Ocho recetas gastronómicas con miel para celebrar el Día Mundial de las Abejas

Miel

Elisabeth G. Iborra

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Seguro que recuerdas que en la despensa de tu abuela, o incluso en la de tus padres, siempre había un tarro de miel que le echaban al pan, a las torrijas, a los dulces de las fiestas de guardar, a los ungüentos mágicos para curar resfriados e incluso al café. 

¿En qué momento perdimos esa costumbre y sustituimos esas sanas cucharadas del endulzante más natural y sostenible por azúcar, cuando hasta el Ministerio de Consumo, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), alerta sobre los riesgos de su consumo a través de la campaña de sensibilización ''Azúcar, te dejo''?  

Por tu salud y la del medioambiente

Es más, ¿por qué sustituimos el azúcar por edulcorantes como la sacarina o la stevia, que tampoco son más sanos, teniendo la miel?

Si además de tu salud, te preocupa la sostenibilidad del planeta, otro argumento a favor que nos da la Asociación de Comerciantes y Envasadores de Miel, dentro de la Federación Europea que impulsa la campaña Desayuna con miel, es que “la apicultura es uno de los pilares de la biodiversidad, dado que la abeja es el principal polinizador de los cultivos y los ecosistemas”. Y como hoy es el Día Mundial de las Abejas, toca hablar de la miel.

Decenas de tipos de mieles y recetas

En tiendas especializadas, y cada vez más en supermercados, puedes escoger entre las mieles suaves y claras, las más dulces, que son de acacia, alfalfa, almendro, milflores clara, romero y pradera; o fuertes y oscuras, más aromáticas y con un punto ácido, como las de azahar (limón o naranjo), espliego, lavandín, tilo, tomillo o zarza; u otras oscuras con toques salados ligeros, a veces amargos, como las de bosque, brezo, castaño, encina, milflores oscuras, montaña. 

Y la verdad es que, como hay decenas de tipos de mieles de distintas flores, ¡incluso del aguacate!, hemos recopilado aquí ocho propuestas que muy probablemente no se te habrían ocurrido o has olvidado que existían. 

1. Con mieles suaves, claras y dulces

Con rebozados, las mieles dulces suponen una gran armonía. Ya sean de carnes o pescados, tipo alitas y soldaditos de pavía, o con tempuras de verduras, como estos bastones de berenjenas con miel que probamos en El Figón, en Villamalea, Albacete, y nos ha cedido la súper receta

  • Se cortan las berenjenas en bastones.
  • Se remojan para que se les pegue más harina al untarlas
  • Se sacude el sobrante de harina y se fríen en abundante aceite muy fuerte
  • Cuando están doradas al gusto, las sacamos a un papel absorbente
  • Y emplatamos haciendo una especie de palet, para añadirles por encima miel de caña o milflores de abeja
  • Sal, y un crocante de almendra

Con quesos blancos o maduros, las mieles suaves siempre aportan un contraste interesante. Prueba si no este queso provolone a la cazuela con sobrasada y miel: 

  • Pon una loncha gruesa de provolone o provoleta en una cazuela de barro
  • Otra rodaja de sobrasada también generosa encima
  • Métela al horno o ponla en el fogón hasta que se derrita
  • Vierte un chorro de miel de acacia, de alfalfa o de almendro por encima, para darle el contrapunto dulce al plato, y a gozar.

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  • Exprimes un limón y lo echas en una cazuela con un trozo de jengibre, un diente de ajo pelado y un poco de agua
  • Lo dejas hervir
  • Cuando lo saques del cazo, para que la miel no pierda propiedades, le echas una buena cucharada de miel de la más líquida que encuentres, por ejemplo, la de azahar o la milflores clara, removiendo para que se funda. Mano de santo.

2. Con mieles oscuras más potentes

Para los pescados escabechados, conviene una miel más potente de sabor y aroma. Por ejemplo, caballa escabechada a la miel de milflores:

  • Corta dos filetes de caballa medianos
  • Salpimenta al gusto por la parte de la carne
  • Añade un chorrito del aceite de oliva virgen extra, dejándolos 10 minutos
  • Mientras, corta una cebolla y dos zanahorias en tiras de un centímetro de ancho
  • Las echas en un cazo con agua salada al gusto y dejas hervir hasta que la cebolla comience a cambiar ligeramente de color
  • Agrega una parte de un buen vinagre de vino blanco por cada dos de agua que tuviera el cazo, unos pocos clavos de olor y un poco de pimienta negra recién molida
  • Entretanto, enrolla los filetes de caballa, con la piel hacia fuera, y de la cabeza hacia la cola
  • Atraviésalos con un palillo para que mantengan la forma
  • Sumérgelos en el cazo y hierve durante unos 6-7 minutos
  • Se sirve frío o caliente, los filetes escurridos, con la cebolla y la zanahoria como guarnición y se le echa la miel oscura justo al final.

Para las carnes glaseadas, guisadas o fritas, la miel se le echa un par de minutos antes de apagar el fuego o el horno, como en este pollo a la miel oscura:

  • Sazona bien todos los trozos de un pollo
  • Déjalos reposar 10 minutos y dóralos en aceite
  • Deja solo una ligera capa de aceite en la cazuela y añade la miel oscura que gustes, diluida en un vaso y medio de agua, con cuatro cucharadas de vinagre y una cabeza de ajos entera
  • Deja cocer a fuego medio unos 20-25 minutos y añade un chorro de miel al final.

Con los sabores ahumados, la miel oscura es un opuesto delicioso. Bien fácil es esta tosta de salmón, crema de queso y miel de tomillo:

  • Unta las rebanadas pan integral multicereales con la crema de queso ligero
  • Extiende encima las lonchas de salmón ahumado sobre el queso
  • Agrega abundante miel de tomillo y termina con unas hojitas de eneldo.

Otra tostada rica es la de jamón ahumado con aguacate y miel de espliego.

3. Un sustituto a mano para alegrarlo todo

En las ensaladas, en lugar de siropes, diluye la miel (una cucharada sopera por cada 2-3 raciones, 200 g.) en un poco de agua y añade sal, vinagre y aceite, ¡incluso un poco de mostaza!

Para los postres ligeros, en vez de azúcar, elige mieles claras y suaves, ideales para bizcochos, buñuelos, pasteles y tartas de frutas. Deja las más potentes sensorialmente para los dulces que incorporen aceites en proporciones altas o manteca y mantequilla, como las de tomillo o milflores oscuras.

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