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Alia Luque, la española que dirige estrenos en el teatro nacional de Austria

Alia Luque, la española que dirige estrenos en el teatro nacional de Austria

EFE

Viena —

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El Burgtheater, el teatro nacional de Austria, el más grande y de mayor prestigio en lengua alemana, es el escenario en el que la directora española Alia Luque (Barcelona, 1978) se ha abierto un hueco con dos estrenos en el último medio año, elogiados por la crítica.

Luque, que vive a caballo entre Alemania y Austria, tiene esta semana en cartelera en el Burgtheater su innovador montaje de la obra “Etwas kommt mir bekannt vor” (Algo me resulta familiar), de la escritora israelí Liat Fassberg.

La obra -un estreno mundial- muestra el viaje nocturno en autobús hacia la frontera de Europa de 12 personajes que hablan en distintos idiomas -turco, hebreo, alemán, italiano o inglés- e indaga en la identidad y los privilegios, estereotipos o desventajas que conlleva.

La crítica austríaca ha elogiado la innovadora escenificación de Luque por medio de un único actor (Tino Hillebrand) que interpreta todos los personajes con un sistema interactivo de 12 pantallas en las que comparte pensamientos, diálogos o comentarios.

El pequeño tamaño del Vestibül (vestíbulo), la sala secundaria del Burgtheater, en la que se exhibe la obra y que el público deba estar en pie y puede moverse refuerza la sensación de participar en el viaje que propone la obra.

La estructura desata una cascada de situaciones en las que también participa Hillebrand en carne y hueso, que al contrario de los personajes que interpreta en las pantallas, se mantiene en silencio mientras baila.

“Me interesan especialmente textos que no sigan una narrativa convencional, ya sea por la estructura dramática de la obra o por la artificialidad del lenguaje”, explica Luque en declaraciones a Efe en la capital austríaca.

La directora apuesta por obras que vayan más allá del mero entretenimiento y recuerda el “carácter subversivo” del teatro porque el espectador acepta la brecha “entre lo que es real y lo que es ficticio”.

“El arte tiene que mostrar dónde duele en nuestras sociedades, en nuestro mundo. Necesitamos urgentemente el coraje para retomar este papel de perturbadores nuevamente”, reclama.

En todo caso, matiza: “subestimar al público con mero entretenimiento es un insulto. Igual que es inmensamente arrogante la suposición de que el artista es el responsable de que el público piense”.

En noviembre del año pasado, la española dirigió con éxito el estreno de una obra encargada por el Burgtheater al prestigioso escritor austríaco Josef Winkler, conocido por sus duras críticas al pasado nazi de Austria.

Luque, que estudió filología árabe y antropología en Sevilla, inició su relación profesional con el teatro cuando se mudó a Alemania y comenzó como ayudante de dirección en 2004 debido a una mezcla de “casualidad y suerte”.

Además de con el Burgtheater, ha trabajado con otros escenarios prestigiosos como el Thalia Theater de Hamburgo, el Schauspiel de Stuttgart o la Schauspielhaus de Düsseldorf, entre otros, y hasta ahora ha dirigido solo obras en alemán y danés.

“Dirigir en un idioma no materno tiene muchas ventajas. Por ejemplo, porque pones en cuestión muchas de las expresiones o el uso de ciertas palabras”, explica la directora, que considera que eso le da “más libertad”.

“El teatro de habla en Alemania y en Austria es mayoritariamente en alemán, aunque poco a poco van apareciendo actores con acentos y eso va enriqueciendo la pluralidad de las compañías”, declara.

Luque destaca que el teatro en el mundo de habla alemana recibe generosas subvenciones públicas porque forma parte, al igual que las bibliotecas o los museos, de la “misión cultural” que debe garantizar el Estado para la ciudadanía.

Esto hace que teatros como el Burgtheater, inaugurado en 1741 como teatro imperial, cuenten con más medios para producir espectáculos.

“En Alemania y Austria, las compañías de teatro estatales o públicas tienen un elenco en nómina y un programa de repertorio y no ”en-suite“ (distintas obras cada día en lugar de la misma cada noche). Los actores cobran cada mes, actúen o no, ensayen o no”, explica las diferencias existentes con respecto a España.

La directora asegura que aunque no ha tenido oportunidad hasta ahora, le encantaría trabajar también en España.

“En Alemania se admira a España por sus creaciones de teatro independiente. Los formatos son más radicales y los grupos experimentales en su gran mayoría mucho más atrevidos”, concluye.

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