Cómo mantener tus plantas felices durante el invierno

Eva San Martín

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Puede que cuidar de tus plantas ahora, y prepararlas para el invierno, no resulte tan excitante como ese despliegue de color y frondosidad que exhiben en primavera. Pero preparar tus plantas para el invierno -es decir, protegerlas antes de que llegue el frío- puede marcar la diferencia, y las mantendrá alejadas de pestes, enfermedades y del daño de las heladas.

Además, no todo es proteger: ahora es el mejor momento para plantar unos dientes de ajo en maceta, y obtener ajos frescos para disfrutar el próximo verano. Si te preocupan tus compañeras de piso más verdes, aquí van unos trucos para cuidarlas este invierno, y los que vienen.

1. Plantas en invierno: menos es más

Es importante no forzar a tus plantas durante los meses fríos. Eso significa, no trasplantarlas ni cambiarlas de maceta hasta que se acerque la primavera. Del mismo modo que tendemos a regarlas demasiado (y hay más plantas que mueren por exceso que por falta de agua), también solemos pasarnos con el cambio de maceta.

Si ya es tarde: te contamos cómo rescatar una planta a la que has ahogado por exceso de agua. El problema: cuando las colocamos en recipientes demasiado grandes, las dejamos flotando en una cantidad de suelo que sus raíces son incapaces de rellenar.

Este exceso de suelo suele encharcarse, sobre todo en invierno, lo que impedirá que tu planta respire o se alimente con normalidad. Como si no tuviera suficiente con sobrevivir al invierno donde ya está. [Aprende qué tamaño de maceta es el adecuado para tu planta.]

2. Dale un respiro al fertilizante

Al menos, hasta que el tiempo vuelva a calentarse y haya más luz: de este modo, le darás a tus plantas el descanso que merecen. Fertilizar tus plantas al final de su estación de crecimiento, fomenta su desarrollo aéreo: aparecen hojas y tallos nuevos que resultan, precisamente, los más sensibles a las heladas y enfermedades. Olvídate del fertilizante durante el invierno, y deja que tus plantas disfruten de este parón natural de crecimiento que tanta falta les hace.

3. Ten cuidado con el agua (y con cómo riegas)

Cuando riegues tus macetas, apunta a la tierra; y solo a la tierra. La clave consiste en no mojar las hojas, ya que la inmensa mayoría de las plantas prefieren mantener su follaje seco. 

¿Y cada cuánto riego? La regla general, y que funciona para la mayoría de las plantas que tenemos en casa, consiste en esperar a que la tierra se seque antes de volver a coger la regadera. En caso de duda, usa el truco del dedo: introdúcelo en la tierra hasta la segunda falange. Si está completamente seca, tu planta está lista para otro trago.

4. Acolcha, acolcha, acolcha

Lo mejor que puedes hacer por cualquier planta durante el invierno es añadir una capa de acolchado a su maceta: pueden ser hojas secas o virutas de madera sobre la capa superior de tierra. Pero el compost o el abono orgánico es mi opción preferida: no solo protegerá a las raíces de los cambios de temperatura, también les proporcionará un alimento de calidad, pero muy poco a poco.

Intenta añadir una capa de unos tres centímetros: piensa que se trata de una suerte de manta aislante, que ayudará a minimizar las fluctuaciones de temperatura, y a retener humedad. Sí: el compost (o el abono orgánico) tiene nutrientes, y hemos empezado diciendo que evitemos los fertilizantes.

Pero el acolchado con compost resulta amable para la planta; además, libera nutrientes de forma equilibrada (nitrógeno, fósforo y potasio); y, sobre todo, muy despacio: lo suficientemente lento como para que no tengas que preocuparte. Eso sí: cuando lo apliques, asegúrate de que mantienes unos centímetros de margen con el tallo, para evitar que se pudra.

5. Y échales un ojo de vez en cuando

¿El mejor consejo? Intenta conocer un poco mejor a tus plantas. Cuanto más familiares te resulten, más sencillo te parecerá identificar cualquier problema. Una planta estresada te lo hace saber de distintas formas: se inclina hacia la ventana, palidece o sus hojas se marchitan más rápido de lo que solían hacerlo. Cambia la luz y los riegos, y ten en cuenta estos cinco trucos sencillos para hacer más felices a tus plantas

6. Protégelas del frío

El frío puede suponer un peligro, especialmente, para las plantas de tu terraza. Si llueve mucho, la tierra puede permanecer encharcada de forma permanente; y machacar las raíces. Además, el suelo aumenta de volumen cuando se congela, rompiendo las macetas de terracota, y dejando las raíces al descubierto, y sin protección.

Un truco: intenta levantar ligeramente tus macetas del suelo (sirve un palé o similar) para permitir que drenen. Además, algunas plantas agradecerán que les hagas un hueco temporal en el salón. Y puedes cubrir las que se queden en la terraza con una manta para plantas o manta antiheladas, un tejido que las resguarda del frío pero permite la entrada de agua, luz y aire.

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