¿Por qué los murciélagos transmiten coronavirus pero ellos no enferman?

¿Por qué el murciélago porta los coronavirus pero no muere por ellos?

Marta Chavarrías

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A medida que Covid-19 avanza y se extiende a numerosos países de todo el mundo, los científicos se apresuran a descubrir exactamente cómo y dónde comenzó el brote. Las infecciones por coronavirus son comunes en animales y humanos. Algunas cepas son zoonóticas, es decir, pueden transmitirse entre animales y humanos, pero muchas no lo son.

En los humanos, el coronavirus puede causar enfermedades que van desde el resfriado común hasta otras más gravescomo el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (causado por el SARS-CoV, que se transmitió de las civetas a los humanos).

Según las estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), tres de cada cuatro enfermedades nuevas o emergentes en los humanos se transmiten por la vida silvestre o el ganado. En diciembre de 2019, se detectaron los primeros casos humanos de neumonía de origen desconocido en la ciudad de Wuhan, en China, concretamente en un mercado donde se venden animales vivos. Entonces, las autoridades sanitarias del país identificaron un nuevo CoV como agente causal, que han nombrado con el nombre científico de SARS-CoV-2.

¿Qué pasa con los murciélagos?

El trabajo que se ha llevado a cabo para encontrar el origen de la enfermedad Covid-19 ha llevado las primeras hipótesis hasta un mercado de alimentos de Wuhan. En un primer escenario, se propone el origen animal, en concreto, en los murciélagos, como el reservorio más probable de este coronavirus. Lo reconocía la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado mes de febrero.

No es la primera vez que esto sucede. Se cree que el Ébola se originó en los murciélagos, así como el SARS y el MERS. Según la Organización Internacional de Epizootias (OIE), el virus Covid-19 es un pariente cercano de otros coronavirus que circulan en las poblaciones de murciélagos Rhinolophus affinis (murciélago herradura).

La investigación muestreada de un murciélago de esta especie es aproximadamente un 96% idéntico al SARS-CoV-2. De hecho, los murciélagos son reservorios de cientos de virus. Parte de la razón que lo explica es que, como son los únicos mamíferos voladores, estos animales han desarrollado una rara habilidad para combatir los virus y les ha permitido que su sistema inmunológico se vuelva más especializado y, en consecuencia, puedan vivir con varios tipos de virus sin que les pase nada (excepto con el virus de la rabia, que sí les afecta).

Los murciélagos duermen prácticamente todo el día, por tanto, tienen unas constantes vitales muy bajas. Pero de noche, cuando vuelan, gastan mucha energía y tienen un metabolismo mucho más activo que el de los humanos. Además, las células del cuerpo se les rompen y sueltan pequeños trozos de ADN que salen “flotando” a lugares donde no deberían estar.

¿Por qué a nosotros sí y a ellos no?

Los murciélagos no tienen el mecanismo para reaccionar frente a estos fragmentos de ADN, lo que indicaría que algo va mal (la invasión de un organismo patógeno, por ejemplo). En otros mamíferos, provocaría una inflamación en la lucha contra el virus. En los murciélagos no porque han perdido algunos de los genes que estaban implicados en esta reacción, se han acostumbrado a lidiar con este estrés, es como si estuviera en un estado de alerta. Aunque pueden tener una pequeña reacción, esta es muy pequeña.

Además, cuando vuelan, los murciélagos aumentan su temperatura corporal y ponen sus cuerpos en un estado constante de “fiebre”. Esto ocurre al menos dos veces al día, cuando van a buscar comida y cuando regresan. Los patógenos han evolucionado para resistir a estos picos de temperatura corporal. El problema está, sobre todo, cuando se cruzan estas enfermedades con otra especie.

Un virus que se adapta a un murciélago probablemente no se verá afectado por una temperatura corporal más alta, por lo que la fiebre humana no funcionará como mecanismo de defensa. Los virus, por tanto, tienen en los murciélagos un lugar ideal donde permanecer, mutar e infectar nuevos huéspedes. Todo ello funciona como una bomba de relojería que estalla cuando se propagan con otros animales, cuando se comercializan en mercados y cuando invadimos su territorio.

¿Qué ocurre con los pangolines?

También se apunta que la ruta de transmisión, en lugar de ser directa murciélago-humano, involucre un huésped intermedio que probablemente estuvo relacionado entre ambos. Los murciélagos no suelen verse en mercados como el de China. Es probable que el nuevo coronavirus necesite pasar a través de otro mamífero para amplificarse o mutar aún más, para que se pueda transmitir a los humanos (como ocurrió en el caso del SARS y el MERS, con las civetas y los camellos, respectivamente, que actuaron de hospedadores intermedios).

Aunque han aparecido varios culpables, el que más opciones tiene es el pangolín, un animal muy buscado en China por su carne considerada un manjar y sus escamas, pero aún no se ha llegado a un consenso al respecto. Si bien la venta del animal está prohibida en este país, todavía se introducen de contrabando desde varios países del sudeste asiático y africano (de hecho, el pangolín está considerado uno de los animales más traficado del planeta).

Según Nature, se ha encontrado un coronavirus en pangolines de contrabando con un 99% de compatibilidad genética con el virus que circula en las personas. En medio de la emergencia global de salud pública de Covid-19, es importante investigar los orígenes de la pandemia porque comprender cómo un virus animal salta los límites de las especies para infectar a los humanos puede ayudar a prevenir futuros brotes zoonóticos.

Menús sin carne silvestre en China

Cuando las enfermedades emergentes zoonóticas se extienden a los humanos, las causas más frecuentes son los comportamientos humanos, incluido el comercio internacional de vida silvestre, que se ha convertido en la principal fuente sospechosa del nuevo coronavirus, y el consumo de animales silvestres.

Las repercusiones de la pandemia de Covid-19 están impulsando reformas tajantes en China. Conscientes del problema, está previsto que el 1 de mayo entre en vigor en ciertas zonas del país la prohibición de comercializar animales salvajes destinados al consumo. Por tanto, y según la nueva ley, no se podrá cocinar la carne de serpientes, por ejemplo. Las autoridades chinas también han prohibido, temporalmente, el comercio de vida silvestre. 

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