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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Esto es lo que se esconde tras los productos con la etiqueta 'para veganos'

Foto: The Impulsive Buy

Jordi Sabaté

Humus de supermercado, leches de arroz, almendra o soja, hamburguesas de tofu, escalopines de legumbres, quesos sin rastro de leche, margarinas 100% vegetales, bacon vegetal, relleno de soja, paté de tomate, de nuez, de oliva, etc. Todos estos productos procesados y muchos otros se pueden encontrar en el lineal de numerosos supermercados bajo la etiqueta 'para veganos', es decir indicados para personas que han tomado esta opción ética y nutricional.

Isabel, una socia vegana de eldiario.es, quiere saber si son realmente saludables o solo son una nueva estrategia de marketing y, en realidad, esconden los mismos problemas que el resto de elaborados industriales: grasas hidrogenadas, aceites refinados, aceite de palma, azúcares añadidos, exceso de sal, almidones, etc. Para despejar su duda hemos hablado con Lucía Martínez, nutricionista, autora de la publicación Dime qué comes y principal referencia nacional en la alimentación vegana.

¿Significa vegano saludable?

“Para empezar, dejar claro que vegano no significa saludable, como ya expliqué en en su día”, puntualiza Martínez, que aclara que con ello quiere advertir que una alimentación vegana simplemente elimina cualquier alimento de origen animal de la dieta, pero que ello no implica necesariamente a productos más saludables.

Es decir, que la etiqueta 'para veganos' en un lineal de supermercado no indica que lo que contenga el producto sea especialmente bueno. “Probablemente, y salvo excepciones, sucederá todo lo contrario”, apostilla la nutricionista. “Una dieta vegana”, prosigue Martínez, “como cualquier otra, debe cubrir los requerimientos nutricionales de cada uno” y además procurar eliminar aquellos elementos que puedan ser perjudiciales para la salud, o al menos no abusar de ellos“.

¿Abundan estos elementos poco recomendables especialmente en los productos elaborados 'para veganos'? “No más que en la mayoría de ultraelaborados industriales, pero sí: abundan en general las grasas hidrogenadas, los aceites de girasol y coco refinados, el aceite de palma, la sal por encima de lo recomendable y, en caso de bebidas y leches vegetales, los azúcares añadidos pueden llegar al 20% de la bebida, por lo que deberían ser consideradas refrescos”.

Queso vegano: un imposible

En otra de sus publicaciones, Lucía Martínez se extiende sobre los quesos para veganos, que como no pueden incluir leche llevan aceite de palma, de coco refinado, almidón y saborizantes. “Pero no incluyen ningún aporte de proteína, que es lo que caracteriza al queso de leche, por lo que desde el punto de vista nutritivo son muy poco recomendables a no ser que se les añada proteína de soja, lo que normalmente no sucede. En el texto de su post puede leerse: ”Sinceramente, si queréis ser veganos (o dejar los lácteos), asumir que el queso es historia para vosotros es lo mejor que podéis hacer“.

En similar caso se encuentran las natas veganas, cuya base grasa suele ser el aceite de palma, y en general toda la bollería industrial 'para veganos'. “En ella que se abusa de las grasas trans, del aceite de palma y del azúcar tanto como en la bollería 'para no veganos', ya que muchas veces se sustituye la grasa animal no por razones éticas, sino porque la vegetal hidrogenada es más barata”, explica.

Margarinas sin trans pero...

¿Qué pasa con las margarinas? Muchos veganos las consideran su mantequilla por defecto. La OCU en 2015 emitió un comunicado en el que aseguraba que no había grandes diferencias entre las margarinas y las grasas animales a nivel nutricional, una vez que los fabricantes estaban dejando de usar grasas hidrogenadas en su elaboración. Incluso recomendaba a aquellas consumidoras y consumidores con colesterol malo alto, tender a las margarinas por su ausencia de grasas saturadas de origen animal.

En la misma línea, la página web no más aditivos revelaba en una tabla comparativa que solo tres marcas por aquellas fechas incluían grasas hidrogenadas en sus margarinas, un dato sin duda positivo. Sin embargo, la misma tabla ponía en evidencia que la inmensa mayoría de ellas las sustituía por aceite refinado de coco y de palma, que también son poco recomendables. Y lo mismo ocurre con los patés vegetales de tomate, aceituna, nueces, y otros: la presencia del aceite de palma y las altas dosis de sal son casi hegemónicas.

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