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“Bomarzo”, la ópera que fue un “bombazo” en EE.UU. y se prohibió en Argentina

"Bomarzo", la ópera que fue un "bombazo" en EE.UU. y se prohibió en Argentina

EFE

Madrid —

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Del libro al libreto y del éxito al veto. Así de intensa es la historia de la ópera “Bomarzo”, del escritor Manuel Mujica Láinez y del compositor Alberto Ginastera, que fue “un bombazo” en su estreno en Washington, en 1967, pero prohibida meses después en el Teatro Colón de Buenos Aires por “sinvergonzonería”.

Con esas palabras define en una entrevista con EFE la soprano Isabel Penagos, de 86 años, lo que considera “más sobresaliente” de los inicios de una ópera que llegará al Real el 24 de abril tras cuarenta años sin representarse en Europa.

Fue ella quien encarnó en el estreno de “Bomarzo” al personaje de Julia Farnese y, también, quien mejor recuerda cómo fue la accidentada llegada de la obra a la capital argentina.

“Estábamos todos a punto de estrenar y dice la señora -María Emilia Green- del presidente del Gobierno de allí que esa 'sinvergonzonería' no se iba a permitir porque le habían dicho que era una vergüenza. Y nos fuimos toda la compañía a casa”, recuerda Penagos sobre la prohibición.

En eso coincide Georgina Ginastera, hija de Alberto Ginastera (1916-1983), que señala a EFE que las razones por las que el gobierno militar del general Juan Carlos Onganía tomó esa medida tenían que ver con algunas escenas de violencia, sexo y alucinaciones que incluye la historia.

Sin embargo, esos elementos, coinciden Penagos y Ginastera, son usuales en óperas tan dramáticas como “Bomarzo”, que pudo volver años más tarde al Teatro Colón de Buenos aires y que entonces tuvo “un éxito enorme”.

“Tuve unas críticas maravillosas. Hay una que dice: 'Nadie cantó tan bellamente como Isabel Penagos en su papel de Julia Farnese'”, señala la cantante, que conserva numerosos recortes de prensa, fotografías y cartas de aquella época.

La buena acogida de la obra, que pasó años más tarde por ciudades como Kiel (Alemania) o Zúrich (Suiza) y que aún hoy se representa en diferentes puntos del mundo, se debe, dice la soprano, a que “el publico no es tonto y se dio cuenta de que es maravillosa”.

Para Ginastera, “Bomarzo”, que narra la historia de un hombre “torturado por su propia existencia”, es “atrapante” por su estructura teatral y por su música.

Los orígenes de la ópera están en la novela homónima del escritor argentino Manuel Mujica Láinez (1910-1984), inspirada en las impresionantes esculturas del Parque de los Monstruos, a 90 kms al norte de Roma, realizadas en el siglo XVI.

Publicado por primera vez en 1962, el libro tiene como protagonista a un noble italiano del siglo XVI, Pier Francesco Orsini, un duque jorobado, atormentado por la deformidad física y obsesionado con la inmortalidad, que repasa su vida corrupta y libertina en el seno de la nobleza italiana del Cinquecento.

Cinco años más tarde del lanzamiento de la novela, la historia de Orsini se convertiría en la ópera de Ginastera, uno de los compositores más importantes del siglo XX en América Latina.

De él dice su hija Georgina que fue un profundo enamorado de la ópera y que mantenía una relación “muy particular” con Mujica Laínez.

Entre risas, desvela que su padre notó que, como en el protagonista, también había “algo raro” en Mujica Laínez, apodado Manucho, a quien describe como un hombre divertido e irónico.

“Pensó que era como la reencarnación del Duque. Aparecía con anillos en la mano, cadenas, esmóquines de pana y cuellos con 'volados' en la década del 70”, detalla.

Años después, cuando Manucho había fallecido, la hija de Ginastera fue a visitar una casa que él había construido en la provincia argentina de Córdoba, a la que llamaba el Paraíso, y se quedó “helada”, porque, cuenta, “era como una réplica de las casas italianas”.

“Pensé que igual se había reencarnado en el duque de verdad”, bromea sobre el creador de la novela, quien, añade, estaba “muy orgulloso” de que su obra hubiera pasado a la música porque adquirió “otra dimensión”.

La nueva producción de “Bomarzo”, que coproduce el Real con la Ópera de Ámsterdam, está dirigida escénicamente por Pierre Audi, director artístico de la institución holandesa, y musicalmente por David Afkham, director de la Orquesta Nacional de España.

Será el regreso de la obra a Europa o, en palabras de Ginastera, el “renacimiento” del que, considera, fue el mejor trabajo de su padre.

“Me gustaría que la ópera no termine solo en el Real, que siguiera por Europa transitando otros teatros o festivales de verano. Es un deseo muy profundo mío porque siempre creí en esta ópera y estuve como muy ligada a ella”, concluye la argentina.

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