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Seis alternativas para dejar de usar film de plástico en tus bocatas

Foto: Pixabay

Eva San Martín

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Con casi 180 recreos en un año escolar, si solo la mitad de los ocho millones de estudiantes no universitarios que hay en España llevaran su bocadillo en un envoltorio de usar y tirar, estaríamos hablando de 720 millones de trozos de film transparente de plástico (o de papel de aluminio, los dos materiales más usados para este fin) desechados al año. Una cantidad de basura considerable generada con el único propósito de proteger el almuerzo, sin contar con el film de los bocatas que los adultos más hacendosos llevamos a la oficina. Ni con el que utilizamos para la masa de la pizza o para cubrir los restos de alimentos que guardamos en la nevera.

Casi todo el film de plástico que usamos está hecho de polietileno de baja densidad, un derivado del petróleo y del gas natural ligero y flexible, que soporta temperaturas relativamente altas, de entre 80 y 90ºC. Su versatilidad explica que también se utilice para fabricar las bolsas de la compra y el revestimiento de los briks de lechebriks de leche, entre otros usos. Aunque en teoría, el film de tu bocata se puede reciclar, en la práctica no tanto. Si está sucio, por ejemplo, con salsas o aceite, o tiene restos de alimentos, no sale rentable separarlo y será desechado en la planta de reciclaje, según reconoce Ecoembes, entidad encargada de gestionar este tipo de residuos en España.

Además, si la planta de reciclaje no cuenta con el equipo especializado, puede atascar la maquinaria. Así, tu film tiene muchas papeletas para acabar sus días, y muchas veces, tras un solo uso, en el vertedero o incinerado; de hecho, Greenpeace calcula que solo el 25% de este tipo de envoltorios de plásticos ligeros se recicla en España, aunque Ecoembes eleva el porcentaje al 77%. En el peor de los casos, formará parte de la incontrolada invasión plástica de océanos y mares; donde cada año terminan doce millones de toneladas de basura, el 90% son plásticos.

Por suerte nos preocupan sus nefastos efectos sobre los océanos y los animales marinos, entre otros impactos ambientales. Si te encuentras entre el 88% de los ciudadanos en España que intenta evitar el uso de plástico de un solo uso, sobre todo en envoltorios para alimentos (según una encuesta internacional reciente de YouGov) pero no sabes cómo sacar el film transparente de tu vida, aquí van seis alternativas para olvidarte de él. O, al menos, reducir su consumo.

Seis propuestas para olvidarte del film

1. Recupera tarros y platos

Cuando vayas a cocinar, intenta pensar no solo en los ingredientes y cacharros que necesitarás para preparar tu plato. Si planificas tu cocina teniendo en cuenta los recipientes que necesitas para conservar tu guiso, puedes sacar mucho plástico de tu vida. Así, puedes recurrir a los frascos de vidrio para conservar el alimento, en lugar del film.

También puedes usar recipientes de vidrio o de acero inoxidable, y dar más uso a tus tarterastarteras. Pros: te permite reutilizar envases, e incluso puedes usarlos para congelar alimentos. Aunque requiere un poco más de planificación y tiempo, merece la pena.

2. Usa un trapo o servilleta de tela

Recupera los trucos de la abuela: en lugar del film, prueba a cubrir la masa de la pizza con un trapo o servilleta de telahúmedaservilleta de tela para hacerla crecer. También sirve para envolver otros alimentos en platos antes de guardarlos en la nevera: la humedad de la tela evitará que pierdan agua por evaporación. Imbatible y sostenible, ya que puedes reutilizar el trapo tantas veces como quieras.

3. Tapas de silicona

Estas cubiertas, normalmente redondas, se amoldan al tamaño de los distintos recipientes y pueden usarse con vidrio o cerámica para sellarlos de forma más o menos hermética (algunas son mejores que otras). E incluso puedes meterlas en el microondas. Lo más importante: son reutilizables.

Contras: no suelen funcionar igual de bien con fiambreras de plástico. Además, si no encuentras del tamaño apropiado, puede que no cierre del todo. Aunque este obstáculo puede resolverse con una tapa de silicona que haga ventosa: así puedes utilizarla incluso en envases de bordes irregulares.

4. Bolsas reutilizables con cierre

Suelen estar hechas de silicona, por lo que son reutilizables. Pros: son herméticas, ya que cuentan con un cierre, y permiten tanto envolver como tapar alimentos y restos de comida. Además, al doblarse no ocupan casi espacio en el armario. Puedes utilizarlas para calentar alimentos en el microondas y también para congelar. Contras: no son muy fáciles de limpiar, ya que en el lavavajillas no salen bien. Hay que hacerlo a mano, por cada lado (por fuera y por dentro), y dejarlas secar bien para evitar el moho.

5. Bolsitas de tela y sandwicheras de silicona

Las sandwicheras de silicona son unas fundas flexibles con forma cuadrada que se ajustan a la medida del bocadillo. Pros: se limpian de maravilla, y tienen una vida casi infinita. Otra medida para hacer la hora del bocata más sostenible: recuperar las bolsas de tela.

6. Envoltorios con cera de abeja

Estas cubiertas contienen una capa de tela (normalmente algodón) y un recubrimiento de cera de abeja. Aunque se parecen un poco al papel de cocina, resultan más maleables, por lo que se adaptan y adhieren mejor al bocadillo y permiten envolver todo tipo de alimentos, desde frutas y quesos hasta un bizcocho, de forma más sencilla.

Pros: puedes lavarlas y reutilizarlas. También cierran ensaladas y cazuelas, incluso con bordes irregulares. Hasta puedes fabricarlas tú, de forma más o menos sencilla, como se explica en este vídeo:

Además, si quieres una opción más amable con el planeta, asegúrate de que estén fabricadas con algodón ecológico y que la cera procede de abejas gestionadas de forma sostenible. También hay alternativas 100% veganas, que en el lugar de cera de abeja utilizan ceras y aceites vegetales para darle su consistencia.

Contras: no son eternas (pero tú tampoco, ¿no?). Si las usas varias veces a la semana, muchas pierden sus propiedades al cabo de un año. Tampoco puedes meterlas en el microondas y normalmente hay que lavarlas a mano.

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