Marca propia, perfil propio y cabezas de lista: las condiciones de Compromís para Sumar

Laura Martínez

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Marca propia, cabezas de lista, perfil propio. Son las condiciones que plantean los negociadores de Compromís al equipo de Sumar, la plataforma que lidera Yolanda Díaz, para integrarse en una candidatura de izquierdas de cara a las elecciones generales del 23 de julio. Sin tiempo para que las agujetas hagan acto de presencia, los valencianistas se ven metidos en una nueva carrera electoral: de los resultados del próximo mes dependerá buena parte de su proyección los próximos cuatro años.

La coalición valencianista tiene buena sintonía con el equipo de la actual vicepresidenta del Gobierno, sus dirigentes creen que entiende sus reivindicaciones, aunque hay una rama que se muestra molesta por el apoyo explícito que Díaz hizo a Héctor Illueca, candidato de Unidas Podemos a la Generalitat Valenciana que ha quedado fuera de las Corts Valencianes al quedar por debajo del límite del 5%. Pese a ello, la mayor parte de la coalición considera que es buena idea concurrir con Sumar a las generales, si la plataforma garantiza que tengan un perfil propio y autonomía.

Los valencianistas no quieren diluir su identidad, consideran que es su perfil el que les ha valido los 349.000 votos -aunque han perdido dos escaños- y recalcan que son ellos la fuerza referente de la izquierda en la Comunitat Valenciana, con más concejales en este territorio que Podemos en todo el Estado. Este martes han comenzado las negociaciones con el equipo de Díaz, aunque previamente ya se había trasladado el interés mutuo. La coalición ha creado una comisión negociadora para este fin, para “configurar una candidatura liderada por Compromís que sea un revulsivo estas elecciones contra el bipartidismo y el fascismo”. Por resultados “estamos en disposición de liderar” esta candidatura, ha afirmado Àgueda Micó, coportavoz de la coalición, junto a Alberto Ibáñez, que aboga por “reivindicar ese espacio” de Compromís.

Se prevén unos días acelerados. Los valencianistas han trasladado a Madrid sus líneas básicas: su nombre debe estar en la papeleta (ha de ser la marca referente), el programa electoral debe ser la agenda valenciana (financiación, infraestructuras), quieren un protocolo claro sobre cómo operarán en el Congreso y los candidatos de Compromís encabezarán las listas en Valencia, Alicante, Castellón. Algunas fuentes consultadas se abren a que entren independientes en las listas, candidatos propuestos por el equipo de Díaz, que Compromís tendrá que ratificar. No están dispuestos a compartir papeleta con los dirigentes de Podem, dada la hostilidad que los morados han manifestado en los últimos meses. Una vez se suscriba el acuerdo, las ramas de Compromís tendrán que someterlo a votación en sus respectivos organismos y después tendrá que pasar por la comisión ejecutiva de la coalición.

El partido que encabeza Joan Baldoví quiere negociar directamente con Sumar las condiciones valencianas, no ser un epígrafe en un acuerdo con Podemos. Tras las pasadas experiencias con Podemos, entonces bajo el liderazgo de Pablo Iglesias, Compromís prefiere no negociar con los morados, que han mantenido una campaña muy agresiva contra la coalición y su candidato. “No han parado de insultarnos”, apuntan las fuentes consultadas por elDiario.es. En los mítines, dirigentes de Unidas Podemos como Irene Montero o Ione Belarra aseguraron que “si hubiera sido por el PSOE y Compromís no habría habido gobierno de coalición” y calificaron a la formación como un partido “de centro”.

La militancia de los valencianistas se ha manifestado en esa misma línea: Podemos les resta. A ello se añade el mal trago que pasaron cuando trataron de formar grupo propio en el Congreso en las elecciones generales de 2016, uno de los compromisos que adoptaron los morados y que terminaron incumpliendo: los candidatos de Podemos se fueron al grupo parlamentario; los de Compromís al mixto.

Los valencianistas abogan por, si se cumplen las condiciones, cerrar el acuerdo pronto e iniciar una campaña rápida para aprovechar la movilización y bloquear la campaña de voto útil que puede capitalizar el voto para el PSOE. Su aspiración es conseguir cinco diputados, la suma del representante de Compromís y los cuatro que consiguió Unidas Podemos en los últimos comicios generales.