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Spray, 'stick' o 'roll-on': ¿qué desodorante es mejor?

Imagen: How can I recycle this

Marta Chavarrías

Por qué nos ponemos desodorante

Cuando hacemos ejercicio o sube la temperatura ambiente aparece el sudor, un líquido compuesto por agua, sales minerales y toxinas que producen las glándulas sudoríparas. Es un mecanismo natural que tiene dos funciones básicas: regular la temperatura corporal (mantenerla entre 36,5ºC y 37ºC) y eliminar sustancias nocivas. 

El sudor, contrariamente a lo que suele pensarse, no huele; el mal olor está causado por el contacto entre las sustancias que lo componen y las bacterias que recubren nuestra piel. Las glándulas sudoríparas se encargan de producir el sudor y las hay de dos tipos:

Ecrinas: repartidas por todo el cuerpo, sobre todo en el dorso de las manos y las yemas de los dedos.

Apocrinas: responsables de que sudemos en circunstancias especiales como en estado de estrés o ansiedad; estas sí se encuentran en las axilas.

Solemos luchar contra el sudor (o, más bien, contra el mal olor) con las duchas y con el uso de desodorantes.

Formatos de desodorantes

Actualmente existen distintos tipos de desodorantes y formas de presentación diferentes. Se pueden encontrar en formato de aerosoles, bola o gel. La eficacia es similar en todos los casos, así que la elección hacia un formato u otro depende sobre todo de la preferencia de cada uno de ellos. La única diferencia que hay entre uno y otro es el tiempo de secado del producto, la forma de aplicación y la textura de la piel tras la aplicación.

Los aerosoles, por ejemplo, aportan una sensación de frescor y pueden actuar también como perfume, porque puede aplicarse en otras zonas del cuerpo. Se trata de uno de los formatos más utilizados, seguido del 'roll-on'. Una desventaja es que contienen alcohol y pueden irritar piel y mucosas.

De uso individual, el 'roll-on' se asocia sobre todo al cuidado de la piel y deja una sensación de humedad. Se aplica arrastrando una esfera por la piel que tiene la mitad dentro del desodorante y la otra mitad fuera.

El stick o barra es un desodorante compacto que se aplica directamente sobre la piel. Puede dejar residuos secos en la piel y llegar a manchar la ropa.

Gel o crema. Esta opción es ideal para pieles sensibles porque no contiene alcohol.

Tipos de desodorantes

Desodorantes con alcohol y perfumes: son transpirantes y son los que neutralizan el mal olor con el control de las bacterias presentes en la axila por la acción del alcohol. No previenen la transpiración. Son eficaces hasta que desaparece el perfume.

Antitranspirantes: tienen la capacidad de regular el olor y la humedad. Para ello utilizan sales de aluminio que se disuelven cuando entran en contacto con el sudor y la humedad. Suelen formar un gel que bloquea la cantidad de sudor que segregan las glándulas ecrinas. En condiciones normales, es decir, que no se produzca una sudoración excesiva, pueden durar hasta 24 horas. Si bien pueden producir irritaciones, escozor o picor en algunas pieles sensibles por la presencia de aluminio, su acción no resulta nociva en la mayoría de los casos. Mientras los desodorantes neutralizan el mal olor, los antitranspirantes controlan y reducen la producción de sudor bloqueando las glándulas sudoríparas.

Parabenos y sales de aluminio: ¿perjudiciales?

Otra de las sustancias que podemos encontrar en los desodorantes son los polémicos parabenos, conservantes químicos que se usan en la cosmética convencional porque, además de su bajo coste, son muy estables. Ambos ingredientes están autorizados para usar para este fin y la ley obliga a respetar unos límites considerados seguros para ello. Los parabenos se han asociado a problemas en el equilibrio hormonal del organismo, una acción conocida como disruptora endocrina.

Las sustancias con esta función imitan el comportamiento de las hormonas femeninas e interfieren en la vida y crecimiento de los tumores. Hace unas tres décadas surgió la polémica que relacionaba el uso de desodorantes con parabenos con cáncer de mama. Según un estudio publicado en Journal of Applied Toxicology en 2004, esta relación estaba más que justificada.

La polémica estaba servida. Pero desde entonces, importantes estudios en 2002 y en 2006, e incluso organismos como el Instituto Nacional del Cáncer estadounidense (NCI), la Administración de Fármacos y Alimentos del mismo país (FDA) o la Sociedad Americana del Cáncer han negado el vínculo entre parabenos y cáncer.

La legislación de la UE permite el uso de parabenos en cosméticos. Según el Comité Científico de la Comisión Europea, la máxima concentración total permitida en los productos de consumo es de ocho gramos de parabenos por kilo de producto cosmético, siempre que ningún parabeno individual esté presente en una concentración superior de 4 gramos por kilo.

Uno de los problemas es que la exposición a los parabenos es múltiple; es decir, no solo los cosméticos contienen esta sustancia. También los alimentos y los medicamentos pueden contener parabenos. Por tanto, la exposición puede tener múltiples fuentes, de ahí que deban considerarse las distintas exposiciones a una misma sustancia.

Por su parte, las sales de aluminio son compuestos de aluminio que se usan como transpirantes para evitar la sudoración extrema. La Environmental Working Group lo considera un neurotóxico

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