Abuelos que no quieren cuidar a sus nietos: ¿son egoístas?

Foto: Max Pixel

Cristian Vázquez

La figura de los abuelos como cuidadores de sus nietos se ha reforzado en los últimos años, a partir de la crisis económica, que ha hecho que muchas familias acudan a ellos como un apoyo y un auxilio en ocasiones fundamental. Según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), los abuelos en nuestro país dedican una media de seis horas diarias al cuidado de los nietos, es decir, en muchos casos, más de lo que dedican a los niños sus propios padres.

De acuerdo con la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación de Europa (SHARE), realizada en 2006, los abuelos de nuestro país dedican aún más tiempo: siete horas diarias, dos más que la media en el continente. Sin embargo, según la misma fuente, el número de abuelos españoles que ayudan con la crianza de sus nietos (uno de cada cuatro) es menor que la media en la región (uno de cada tres).

Ahora bien, cuidar a los nietos no es una obligación. Mucho menos, tener que asumirlo como un trabajo de tiempo completo, con el desgaste que implica. Por ello, no son pocos los casos de abuelos que se niegan a cuidar a sus nietos, o que, en todo caso, limitan la colaboración a momentos particulares, sin convertirse en canguros o niñeras “regulares” de los hijos de sus hijos. Entonces surge la pregunta: ¿son egoístas esos abuelos y esas abuelas?

Los riesgos de convertirse en un “abuelo esclavo”

Como apuntan los expertos de la SEGG, existe el riesgo de que el cuidado de los nietos se torne “una carga” para la persona mayor. Si representa una sobrecarga de actividades en detrimento de sus propias necesidades, esta situación puede derivar en situaciones de estrés, ansiedad o depresión.

El cardiólogo granadino Antonio Guijarro acuñó en 2001 el concepto de “síndrome de la abuela esclava”, que además de esos síntomas de malestar emocional incluye otros físicos, como un cansancio excesivo, hipertensión, sofocos, taquicardia y mareos. La sobrecarga derivada del cuidado de los nietos no es la única causa de esta situación, pero sí una de las principales.

Las mujeres que cuidan a sus nietos durante un mínimo de nueve horas a la semana tienen un 55 % más de probabilidades de padecer problemas coronarios. Al menos esa fue la conclusión de una investigación sobre este tema realizada por científicos de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, basada en más de 54.000 casos de mujeres de entre 46 y 71 años.

En algunos casos, en palabras de José Antonio López Trigo, presidente de la SEGG, “las abuelas y abuelos tienen la sensación de realizar una jornada laboral a tiempo completo y se sienten forzados en unas cargas de cuidados y educación”. Es en esos casos cuando existe el riesgo de que las tareas excesivas de las cuales los mayores se hacen cargo terminen afectando a su salud y, por ende, a su bienestar.

Cuidar a los nietos para vivir más

Las conclusiones de otros trabajos, sin embargo, apuntan en la dirección contraria. Un estudio realizado por científicos de Suiza, Australia y Alemania determinó que los abuelos que se encargan del cuidado de sus nietos viven más. De acuerdo con la investigación, cuyas conclusiones se publicaron el año pasado en la revista especializada Evolution & Human Behavior, entre las personas que pasan tiempo a cargo de los hijos de sus hijos las tasas de mortalidad temprana se reducen hasta en un 37 % en comparación con quienes no lo hacen.

El estudio observó incluso un beneficio parecido (es decir, vivir más tiempo), aunque en menor grado, en adultos mayores sin nietos pero que se dedicaron a cuidar a otras personas, como amigos y vecinos. Y también se comprobó el efecto contrario: “No tener ningún contacto con los nietos puede impactar de forma negativa en la salud de los abuelos”, declaró a la prensa Sonja Hilbrand, miembro del Departamento de Psicología de la Universidad de Basilea, en Suiza, y directora de la investigación.

“Este vínculo podría ser un mecanismo profundamente arraigado en nuestro pasado evolutivo, cuando la ayuda en el cuidado de los niños era crucial para la supervivencia de la especie humana”. La autora aludía de esta forma a la llamada “hipótesis de la abuela”, según la cual los humanos lograron una mayor esperanza de vida gracias a que las abuelas, hace miles de años, comenzaron a colaborar con la alimentación de los nietos.

Según la última Encuesta sobre personas mayores publicada por el Imserso, en 2010, España cuenta con una de las tasas de expectativa de vida más altas de Europa: 84 años para las mujeres y 78 para los hombres, cifras solo superadas en la región por Suecia y Francia. ¿Existe una relación entre tal longevidad y el mucho tiempo que los abuelos pasan con sus nietos? De momento no se puede afirmarlo, pero quizás exista alguna clase de vinculación.

El equilibrio deseable

Colaborar con el cuidado de los nietos puede ser “un sólido elemento de ayuda para los mayores”, ha explicado Iñaki Martín Lesende, médico de familia especializado en atención a adultos mayores. Esto es así en virtud de diversos factores, como sentirse socialmente integrados, mejorar su salud y funcionamiento físico (gracias a actividades como ir a buscarles al colegio) y favorecer su funcionamiento mental (deben estar pendientes de los horarios, puede que tengan que ayudarles en sus tareas escolares, etc.).

Pero el experto apunta que en ocasiones los abuelos acusan un desgaste emocional por tener que estar tantas horas cuidado a sus nietos, debido a que la tarea se ha convertido en “una obligación, en un deber que limita otras actividades o deseos de la persona mayor, excediendo el ritmo de exigencia física”. Cuando esta actividad deja de efectuarse de forma voluntaria y con agrado y se convierte en un peso, puede repercutir sobre la integridad física y emocional de la persona.

Si un abuelo o una abuela se dan cuenta de que se sienten así, o de que se encaminan hacia ese estado, y por lo tanto deciden dejar de cuidar a los nietos o hacerlo durante menos tiempo, está claro que no se puede hablar de egoísmo. Se trata del cuidado de la propia salud.

Lo deseable es hallar el equilibrio: que abuelos y padres -dice Martín Lesende- busquen “un punto medio de comprensión y entendimiento, que implique un esfuerzo conjunto por compartir las obligaciones y cuidados de acuerdo a las capacidades de ambos”. Si esta división de tareas se lleva a cabo de manera correcta, tendrá efectos positivos en el envejecimiento, pero, en el caso contrario, el estrés y la ansiedad tendrán efectos muy negativos sobre su salud.

La recomendación de Sonja Hilbrand, la directora del estudio que concluyó que cuidar a los nietos reduce las tasas de mortalidad, consiste en que los abuelos aporten “una cantidad moderada de ayuda”. Pero enfatiza que “es muy importante que cada persona decida por sí misma qué significa” esa cantidad moderada. Y añade que “en la medida en que no te sientas estresado por la intensidad de la ayuda que brindas, puedes estar haciendo algo bueno para los demás a la vez que para ti mismo”.

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