Paperas: esta es la razón por la que han vuelto los brotes a pesar de la vacunación de la triple vírica

Foto: Taj Generics Pharmaceuticals

Jordi Sabaté

Peru, socio y lector de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto en el cuerpo de un correo electrónico: “en la familia hemos tenido un reciente caso de paperas, a mediados de junio, en un sobrino. Al parecer lo cogió en un Máster de Psicología Criminal que está realizando. El hecho me sorprendió porque mi sobrino ya tiene 26 años y creía que se trataba de una enfermedad de niños y adolescentes. Para colmo de rarezas, mi hermana jura y perjura que en su día fue vacunado con la triple vírica en dos tandas. ¿Por qué ha regresado la enfermedad? ¿Es culpa de los antivacunas? Y aunque suene incorrecto: ¿Tal vez es de los estudiantes latinoamericanos que vienen a cursar a España y no están vacunados?”

¿Qué son las paperas?

Tal como dice Peru, las paperas se dan sobre todo en personas en edad temprana o en la adolescencia, aunque no es en absoluto imposible que esta enfermedad ataque también a adultos. Se trata de una infección provocada por un virus que se transmite a través de la saliva, no solo con besos, sino también al beber de una misma botella, un vaso, comer con los mismos cubiertos o incluso puede pasar por un estornudo o por las chispas de saliva expulsadas al hablar, que actúan como un spray difusor. Por tanto, los brotes de esta enfermedad se suelen dar en ambientes comunes como colegios, universidades, etc., zonas donde la gente está cercana, habla entre sí y comparte cosas.

Las paperas o paroiditis, su nombre médico, atacan a las glándulas parótidas provocando inflamaciones, a veces espectaculares, en los laterales de las mandíbulas, justo por debajo de las orejas. Los síntomas suelen ser mareos, vómitos, fiebre, malestar general, y suelen durar como máximo dos semanas, en los que remite la infección. La misma solo se puede tratar con analgésicos y antipiréticos.

En los casos más graves, y menos frecuentes, la infección puede atacar al sistema nervioso central o a los testículos, y puede complicarse con meningitis e infertilidad en hombres. Es por ello que en los países avanzados se inmuniza a los niños con la vacuna triple viral, en dos fases: una primera antes de llegar al año y la segunda a los cuatro años.

Con estas dos tandas de vacuna triple viral, que generan anticuerpos a los virus del saranpión, las paperas y la rubeola, numerosas generaciones de españoles han quedado inmunizados contra estas tres enfermedades. No obstante, Peru tiene razón cuando dice que resulta sorprendente que hayan regresados los brotes de paperas, pues hacía décadas que no se observaban. ¿Qué ha pasado?

Triviraten, la culpable

Hay varios factores que pueden explicar el regreso de las paperas, si es que algún día el virus se fue, y ninguno es la llegada de estudiantes extranjeros ni los antivacunas. El gran culpable se llama Triviraten, y es una modalidad de vacuna triple viral que se utilizó desde mediados de los ochenta a mediados de los noventa del siglo pasado. Fue escogida porque contenía de cepa de virus inactivo contra las paperas llamada Rubini, que creaba reacciones alérgicas menores.

Los que tenemos una edad, portamos como santo y seña de haber nacido en el Tardofranquismo o la Transición una marca en el hombro provocada por la reacción de la vacuna y un recuerdo del dolor. En cambio la cepa Rubini no era tan agresiva en ese sentido. Ahora bien, tal como declaraba a la agencia EFE el pasado mes de abril el pediatra Fernando Moraga-Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), la cepa Rubini “era menos inmunógena, es decir, producía menos respuesta de inmunidad, de defensas”. Es decir, que producía menos anticuerpos y por tanto protegía menos contra la infección. Como consecuencia, aquellos que fueron vacunados con Triviraten, tienen una defensa menor.

Triviraten fue retirada a mediados de los noventa en cuanto se demostró su menor eficacia, pero aquellos que fueron vacunados con ella, y que ahora están en edad universitaria, son especialmente susceptibles a padecer el brote. En primer lugar por su menor inmunidad, pero también porque se concentran en espacios reducidos donde el virus se propaga fácilmente. De ahí que los principales brotes actuales se den en primavera en recintos universitarios, como el de este abril en la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid.

En cambio, no se dan entre niños con padres en el movimiento antivacunas, entre otras razones porque este movimiento es bastante reciente y además los niños de su entorno seguramente están debidamente inmunizados. Tampoco es verosímil pensar en estudiantes extranjeros, porque la triple viral se aplica en todo el mundo y cualquier estudiante joven de Latinoamérica está debidamente vacunado. Precisamente, en los países de la zona, los focos de riesgo se sitúan principalmente en adultos de zonas pobres y alejadas que en el pasado no recibieron vacunación. Pero nunca los jóvenes.

¿Hay que revacunar?

En principio los expertos aseguran que habrá que acostumbrarse a vivir con los brotes, que serán frecuentes en unas generaciones pero luego menguarán. También aseguran que son poco preocupantes. El responsable de servicios infecciosos de la Fundación Jiménez Díaz y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), Manuel Fernández Guerrero, descartó, en declaraciones a EFE durante el brote de abril, que los adultos deban recibir una tercera dosis de la vacuna, en esta ocasión con una cepa que genere más anticuerpos.

“Se trata de una enfermedad benigna sin consecuencia alguna. No sería costo-eficaz, no podríamos tener un beneficio ni para las personas ni para la sociedad; son los niños los que tienen que ser vacunados”, dijo el experto. Sin embargo, en 2012, ante un brote, Catalunya llamó a revacunarse a 17.000 personas. Por su parte, la Junta de Andalucía ya realizó en 2007 una alerta recomendando a estas edades la revacunación con la triple vírica“.

También lo hizo cinco años después la Red de Vigilancia Epidemiológica de la Comunidad de Madrid cuando detectó el problema. Los expertos, no obstante, destacan que aunque las personas vacunadas con Triviraten son menos inmunes, no están totalmente desprotegidos y sufren los síntomas más suaves de la enfermedad y por periodos más cortos, con alta improbabilidad de caer en las consecuencias más graves.

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