Maquillaje permanente: ¿comporta peligros?

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Jordi Sabaté

Elvira, lectora y socia de eldiario.es, nos pregunta por la técnica del maquillaje permanente: “trabajo de cara al público en un organismo oficial de la Comunidad de Madrid y unas compañeras me han propuesto que acudamos juntas a un centro para retocarnos las cejas con maquillaje permanente. Me gustaría saber qué riesgos tiene esta técnica, porque no es precisamente barata (unos 400 euros me dicen) y apenas he oído hablar sobre ella”.

Aumentar el volumen y el contraste de las cejas, perfilar unos labios finos como si fueran más carnosos y sensuales, marcar la raya de los ojos para aumentar su exotismo o incluso fijar lunares o disimular cicatrices… Estos son algunos de los logros del llamado maquillaje permanente, una técnica de microperforación e introducción de tintes bajo la superficie de la piel muy similar al tatuaje, aunque no tan agresiva ni permanente.

En esencia el maquillaje permanente consiste en la introducción de unos tintes de tonos similares a los de la coloración corporal bajo la capa más superficial de la piel, para conseguir una pigmentación artificial que simule distintas formas o bien aumente el contraste de las zonas requeridas, sobre todo en el rosto, aunque también se utiliza en la pigmentación de las areolas de los pechos en mujeres en casos de reconstrucción tras un cáncer de mama.

De hecho su desarrollo tiene origen en estos últimos supuestos y a partir de ellos se han derivado en los últimos años las vertientes puramente estéticas. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los tatuajes, donde se utilizan colorantes sólidos que se sitúan bajo capas más profundas de la piel, el maquillaje permanente usa tintes solubles en determinados disolventes orgánicos. Esto hace que con el tiempo pierdan su efecto pigmentador y vayan desapareciendo. El periodo de eficiencia del maquillaje permanente es, así, de entre un año y dieciocho meses.

¿Es una técnica segura?

Según asegura en esta entrevista el doctor Donís Muñoz, miembro de la Academia Española de Dermatología, los pigmentos usados en el maquillaje permanente gozan de todas las garantías necesarias. Esto ocurre a diferencia de lo que acontece, siempre según este médico, en el sector del tatuaje, donde a pesar de haber un control y una homologación de los colorantes utilizados, existe un mercado alternativo de exportación en internet que escapa a la regulación y por tanto no puede ofrecer seguridad plena.

De este modo, los peligros de alergias y reacciones adversas a determinados metales serían en principio mucho más improbables en el caso del maquillaje permanente. No obstante, el PSOE pidió en octubre de 2017 un mayor control sobre los productos que se utilizaban en esta industria. Por otro lado, este hecho no evita que el maquillaje permanente no esté exento de riesgos. Uno de ellos son las infecciones de las zonas donde se ha aplicado la micropigmentación.

Entre el 10% y el 20% de los tatuajes provocan infecciones bacterianas en el lugar donde se colocan, y aunque se practique más superficialmente, el maquillaje permanente no deja de ser una técnica que implica una perforación. El riesgo de infección depende, de todos modos, de diversos factores, entre los cuáles está el grado de higiene del personal pigmentador y la limpieza del material que se emplee.

A este respecto, María Dolores Pérez, presidenta de la Asociación de Micropigmentación Estética, Paramédica y Oncológica (AMEPO) denuncia en esta entrevista que “muchos profesionales y centros de maquillaje permanente ejercen sin autorización sanitaria”. Pérez, que a través de la iniciativa #AreolaSolidaria ha conseguido que la sanidad pública cubra el maquillaje permanente en caso de reconstrucciones mamarias post oncológicas, pide “regularizar la formación exigida para poder ejercer como maquillador permanente”, y añade: “es imposible determinar cuántos profesionales se dedican en España a hacer maquillajes permanentes, ya que hay muchos que no están debidamente dados de alta”.

También puede influir en el riesgo de infecciones el estado del sistema inmunitario del usuario, así como el hecho de que siga o no el cumplimiento adecuado de los cuidados posteriores sobre la piel tras la intervención, ya que se produce una inflamación de la zona perforada que puede durar hasta dos semanas.

Durante estas, se producen exudaciones de líquido seroso que puede infectarse. Las infecciones más habituales, cuando se dan, están causadas por estreptococos y estafilococos, que producen cuadros clínicos como impétigo, erisipela, septicemia, abscesos etc. Finalmente otro problema que puede presentarse es la formación de queloides, que son procesos de cicatrización anómalos y exagerados, debido a una sobrerreacción.

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