¿Pierde el coronavirus su contagiosidad en primavera y verano?

Incluso en verano debe conservarse la mascarilla.

Marta Chavarrías

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Desde que se identificó por primera vez el SARS-CoV-2, hace ya más de un año, una cuestión que llevan tiempo planteándose los investigadores y autoridades sanitarias de todo el mundo es si el clima juega o no un papel en la propagación o desaparición del virus. 

Al inicio de la pandemia había grandes esperanzas de que las altas temperaturas del verano podrían ayudar a reducir su propagación. Algunos pensaron que sería como otras infecciones virales respiratorias, como la gripe, que sí muestran cierta estacionalidad, con un mayor pico de casos entre los meses de otoño e invierno. 

Esto ha llevado a pensar que podría suceder algo similar con el virus que provoca el Covid-19. Sin embargo, algunos de los principales estudios que se han realizado hasta el momento demuestran que esta relación podría no estar tan clara. 

Clima, poco impacto en la transmisión del coronavirus

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene muy claro este punto. “Exponerse al sol o temperaturas superiores a 25ºC no protege del Covid-19”, admite la organización, que insiste en que la mejor manera para protegernos continúa siendo, como ya advirtieron al principio, lavarnos bien las manos, con frecuencia y en profundidad. 

El inicio de la primavera y de temperaturas más cálidas “no debe ser una excusa para relajar las medidas de prevención contra el coronavirus”, admite por otro lado la agencia de la Organización de las Naciones Unidas. Apunta a medidas como “el uso de la mascarilla, las restricciones en los viajes y las cuarentenas” como las más eficaces hasta ahora. 

En cambio, los factores meteorológicos, incluida la calidad del aire, “no impiden la propagación del virus”. En un extenso informe realizado por la Organización Meteorológica Mundial de la ONU, y que han presentado este año, los expertos se alinean con la opinión de la OMS. “Vimos oleadas de infecciones que aumentaron en las estaciones cálidas y en las regiones cálidas en el primer año de la pandemia”. 

Por tanto, no hay evidencia de que esto tenga que cambiar, reconocen de nuevo ahora. Los estudios hechos hasta ahora muestran algunos indicios de que el virus puede sobrevivir más tiempo en condiciones frías, secas y de baja radiación ultravioleta, aunque ello no significa que el calor tenga una influencia significativa en “las tasas de transmisión en condiciones del mundo real”, según el informe.

Calor y Covid-19, un vínculo complejo 

Pese a todo, y según un estudio publicado en Nature, sí se ha observado cierto descenso de casos de Covid-19 en países donde el calor y la humedad tienden a ser más altos. 

En un paso más para neutralizar e inactivar el virus, investigadores de la Universidad A&M de Texas han diseñado un sistema experimental que demuestra que la exposición del SARS-CoV-2 a una temperatura muy alta puede ser suficiente para inactivar el virus. 

En concreto, el trabajo, publicado en la revista Biotechnology and Bioengineering, ha demostrado que si la solución se calienta a casi 72ºC durante 50 segundos, se puede reducir la cantidad del virus en la solución en 100.000 veces, cantidad suficiente para neutralizar el virus y prevenir la transmisión. 

Este tratamiento térmico de menos de un minuto podría ser una medida eficaz para detener la propagación del virus del aire. Además, y según los expertos, permitiría implementar este método en los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado. 

Pero, pese a todo y a la revelación de los resultados, los investigadores reconocen que estos datos no implican que la enfermedad tenga que desaparecer durante el verano o que no afectará a los países cercanos al ecuador. 

Y, si bien los meses de verano podrían asociarse a una transmisión más lenta de Covid-19, como sucede con otros virus respiratorios, todavía es demasiado pronto para hacer declaraciones concluyentes sobre el papel del clima y la transmisión del Covid-19. 

Tanto si hace calor como frío afuera, la transmisión de la Covid-19 de una persona a otra “depende casi por completo del comportamiento de la persona”, y la movilidad influye más que el clima, reconocen los expertos.

Perspectivas de futuro

El papel de los factores climatológicos y meteorológicos se hará más claro en las últimas fases de la pandemia, o cuando la Covid-19 se vuelva endémica. Esto permitirá, según los investigadores, desarrollar sistemas de predicción más fiables. Es necesario que la estacionalidad y otras influencias se determinen de forma sólida para poder hacer el monitoreo y la predicción de riesgos importantes. 

Lo que sí queda claro es que el factor principal de transmisión sigue siendo el comportamiento de las personas. Por tanto, es clave seguir manteniendo las medidas preventivas (distancia, mascarilla y lavado de manos). 

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