Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

Efectos de Vistalegre II: la esperanza renovada

Los principales dirigentes de Podemos en la segunda jornada de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre 2.

Joaquín Caretti

Los efectos del congreso de Podemos en Vistalegre se han hecho visibles sin demora. Dada la sensación de que el proyecto -por la intensidad del enfrentamiento habido en los últimos meses- no iba a salir bien parado de esta reunión, es de resaltar el movimiento sorprendentemente pacificador resultante. Solo un milagro podía salvar la unidad de un partido en el cual se preveía que cualquier victoria amplia ocasionaría defecciones masivas entre los derrotados, acompañándose esto de un cierre de filas de los ganadores con las consecuentes exclusiones. Por suponer que la guerra abierta podía continuar en su línea devastadora, muchos pensaron que la mejor solución era un resultado equilibrado que conformara por igual a los dos proyectos predominantes.

Sin embargo, nada de lo sucedido hasta ahora confirma esta deriva sino, justamente, todo lo contrario. La victoria de los proyectos y candidatos de Pablo Iglesias fue contundente, pero no arrasó al adversario. Los votos del errejonismo (más del 30%) son un buen resultado y habla de un minoritario pero amplio sector apoyando una línea de acción diferente a la ganadora. Esta cuestión deberá ser bien valorada por Iglesias, cosa que parece estar haciendo. Así mismo, Errejón está manejando bien la situación al aceptar con altura la desaparición de la Secretaría Política y el lógico desplazamiento de su lugar de portavoz en el Congreso. Sus esfuerzos se encaminarán ahora a conquistar la Comunidad de Madrid y pocas dudas existen sobre su capacidad para lograrlo.

Se ha designado un nuevo comité ejecutivo donde se han repartido las secretarías y se ha nombrado un gobierno en la sombra al estilo inglés. En ambos figuran los líderes hasta ahora enfrentados, nombrándose a Errejón como responsable de la Secretaría de Análisis Estratégico y Cambio Político, nombre sugerente y nada desdeñable, ya que justamente toma en cuenta uno de los temas que han estado en liza en el debate.

Se percibe en todas las facciones una sensación de alivio por el final de esta “guerra fratricida” y por anteponer -a cualquier enfrentamiento- la importancia de la consecución del proyecto, hecho que se hace evidente en la búsqueda intencionada de nuevos lugares en la estructura. Se vislumbra la inauguración de un tiempo nuevo que, aunque pleno de incertidumbres, permitirá indudablemente aumentar cada vez más la presencia de Podemos en España.

Hay un antes y un después de Vistalegre II: entraron mirándose al espejo y salieron apostando por la pacificación que provoca la palabra cuando ejerce su poder. Vistos estos movimientos halagüeños, analicemos la frase anterior pues en ella se encierra, al menos, una de las causas del problema suscitado en Podemos. También se puede inferir que es a partir de ella que puede ser entendida la sorprendente solución pactada en los términos ya señalados.

La decisión inicial de crear una Secretaría General y al mismo tiempo una Secretaría Política, estando éstas a cargo de personas diferentes, es probablemente la piedra fundacional del problema que ha habido en Podemos. La existencia de dos Secretarías que operaban prácticamente al mismo nivel, produjo de facto una bicefalia en la conducción del partido. Aunque la línea de un partido la marca el secretario general junto con el resto de instancias, es éste el que tiene la última palabra en la responsabilidad de tomar las decisiones, responsabilidad que no puede ser repartida por más amistad que haya habido en el núcleo fundacional.

Dicha posición de partida generó la ilusión de que en el partido había dos conductores, dos líderes que -aunque estaban siendo permanentemente comparados por los medios- podían saltar sobre sus egos y conformar un tándem que conseguía en armonía conducir a Podemos. No hizo falta que pasara mucho tiempo para que dicha ilusión cayera estrepitosamente. Esta duplicación o multiplicación de conducciones, rechazando el liderazgo de un líder, generó la idea de que todos somos iguales y valemos lo mismo y terminó, sin duda, en una confrontación donde lo que se juega es el “o tú o yo” especular. Sintiéndose ambas partes autorizadas a tomar decisiones del mismo nivel, no hay manera de decidir si no se alcanza un consenso. Es a partir de esta situación paradójica que surge la necesidad de acumular fuerzas para desbancar al otro, de “exterminarlo” si es preciso y así ocupar su lugar: “o gano yo o ganas tú”. Se desata la pelea imaginaria donde cada uno de los implicados se mira en el otro como si fuera su espejo, situación donde la agresividad está garantizada, tal como lo señalé en un artículo previo de este mismo blog. Se hace evidente, de qué manera lo mortífero del narcisismo puede trastornar un proyecto del máximo interés y afectar a la posibilidad de pensar y de jerarquizar adecuadamente lo que se tiene entre manos.

Para que la palabra ejerza su función simbólica pacificadora es necesario que emerja -en el mar de las luchas imaginarias- un significante que haga las funciones de Amo. Es decir, una palabra que por su poder pueda zanjar la esterilidad de las peleas internas que olvidan que el verdadero enemigo está fuera y va ganado la batalla.

Mayoritariamente y más allá de si el régimen es presidencialista o parlamentarista o de experiencias de gobiernos colegiados, la práctica política ha designado en todas la épocas históricas -cuando de gobernar se trata- a un Uno que es el que tiene la responsabilidad de la última palabra. Y ese lugar de Uno, que es un lugar vacío, lo ocupa de modo contingente una sola persona y no dos o más. Yendo un poco más lejos, el líder es aquel que al ocupar ese lugar soberano puede decretar el Estado de Excepción tal como lo señala Carl Schmitt o el que finalmente aprieta el botón nuclear: un solo dedo es el que se hace responsable. En democracia, si el que ocupa contingentemente el lugar de Uno quiere convertirlo en su propiedad privada, existen  reglas para poder destituirlo y si la democracia resulta menospreciada, siempre queda la rebelión contra la tiranía.

Fue en Vistalegre II donde la apelación popular a la unidad y a la democracia -en tanto significantes Amo y como operación simbólica- consiguió poner orden en el goce destructivo que se había desencadenado. La masividad de los votantes y la fuerza de los resultados colocaron a cada uno en su lugar y permitieron clarificar las posiciones, los proyectos, las responsabilidades y los liderazgos. Así parecen haberlo entendido todos y esto, seguramente, favorecerá el volver la mirada a la política y al desarrollo de ese  proyecto, que en sus diferencias, fue capaz de convocar a tanta gente. Tiempo habrá de debatir y modificar líneas políticas y encumbrar otros líderes. Por ahora el camino de Podemos parece despejado.

Sobre este blog

Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

Etiquetas
stats