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Balón intragástrico: ¿de verdad ayuda a perder peso?

En 2016, más de 1.900 millones de adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso en todo el mundo.

Mercé Palau

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Adform Tracking Code END El sobrepeso y la obesidad han llegado en los últimos años a alcanzar cifras de proporciones epidémicas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, estas dos enfermedades son los principales factores de riesgo para una serie de enfermedades crónicas, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Se habla de sobrepeso y obesidad cuando hay un exceso de acumulación de grasa que puede afectar la salud. Este exceso se mide con el Índice de Masa Corporal (IMC), que consiste en dividir el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su altura en metros (esta medida debe considerarse una guía aproximada). Para los adultos, la OMS establece:

  • El sobrepeso con un IMC mayor o igual a 25
  • La obesidad con IMC mayor o igual a 30

En 2016, más de 1.900 millones de adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso en todo el mundo, de los que más de 650 eran obesos. Pero, pese a estas cifras, hay lugar para ser optimistas, porque la obesidad y el sobrepeso pueden curarse, siempre y cuando el tratamiento sea individual y se afronte dentro de una unidad multidisciplinar, donde el paciente tenga el apoyo nutricionista, psicológico y médico.

Los beneficios del balón intragástrico

Los procedimientos médicos para tratar la obesidad o el sobrepeso son cada vez mejores y más eficaces. Uno de ellos es el balón intragástrico, un tratamiento que consiste en introducir un globo de silicona médica en el estómago por vía endoscópica y bajo sedación. Este balón se rellena con una solución salina con el objetivo de que disminuya la sensación de hambre (suele ocupar entre el 30-40% del volumen total del estómago). Y aquí está buena parte del éxito de este tratamiento: la capacidad restrictiva del balón favorece una sensación de saciedad precoz y, por tanto, contribuye a reducir la cantidad de alimentos que se consumen. Esto puede ayudar al paciente a modificar sus hábitos alimentarios y, por tanto, a cambiar su estilo de vida, que es uno de los objetivos finales.

En Clínica Londres, parte de Sanitas, se lleva a cabo la implantación del balón intragástrico como parte del “Programa KILOW”, un programa médico multidisciplinar a largo plazo que ayuda a perder kilos y, lo más importante, contribuye a la reeducación alimentaria y a los cambios de estilo de vida hacia formas más saludables. En este programa, la ayuda y el apoyo de psicólogos y nutricionistas es fundamental porque el balón intragástrico es temporal (suelen estar colocados en el estómago entre 6 y 12 meses, en función de la pérdida de peso que se quiera conseguir). De ahí que sea importante la combinación del balón intragástrico con otras intervenciones en el estilo de vida. Porque muchas personas que recurren a él han probado antes infinidad de dietas y regímenes para adelgazar sin resultados satisfactorios.

Cómo es el proceso de adaptación

Antes de implantar el balón intragástrico, los expertos realizan una valoración médica inicial en la que se evalúa si la persona es idónea o no para el tratamiento. En la mayoría de los casos, se aconseja su implantación en personas con un IMC superior a 30.

Los efectos adversos son escasos, leves y transitorios, reconoce la Federación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Náuseas, vómitos o dolor abdominal son algunas de las molestias que pueden aparecer al principio, porque el estómago tiene que adaptarse a un objeto, pero suelen controlarse con tratamiento médico conservador. Estos síntomas suelen resolverse en 24-72 horas en casi el 100% de los pacientes. El tratamiento es, en general, bien tolerado.

Las primeras cuatro semanas son las más importantes porque es durante este tiempo cuando se deben empezar a modificar los hábitos alimentarios, con la ayuda de médicos, nutricionistas y psicólogos. Para los expertos, lo que realmente engorda en muchos de los casos son unos hábitos alimentarios inadecuado. Con apoyo y el seguimiento del tratamiento multidisciplinar, estos hábitos quedan lejos.

El balón se extrae del estómago (tras el tiempo establecido) de la misma manera en la que se colocó, mediante endoscopia. Al final del tratamiento, el 97% de los pacientes logra sus objetivos, aseguran los expertos. Buena parte del éxito radica en el trabajo de “reeducación” que se realiza durante y después de todo el tiempo que dura el tratamiento, con un adecuado seguimiento psicológico y nutricional.

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