones y  el funcionamiento de las Cámaras de Comercio, en virtud de una legislación perversa. Las entidades camerales son competencia exclusiva de la Generalitat. Forman parte de la Administración Institucional y van a elecciones en mayo próximo. ¿La Generalitat conseguirá que voten  más del 2 o el 3 por cien de los electores? ¿Cómo puede representar al colectivo empresarial valenciano una entidad donde la mayoría de los miembros de sus plenos son designados por las patronales o por empresas que compran su designación en la asamblea de gobierno? ¿Este sistema electoral, consentido por la Generalitat y por el Gobierno, es democrático?¿Son normales elecciones con un solo candidato? Las Cámaras de Comercio,corporaciones de derecho público y de responsabilidad de la Generalitat, son las únicas instituciones que representan a la totalidad de las empresas valencianas. La afiliación a las patronales es uno de los secretos mejor guardados, porque, evidentemente, se aleja de las pretensiones de sus dirigentes. Los miembros del plenario cameral eligen al presidente y éste a su comité ejecutivo entre los que le han votado. Endogámico del todo.

Eficacia

La representatividad y la autoridad moral de las entidades económico-empresariales y su dirigentes son determinantes en la capacidad de ser reconocidas y respetadas por sus electores. Había un directivo empresarial, Federico Lis Ballester, que ponía su cargo a disposición de los representados cada año y sólo prolongaba su presidencia si era refrendado por amplia mayoría. El presidente de la CEV, lleva ya más de ocho años en su cargo y el de la Cámara de Comercio de Valencia y del autonómico Consejo de Cámaras, si sale elegido, perdurará durante 15 años en dichas presidencias. La economía y las empresas de la Comunitat Valenciana afrontan un desafío decisivo y de alcance desconocido.¿Si los mandatarios actuales no han sido capaces de avanzar en eficacia y competencia en la última década, lo van a conseguir ahora? ¿Sería conveniente renovar personas e ideas? Las organizaciones no están actualizadas en la formación de sus equipos y por sus planes de actuación para que la economía autonómica remonte la crisis  larvada desde finales del siglo XX.  Ni políticos ni empresarios–a su servicio–han sido capaces de reconvertir en eficientes las estructuras organizativas. Su funcionamiento es costoso e irremplazable. Nadie puede montar una Cámara de Comercio por su cuenta.  ¿Son privadas?Tienen la obligación de devolver a la sociedad los recursos que detraen de ella, su singularidad así como la historia y experiencia que recibieron a cambio de nada. La Comunitat Valenciana no puede avanzar si no se produce un cambio en sus organizaciones e instituciones, orientado a la modernización e innovación: conceptual, técnico y generacional.

Dramas

Es incontestable que en la década de los 90 del siglo XX existían entidades económico-empresariales valencianas con notable peso en el resto de España. Cuya trayectoria en proyectos e innovaciones eran ejemplares y eran valorados en los foros empresariales españoles e internacionales. En un breve repaso destacaban las Cámaras de Comercio, la institución Feria Internacional de València con cuarenta certámenes monográficos, la caja de ahorros Bancaixa que controlaba al Banco de València, la Caja de Ahorros del Mediterráneo – nacida de Alicante y Murcia–,  Bolsa de València, la Sociedad de Garantías Recíprocas de la CV, el Comité de Gestión de la Exportación de Cítricos, la Asociación Naviera Valenciana con personalidad propia, la Real Sociedad de Amigos del País de València, el Instituto de la Pequeña y Mediana Industria Valenciana (Impiva) concebido en el Instituto de Promoción Industrial (IPI) de la Cámara de València, el Instituto Valenciano de la Exportación nacido de Procova (Promociones Comunitat Valenciana) por iniciativa de las Cámaras de Comercio, el Instituto de Turismo Valenciano(ITV), la red más amplia en España de institutos tecnológicos auspiciados por consejos rectores sectoriales eficaces y autosuficientes. Esta relación  podría extenderse en múltiples iniciativas público-privadas que dotaban al modelo económico valenciano de productividad y competitividad. Las dos graves carencias que acusa en la actualidad la economía valenciana.En 25 años ningún avance ni aportación. Mención aparte la penosa imagen que proyecta el Puerto de València, ahora APV, nada autónomo. Competencia del ministerio de Fomento a través del ente, Puertos del Estado y que se  empeña en  enfrentarse con la sociedad, con la Generalitat y con el Ayuntamiento de la ciudad de València.

Desastre

Esta debacle institucional en las entidades intermedias de la sociedad entre la iniciativa privada y la pública ha tenido varias causas y un recorrido. Hubo un tiempo, hasta la década de los 90, que coincidió con la intromisión de los partidos políticos – desde el poder o no– en esferas de actividad que no les correspondía. En las que mejor se hubieran mantenido al margen en su gestión. Es el caso de las entidades financieras cajas de ahorro, tanto Bancaja, CAM, las Cajas Rurales o aquellas que estaban vinculadas a las Diputaciones Provinciales. Primero el PSOE, inició su politización y después el Partido Popular consumó su declive y extinción, con episodios de evidente malversación y corrupción. El coste para la sociedad valenciana fue altísimo por los desfalcos y por la imposibilidad de reposición. Operación que únicamente benefició a la gran Banca y que dejó a la economía valenciana sin entidades financieras de cercanía , que estuvieran arraigadas en el territorio. Las Cámaras de Comercio fueron víctimas –a merced del“ general”- presidente Arturo Virosque– de una táctica envolvente desde las patronales, con la excusa de no pagar más cuotas, cuyo recorrido fue consentido primero por el PSOE de Joan Lerma y después consumado por la entente entre CEOE- gobiernos del PP. En la Comunitat Valenciana capitaneado por el tándem siniestro Eduardo Zaplana - Luís Espinosa Fernández,ambos acusados de corrupción.  Se logró incapacitar el instrumento que concibió en 1886 la Reina María Cristina, en su decreto de fundación, para suplir el desierto organizativo de la empresa privada. Para lograrlo se crearon las Cámaras para promover la economía. Lejos del  exceso del ánimo de lucro, que impidiera soluciones de interés general, con la tutela de la Administración.

Fórmula piramidal

Desde el desconocimiento y la incapacidad de las administraciones públicas se ha  urdido una trama de poder, desde la cúspide a la base, que deja fuera de juego a las pequeñas y medianas empresas – más del 95% en la Comunitat Valenciana–. El entramado interrelaciona la Generalitat Valenciana con los grupos de presión empresarial (AVE- Fundación de Estudios Avanzados) en operaciones como la Fundació Premis Jaume I, la inhibición pública en las Cámaras de Comercio para evitar arbitrariedades y extralimitaciones. A destacar el papel discutible de la patronal  CEV, a la que le crece la contestación por sus flancos provinciales y por sus orígenes, que provienen de la quiebra de Cierval. La patronal  que creó Vicente Iborra Martínez y  que hundió Pedro Agramunt Fontdemora–ascendido a la gloria política en el PP–con Luis Espinosa, no logró superar el lastre regional para llegar a ser un proyecto autonómico. En él fracasaron José María Jiménez de la Iglesia, Rafael Ferrando y José Vicente González. Ante ese desafío, nunca resuelto, se debate su actual presidente Salvador Navarro. Detrás de las tensiones y disensiones empresariales está siempre la cúpula del lobby AVE, que ejerce de sanedrín competente en asuntos empresariales y evidentes ramificaciones radiales en la Generalitat, en Madrid (CEOE- Cámara de España, Empresa Familiar)  en el gobierno español y en la Casa Real.  Pirámide perfecta con derivaciones colaterales, donde prevalece el poder del dinero.

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