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La crisis dispara un 40% las personas que acuden a Casa Caridad València a solicitar alimentos

Entrega alimentos en Casa Caridad.

Carlos Navarro Castelló

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La inflación galopante derivada de la crisis desatada por la invasión rusa en Ucrania ha mermado de forma alarmante los recursos de familias en riesgo de vulnerabilidad.

Así lo reflejan los datos de Casa Caridad València, organización que puso en marcha en 2020 la entrega de una bolsa de alimentos y productos básicos con motivo de la COVID-19, ante el cierre de los comedores por la pandemia. En total, el número de personas diferentes (cada una puede ir varias veces al mes) que se beneficiaron de este servicio en 2020 fue de 599.

Sin embargo, entre los meses de enero y julio del presente año ya han sido 2.159 personas diferentes las que se han beneficiado de este servicio, lo que supone un 40% más que en el mismo periodo del pasado año y casi cuatro veces más que en 2020.

Casa Caridad también ha repartido cheques de supermercado para adquirir alimentos frescos y perecederos como verduras, fruta, huevos, carne o pescados. El objetivo es que todas las personas tengan acceso a una nutrición equilibrada. En 2021 se han repartido 2.242 de estos cheques.

“Cada vez son más las personas que ante la complicada coyuntura económica precisa de algún tipo de ayuda porque no puede hacer frente a todos sus gastos, algo que se acrecienta en los colectivos más vulnerables”, explicaba recientemente Luis Miralles, presidente de Casa Caridad, quién señalaba que “la mitad de las familias con recurso habitacional que acude a Casa Caridad tienen problemas con el alquiler y/o suministros, una situación cada vez más habitual, que nos ha llevado a dar ayudas sociales directas para que puedan hacer frente a estas facturas y no se queden en la calle”.

Así, en 2021, la Asociación ha concedido 143 ayudas económicas directas a usuarios por un importe total de 61.928 euros, lo que supone un incremento del 74% respecto al ejercicio anterior. Además, muchas de ellas participan regularmente en la distribución de alimentos frescos y no perecederos, artículos de higiene, como pañales, y cheques para canjear en supermercados. “Unos productos que han incrementado su valor por la inflación y que ha hecho que tengamos que aumentar la partida destinada a este servicio”, explica Luis Miralles.

En el caso de las familias que acuden a las Escuelas Infantiles de la organización, el 54% de las atendidas vive en pisos de alquiler mientras que el 20% lo hace en habitaciones de alquiler, en este último caso suelen ser familias monoparentales, un grupo que ya representa una de cada tres de las usuarias de los Centros de Educación Infantil. De todas estas familias, más del 40% tiene deudas de arrendamiento o en el abono de facturas como la luz, el agua o tratamientos de salud.

Especialmente preocupantes es el caso de las mujeres. De éstas, el 77% se encuentran en situación de desempleo, y las que están trabajando, en su mayoría son en trabajos esporádicos y sin contrato. En el caso de los hombres, más de la mitad están también desempleados. Todo ello hace que solo algo más de un tercio de las familias entrevistadas tienen una nómina como principal fuente de ingresos, algo insuficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia.

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