Compromís ante la reforma laboral: la cultura del pacto como patrimonio político
El acuerdo que ratifique el acuerdo de la reforma laboral es una de las cuestiones que más tensa las alianzas que posibilitaron la investidura de Pedro Sánchez y ha hecho emerger algunas metáforas. La negativa de algunos socios de legislatura a validar el texto y la amenaza de pactar con Ciudadanos para sacar adelante el documento negociado por Yolanda Díaz han propiciado la imagen del acuerdo político como un jarrón chino, en palabras del portavoz de Unidas Podemos, o la resurrección del sobrenombre Frankenstein, acuñado por la derecha, para un pacto construido a retales.
El anuncio este martes de Compromís y Más País de apoyar un texto que no es exactamente de su agrado, tras obtener algunas mejoras negociadas con la ministra de Trabajo, trastoca el imaginario de fragilidad del pacto de gobierno en un parlamento acostumbrado a la alternancia bipartidista de mayorías. Los representantes de Compromís y Más País en el Congreso confirman con su voto que, ante la duda y la dificultad de alcanzar equilibrios, prefieren optar por el pragmatismo. “La legislatura no se acaba el jueves”, recuerda Joan Baldoví, diputado de la formación valencianista en el Congreso, que emplaza a sus compañeros de escaño a aportar mejoras durante los dos años que restan en la Cámara baja. “Hemos pensado que valía más la pena dar un paso adelante que el hecho de que ganara la derecha. Ante la disyuntiva, preferimos avanzar”, explica el representante valenciano en conversación con elDiario.es.
La alianza de Compromís y Más País ha introducido tres cambios en la propuesta que se someterá a votación el jueves en el Pleno del Congreso. El primero, impulsar iniciativas legislativas para abordar la relación entre salud mental y precariedad laboral, especialmente evidenciada en las dos últimas crisis económicas. El segundo, un plan de choque para dotar a la Inspección de Trabajo de recursos para intensificar el trabajo ante los abusos laborales, entre los que incluyen el exceso de temporalidad y las horas extra no retribuidas, con el foco en los trabajadores jóvenes y mujeres. El tercero, un convenio entre el Ministerio de Trabajo y la Conselleria de Economia del Gobierno valenciano para impulsar acciones en igualdad en las empresas. “Aunque no es la reforma que esperábamos”, matiza Baldoví, “preferimos apretar al Gobierno para avanzar”.
La coalición valencianista procede de una cultura pactista. Se formó, siguiendo la afirmación de Andrea Camilleri, por escisión de otras formaciones de izquierdas, que compusieron una coalición para acceder a las Corts Valencianes. Con ese sistema de alianzas lleva gobernando siete años junto al PSPV y Unides Podem-Esquerra Unida. “Compromís en sí mismo es un pacto”, señala el diputado, que pone en valor la alianza en la Comunitat Valenciana. Baldoví recuerda la retórica de la derecha parlamentaria cuando se compuso el Gobierno del Pacte del Botànic, bautizado por la entonces líder del PP, Isabel Bonig, como “pacte del Titànic”, aludiendo a que hacía aguas por todos los costados. Siete años y siete presupuestos después, todos aprobados en tiempo y forma, son las metáforas las que que se hunden. “Cuando hablan de Titánic o de Frankenstein la mejor forma de responder es demostrar que avanzamos”, sentencia el parlamentario.
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