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Antonio López: “El arte va como el mundo de la política, revuelto”

Antonio López: "El arte va como el mundo de la política, revuelto"

EFE

Sevilla —

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Antonio López acaba de impartir un taller de pintura realista a artistas internacionales en El Instante Fundación, unas lecciones magistrales que van más allá de la pintura porque el artista de Tomelloso da enseñanzas de vida, como Sócrates a sus alumnos, a los que aconseja “buscar la verdad de las cosas”.

“Si lo hacemos con interés y emoción, siempre saldrá algo interesante”, le decía a una alumna el pintor y escultor, quien, en un rato de descanso de su taller, explica en una entrevista que el arte va como la sociedad. “¿Cómo va la política?”, pregunta. “Revuelta”, se le contesta, y él asiente: “Pues así va el arte”.

“El arte va convulso desde casi el Renacimiento -dice-, el arte es el reflejo de la vida. Está para reflejar cómo es esa sociedad, cómo son esos hombres y esas mujeres. Entonces, si es convulsa la sociedad, es convulso el arte; por ejemplo, si tú ves a gente tan admirable como Bacon o Giacometti, sus obras asustan un poco...”.

Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) asegura que le gusta dar talleres, como este, organizado por el TIAC Academy of Fine Arts, en el que predominan los artistas chinos, para quienes el pintor es todo un icono, porque dice que le aporta mucho. “La pintura es mi obligación y me apasiona, pero también me gusta cambiar impresiones y aprender. Lo hago con gusto”, subraya.

“Me hubiera gustado saber más y me gustaría que los demás supieran más para que me informaran de cosas. Es que sabemos muy poco. Nacemos muy ignorantes, solo sabemos comer y cagar... y menos mal que sabemos eso”, añade el pintor soltando una carcajada.

López cree también que se está viviendo un momento de más libertad que en otras épocas. “Los pintores podemos hacer lo que queramos, y la gente puede manifestar su opinión, ya sean tonterías o cosas justas. La libertad es la norma en la medida de la inteligencia de cada uno. Una persona inteligente vive mejor la liberad que una persona torpe”, precisa.

“En ARCO ha habido una escultura del rey de España -continúa- que en otra época a su autor le hubieran llevado a la picota o no se la hubieran dejado poner. Lo que hay que mirar es si la escultura es buena. Cuando se habla de si las obras de arte son subversivas, sólo miraría si ésta tiene valor y, si lo tiene, es lo que la justifica”.

En esta misma línea, López cree que estos tiempos en los que hay obras que se quieren censurar por su contenido erótico o sexual, como la exposición de Balthus en el MET de Nueva York, son “muy hipócritas”.

“Estamos en una sociedad que se atreve con todo y ahora se fija en una niña que si levanta una pierna o no. Creo que no se debería ni hablar de ello, porque hay gente muy tonta que mete la cuchara en todos los asuntos y mete la pata. Hay gente muy tonta con responsabilidad -recalca-, y los medios de comunicación no deberían prestarles atención”, añade el premio Velázquez.

Antonio López, creador de cuadros como el de la Gran Vía madrileña, un icono de la ciudad, o de óleos con retratos, limoneros, lavabos, bodegones, calles o campos secos y desérticos, donde cada detalle mínimo lo hace extraordinario, sostiene que “el artista, a veces, hace cosas que pueden resultar peligrosas”.

“Cuando Buñuel en la película 'Un perro andaluz' rueda un ojo cortado con una cuchilla, no es una obra bonita de ver. La historia del arte ha pintado y esculpido cosas terribles, y la literatura, pero se puede mirar o no”, subraya.

El artista también recuerda al escultor Martín Chirino, fallecido el 11 de marzo, a quien conoció estudiando Bellas Artes. “Hicimos una cena este verano en casa de una amiga del grupo y de los que estábamos allí: en este tiempo han muerto tres comensales, uno de ellos Chirino”, se lamenta, al igual que de la muerte del escritor Sánchez Ferlosio, recientemente fallecido.

“Se van los grandes y se van los chicos. Hay mucha justicia. La muerte es muy justa”, argumenta.

Antonio López, premio Príncipe de Asturias y Medalla de Oro de las Bellas Artes, expuso en la pasada edición de ARCO una escultura de mármol de un torso de mujer y ahora en los últimos meses está trabajando en unas pinturas sobre su casa, avanza.

“Yo pinto el entorno, la ciudad, hago interiores de los lugares donde yo paso la vida. Y desde hace unos años hago pinturas del mismo tamaño del lugar donde vivimos y de la vida que hacemos. Aparece mi mujer, Mari (la pintora María Moreno), y voy a aparecer yo, y esa es la tarea de mis últimos meses”, explica.

Un Antonio López que no se puede quejar -dice- de la atención que le han prestado como pintor. “No me puedo quejar. Me podía quejar de otras cosas, como de que se hable tanto de la nueva cocina (risas). Me podía quejar de muchas cosas que me parece que habría que decir, atajar un poco o decir otras cosas, pero a veces es un error, se amplia muchísimo y no se acaba”, concluye con humildad el artista.

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