Brasil y Uruguay se unen en “Benzinho”, un poderoso retrato de familia

Brasil y Uruguay han presentado hoy en el Festival de Málaga su producción conjunta “Benzinho”, un poderoso retrato emocional de las peripecias de una familia que se reajusta cuando el hijo mayor anuncia su partida, una mirada femenina en donde la maternidad prevalece por encima de todas las demás.

A competición en la Sección Oficial del Festival de cine en español de Málaga, esta película rodada en portugués es “la historia de una mujer rodeada de hombres que la cuidan”, según ha explicado la productora de Mutantes Cine, Agustina Chiarino, que ha defendido la cinta en ausencia del director, Gustavo Pizzi, en pleno rodaje.

Protagonizada por Karine Teles, coguionista y ex pareja del director, el filme tiene “todo lo bueno de tener las miradas de uno y otro, hombre y mujer, fuertes, que se enriquecen con esa fusión”, considera Chiarino.

La productora desveló que leyó el guion cinco o seis años atrás, pero no se rodó porque “todas las ofertas de financiación lo desvirtuaban; vengo de un lugar donde no alcanzan los fondos, somos tres millones de habitantes y hacemos entre 10 y 12 películas por año”, apunta la uruguaya.

Tras varias correcciones volvió la espontaneidad y finalmente, “creció en el set”: Con Teles, se incorporaron al rodaje sus gemelos de cinco años -hijos también del director- y un sobrino, el hijo “del medio”, un adolescente gordito que aprendió a tocar la tuba para dar realidad a su personaje.

Él toca en la banda de su pueblo, Petrópolis, donde está rodada la película, uno de los recuerdos personales que incorpora el director.

Irene (Teles) estudia su Graduado Escolar; la casa familiar se cae a trozos y el marido no consigue dinero para terminar la nueva casa en construcción; su precioso hijo mayor (Konstantinos Sarris) ha triunfado en el balonmano y le ficha un club alemán: les quedan solo unos días para superar la ansiedad de perderlo.

Al síndrome de “nido vacío”, el director suma sutilmente la violencia de genero, que sufre la hermana (Adriana Esteves), el afán de superación de esta madre de cuatro hijos, la dificultad de lograr un trabajo digno y los sueños rotos que representa felizmente Klaus, el marido amoroso (Ottavio Müller).

“El guion transcurre en muy poco tiempo. La vida de ella gira entre sus hombres pero todo se mira a través de sus ojos; el resto de los personajes la rodean, pero no sólo eso -explica la productora- son los que arman su historia”.

La película, que también se proyectó en el Festival de Sundance, cuenta con actores tanto uruguayos como brasileños, algunos de los cuales son ídolos de la televisión brasileña, como Esteves y Muller.

“La película tiene esa distancia y cercanía a la vez del idioma portugués, que no es nuestro idioma pero lo reconocemos, igual que esas relaciones familiares iguales en todo el mundo; la madre es la que tira, el padre el que todo lo intenta, y todos, también los hijos, se cuidan entre sí”.

Sin ser autobiográfica, como sí era la anterior película de la pareja “Riscado” (2010), cuando aún estaban juntos, contiene muchas cosas de Pizzi y Teles.

Tiene muchos “paréntesis de ensoñación” según los describe Chiarino, como la imagen del cartel en la que madre e hijo flotan enroscados en un gran neumático que los absorbe en un abrazo; los juegos bajo sus sábanas de tul rojo, que son “la pausa que uno necesita para volver al desorden, a lo caótico, esa cosa italiana de esta familia que se grita y se adora”.

Cine realista, al estilo Vittorio De Sica, propone la productora, que aún no tiene fecha de estreno en España.