“Añoranza” y “vida” en una antología inédita de Paco y Pepe de Lucía

“Los chiquitos de Algeciras” era el nombre del dúo que formaban, en los primeros años 60, los hermanos Paco y Pepe de Lucía, el mismo que ahora da título a la antología homónima que llegará mañana a las tiendas como una “inyección” de “añoranza”, “emotividad” y “vida”.

“Si escuchara este disco, Paco se emocionaría muchísimo”, ha confesado a Efe Pepe de Lucía (Algeciras, 1945) antes de la presentación en Madrid del álbum (Warner), que recoge temas de entre 1961 y 1988.

Para el cantaor, único de los tres hermanos de la saga de los Lucía que sigue con vida, ha sido una “gran” satisfacción “reencontrarse” con su pasado a través de estas canciones, que, asegura, no escuchaba desde hacía “muchos” años, aunque también le han generado “una pena muy grande” por el recuerdo de Paco, fallecido en 2014.

“En aquella época el flamenco era una forma de decir lo que no podías hablar porque como lo dijeras a destiempo ya venían a por ti, a llamarte a la puerta”, argumenta Pepe, quien define estilo musical al que ha dedicado toda su carrera como una forma de “vivir”, de “ser” y de comportarse, mostrando “respeto” hacia “todo el mundo”.

Pepe de Lucía argumenta que “Los chiquitos de Algeciras” no es un homenaje sino que se trata de algo que “está ahí” y ha formado parte de sus vidas, aunque estuviera “escondido” durante, en algunos casos, más de cincuenta años.

“Tientos de Cádiz” y “Romance de la Argentinita” son los temas inéditos que incluye este doble disco con sonido remasterizado, del que también forman parte, por primera vez en formato CD, la revolucionaria “Chalaura”, que grabaron los jovencísimos hermanos.

“Soleá de Alcalá”, “Tanguillos de Cádiz”, “Bulerías Rocieras” y los tientos de “Mira lo que te he comprao” son otros de los veintinueve temas que forman parte de esta antología, que, a juicio de Pepe, recoge algunos de los cantes “clásicos” y “hondos” que han convertido al flamenco en patrimonio inmaterial de la humanidad.

Para Paco de Lucía, cuenta su hermano, los reconocimientos que recibía -varios Grammy, el Príncipe de Asturias de las Artes o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros- eran “anecdóticos”: “Solo buscábamos la perfección, él en la guitarra y yo en el cante; fue la disciplina que nos inculcó mi padre”, asegura el mediano de los hermanos.