Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.
Este lunes ha empezado el partido de verdad
Con la proclamación de las listas electorales por las Juntas Electorales Provinciales (JEP) empieza propiamente el partido en todas las elecciones en todos los niveles de nuestra fórmula de gobierno: municipales, autonómicas, estatales y europeas.
En los años del bipartidismo, acompañado de la hegemonía de CiU y del PNV en los nacionalismos catalán y vasco, el acto de proclamación de las candidaturas era un acto de trámite carente de transcendencia política, pero ahora ya no es así. El proceso de formación de las candidaturas que se van a registrar ante la JEP correspondiente ha adquirido una dimensión política que antes de 2011 no tenía. La cultura política de la derecha, de la izquierda y de los nacionalismos catalán y vasco está presente en este proceso y deja su huella en cada uno de ellos. Pero en todos se hace de manera distinta desde las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014.
La selección de quienes van a competir en el partido sitúa a unas candidaturas en una posición mejor que a otras y a la inversa, facilitando en unos casos el inicio de la campaña electoral y dificultándolo en otros.
Parece que hay un acuerdo bastante generalizado en que las candidaturas de las derechas se han podido configurar con poco ruido y que el desgaste de cara a la jornada electoral ha sido mínimo. El resultado electoral del 28M ha jugado, sin duda, un papel destacado en la fluidez con que se ha desarrollado la composición de tales candidaturas. Pienso, además, que los pactos con Vox, aunque están siendo muy ruidosos, no le van a pasar factura. La cultura política de la derecha española es la que es y nadie puede llamarse a engaño.
En las candidaturas de las izquierdas y en las nacionalistas, más en las catalanas que en las vascas, el ruido que se ha generado en la formación de las mismas ha sido notable. En el caso de Sumar, ha llegado a generarse incertidumbre sobre que fuera capaz de llegar al correspondiente registro de las JEP con la tarea cumplida de representar a todas las formaciones de izquierda distribuidas por las diferentes “nacionalidades y regiones”, que, por los motivos que sea, no se sienten representadas por el PSOE. Sin la confederación de las izquierdas que supone Sumar, no parece posible mantener en el Gobierno una mayoría como la que lo ha estado haciendo desde julio de 2018.
A esta incertidumbre se pone fin con los acuerdos de las JEP de proclamación de candidaturas. ¿Se suprimirá con dichos acuerdos el ruido que ha estado presente durante la elaboración de las mismas o simplemente se reducirá en mayor o menor medida? ¿Se impondrá con rotundidad la certidumbre del acto jurídico de la proclamación a las tensiones políticas presentes en la negociación de las candidaturas?
Esta es la incógnita que va a tener que empezar a despejar desde ya mismo Sumar, para poder competir eficazmente. Aunque el ruido en la configuración de las candidaturas ha venido de una sola de las 15 formaciones políticas que se han confederado para el 23J, dicho ruido ha tenido un impacto mediático apreciable y ha lastrado el lanzamiento electoral inicial del proyecto confederal.
Sumar tiene que conseguir levantar esa hipoteca en las semanas que quedan hasta el 23J, porque de ello depende que se exprese parlamentariamente la mayoría social que viene dirigiendo el país desde julio de 2018. La prueba que supone para el liderazgo de Yolanda Díaz es inmensa. Pero las cosas son como son y el partido hay que jugarlo con las condiciones meteorológicas que tocan.
Este lunes ha empezado el partido de verdad. Que se note desde el pitido inicial.
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