Niños y móviles, cuatro motivos por los que este binomio puede ser peligroso

Niños con móviles.

Marta Chavarrías

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No es recomendable que los menores de 16 años tengan móvil. Sin embargo, el 66% de la población de 10 a 15 años tiene uno, sobre todo a partir de los 13 años, según datos del Instituto de Estadística español (INE). Y lo que era impensable hace unos años, es decir, que un niño de 10 años tuviera móvil, ahora ya no lo es tanto si se tiene en cuenta que el 25% de ellos son los orgullosos dueños de un smartphone y, por tanto, tienen capacidad para acceder a internet y descargar aplicaciones. 

A estos datos se añade otro dato significativo: la exposición a los dispositivos móviles a menudo empieza en los primeros años de vida. Es cada vez más común ver a un niño sentado en su cochecito con un móvil en la mano o en el restaurante sentado en la mesa distraído mirando uno.

Algunos padres usan estos dispositivos para distraer a sus hijos y reemplazan así cada vez más los viejos juguetes o distracciones. Pero darles el móvil para que no molesten, para que se calmen o para distraerlos cuando no quiere comer acabará por crear una obsesión.

Los cuatro motivos por los que controlar el uso del móvil en niños

Aunque la tecnología ha hecho mucho para facilitarnos la vida, debe tenerse en cuenta el impacto que los dispositivos móviles pueden tener sobre los niños y adolescentes.

1. Problemas de visión

La sobreexposición a las pantallas, sin mantener la distancia mínima de seguridad, está provocando un aumento de los casos de miopía en niños, además de fatiga ocular. Algo que no ocurre cuando los niños pasan más tiempo jugando al aire libre, reconoce el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO). 

Cuando el ojo pasa mucho tiempo mirando algo de cerca tiene que trabajar más. Los expertos reconocen que el uso prolongado de este tipo de dispositivos puede provocar síntomas como dificultad para enfocar distancias, sensibilidad al brillo de la luz, incomodidad ocular, dolor de cabeza y ojos irritados. 

2. Retraso en el lenguaje expresivo

El uso de teléfonos móviles puede retrasar el lenguaje expresivo en niños de 19 meses. 

3. Puede perjudicar el cerebro en desarrollo

Los dispositivos móviles estimulan el centro de recompensa del cerebro, razón por la cual los niños se sienten atraídos hacia ellos. Generan dopamina, una sustancia química que nos hace sentir bien y que libera el cerebro. La sobreestimulación constante de las pantallas le da al cerebro golpes de dopamina (y adrenalina), razón por la cual son tan adictivos.

4. Problemas psicológicos como adicción

Los resultados de un informe de Common Sense Media, de 2016, demostraron que el 50% de los adolescentes “se sienten adictos” a los dispositivos móviles. Esta encuesta demostraba también que el 72% de los adolescentes, y también el 48% de los padres, sienten la necesidad de responder de inmediato a mensajes de texto, de las redes sociales y otras notificaciones. 

Según el estudio, el 69% de los padres y el 78% de los adolescentes revisan el móvil al menos cada hora. Otro informe de investigación mostró que el 45% de los adolescentes aseguran usan internet “casi constantemente”. Esto se traduce en muchos casos en un uso excesivo del uso del móvil; bajo rendimiento escolar; insomnio o alteraciones del sueño; urgencia excesiva o necesidad de estar conectado; e irritabilidad si el teléfono no está accesible.

Recomendaciones para un uso correcto del móvil en niños

La Organización Mundial de la Salud (OMS), haciéndose eco de la recomendación de la Academia de Pediatría estadounidense, recomendaba en 2019 que los niños de entre 2 y 5 años se limiten a una hora de tiempo de pantalla al día y, cuanto menos, mejor. El tiempo que se le dedica a la pantalla es tiempo que se roba para estar físicamente activo y dormir lo que se necesita. 

Otras pautas que pueden seguirse:

  • Habilitar controles parentales: activar los filtros de control parental para evitar el acceso a ciertos contenidos no aptos para niños.
  • Acompañar a los niños cuando usan el móvil: es importante conocer cómo se comportan los niños con la tecnología y saber de qué manera la usan. 
  • Establecer rutinas: no dejar usar el móvil antes de acostarse, sino apagarlo y guardarlo. Limitar el uso de los móviles en momentos como las comidas.
  • Ofrecer alternativas: crear oportunidades para que los niños se mantengan ocupados, dándoles tareas y responsabilidades. Debe tenerse en cuenta que los niños no suelen tener conciencia del tiempo que están pasando frente al móvil. Organizar juegos y actividades de manualidades que permitan pasar el tiempo sin necesidad de recurrir al móvil.
  • Dar ejemplo: los niños se están volviendo cada vez más dependientes de las pantallas no solo por el fácil acceso sino también porque eso es lo que ven también en los adultos, que buscan constantemente información. 

Debe tenerse en cuenta que la tecnología en sí no es lo que perjudica a los niños, sino la forma en la que se usa. Las posibilidades de un móvil son numerosas, entre ellas puede ser una herramienta muy útil de aprendizaje. Usarlo con moderación y restringir las horas de uso contribuyen en gran medida a garantizar el bienestar de los niños y ayuda a inculcarles buenos hábitos. Un mal uso los desconecta de las necesidades básicas (sueño, alimentación y actividad física). 

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