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Abel Ferrara dice que no está “hablando de la Biblia ni del puto Julio César”

Abel Ferrara dice que no está "hablando de la Biblia ni del puto Julio César"

EFE

Cannes (Francia) —

Abel Ferrara es directo como un puñetazo en el estómago, igual que su cine. Responde a cualquier pregunta a borbotones, con acento neoyorquino, muchos tacos y con la la misma franqueza que ha vertido en Welcome to New York, el viaje a la oscuridad del sexo y el poder de Dominique Strauss-Kahn (DSK).

“No estoy hablando de la Biblia ni del puto Julio César, dame un respiro”, dice tras estrenar en Cannes -al margen del festival- su polémica película, que el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) llevará a los tribunales por difamación y que su exmujer, Anne Sinclair, ha tildado de antisemita tras sentirse “asqueada”.

“Si no te gusta el calor, no entres en la cocina, tío” dice Ferrara (Nueva York, 1951) para referirse al ruido que ha causado la cinta antes, durante y después de su estreno -sin alfombra roja- en el Mercado de Películas del Festival de Cannes.

Depardieu, el actor autómata

En ella coloca delante de la cámara al francés Gérad Depardieu, otro artista libérrimo y excesivo que, guiado por su “instinto”, aparece retratado con desenfreno, grotescamente obeso y desnudo, en un filme que imagina el viaje psicológico que llevó a Strauss-Kahn a una vida de lujuria y autodestrucción.

“Depardieu Conoce a (Vladimir) Putin, a Fidel Castro y luego sale con chicos de barrio. Es un tipo muy especial. Tiene un problema de impuestos, rompe su pasaporte y se lo tira a la cara al puto presidente de Francia ¿Quién más hace eso?”, dice Ferrara en un encuentro con varios medios de comunicación.

A Depardieu “no tienes que decirle nada” para dirigirle, solo “echar la cámara hacia atrás” para que su panza entre en el plano, bromea el autor del filme, que en su carrera ha dirigido a Hervy Keitel, Willem Dafoe, Melanie Griffith, Dennis Hopper, Vincent Gallo, Benicio del Toro, Claudia Schiffer, Forest Whitaker o Madonna.

El francés encarna a un DSK pornográfico y brutal que se refugia en las orgías para evitar enfrentarse a sus problemas, “como un vampiro bebiendo de la sangre de las jóvenes a las que se folla”, arroja Ferrara.

Adicción conocida, liberación por conocer

Durante la entrevista, el director de Body Snatchers -una película de culto- o Bad Liutenant -su marca de la casa- atiende el teléfono, grita en argot para que alguien venga a por el móvil, se ríe efusivamente, se levanta para dárselo a un asistente de su equipo y al rato vuelve a buscar el aparato para enseñar unas fotos de su próxima película.

En una de esas ausencias, una veterana periodista comenta que está mucho mejor. Antes, dice la señora, se iba al baño varias veces y cada vez volvía peor.

“¿La diferencia entre la adicción y la liberación? No lo sé, estoy en ello”, dice sonriendo un autor que ha rodado Nueva York a la sombra del establishment cinematográfico de la ciudad, encarnado por Woody Allen, Martin Scorsese o incluso John Cassavetes y Spike Lee.

Ya no consume nada porque “un adicto no puede drogarse ni beber”, dice con una mandíbula ancha que aloja una boca salpicada de dientes descolocados en una cara curtida, tras 62 años bien vividos.

“Esta gente no tiene sentido del humor”

“Pregunta lo que quieras. Somos libres, podemos hablar de lo que queramos”, repite varias veces en un encuentro en el que interpela a los periodistas sobre las mismas cuestiones que se le preguntan a él: “¿Os ha parecido antisemita? ¿Cuán poderosos son” DSK y Sinclair?.

En la charla defiende su trabajo, pero sobre todo su libertad artística. “No voy a poner barreras a mi imaginación”, dice. “Está terminada. Está hecho. He puesto mucha energía en ella. Estoy contento” y creo que “reirse es una gran reacción a la película. Esa gente no tiene sentido del humor”, juzga.

“Estos tipos están llenos de dolor. Quiero hacer películas que me permitan no estar ahí. Lo conozco y no es agradable”, remata.

Ferrara, con el cuentakilómetros rodado en una selva italoamericana de gangsters y polis malos en el filo de Nueva York, prepara ahora una película que probablemente llevará a la Mostra de Venecia y que relata la vida del cineasta y escritor italiano Pier Paolo Pasolini, al que su novela “Ragazzi di vita” le acarreó un juicio por pornografía.

“A Pasolini le llevaron a los tribunales, intentaron destrozarlo en todos los sentidos. ¿Y qué? (...) es un genio, un poeta, un artista (...). Tienes que ser tú mismo”, concluye.

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