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El rock minimal de Calvin Klein y la garantía Ralph Lauren cierran Nueva York

El rock minimal de Calvin Klein y la garantía Ralph Lauren cierran Nueva York

EFE

Nueva York —

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La última jornada de la Semana de la Moda siempre camina sobre seguro con Calvin Klein Collection, que hoy hizo un quiebro rockero dentro de su minimalismo, y la veteranía de Ralph Lauren, que paseó una ecléctica colección con el factor común del uso del tejido animal en todas sus fórmulas.

El brasileño Francisco Costa, más de una década después de haber asumido la dirección creativa de la marca, guarda todavía un riguroso respeto al minimalismo, incluso cuando apuesta por el rock, algo más que banda sonora para su colección.

“El minimalismo está siempre ahí porque tienes que tener la casa en mente, tenerle respeto”, dijo a Efe el diseñador, quien se ha inspirado en las polaroids que el fotógrafo Carlo Mollino tomó entre 1962 y 1973.

“Todo en esta colección consiste en las capas que se veían en ese trabajo de Mollino en los 60 y los 70. Si piensas en músico como Lou Reed, que sabían ser 'cool' de manera minimalista, encontrarás el punto de partida”, aseguró.

Costa arranca su propuesta para el próximo invierno con creaciones muy reconocibles: un juego de horizontalidad cuarteada en la que la armonía se rompe solo en los puños y los cinturones o, siguiendo la clara tendencia universal, unas pieles en jirones, a las que él da un efecto tubular.

Sin embargo, pronto comienzan a sonar los primeros acordes rock, los cueros y la hegemonía del negro.

“Quizá la mujer esta temporada es más osada. Experimentamos con las siluetas, con las mini y las maxi, con botas que funcionan como una segunda piel. Es una colección más obvia, pero a su vez nada obvia”, matizó Costa.

Acostumbradas a deslizarse, sus modelos esta vez pisan fuerte, aunque sea solo a través de los detalles: aplicaciones metálicas que rompen la sencillez de un vestido negro o una única cremallera que cae casi como un colgante entre los pechos de la mujer. Además, los bolsos mini con gigantescas hacen lo que él llama “refinada paradoja”.

“Son las vibraciones que siento, lo que me dice la calle. La mujer se expresa más libremente, tiene más confianza en sí misma. Y la colección es muy sexy”, dije.

Para llegar ahí, Costa reconoce que ha seguido su patrón de siempre: el de modelar las siluetas y no escatimar en materiales.

“Hemos jugado con siluetas muy fuertes y con tejidos muy lujosos”, dijo Costa, que además del cuero ha apostado por las lanas, la cachemira y el patchwork que crea esa sensación tan de la casa que es el non finito, protagonista absoluto de un llamativo abrigo blanco.

Otra apuesta segura de la Fashion Week en Nueva York para el broche de oro es Ralph Lauren, que volvió a ser infalible con un desfile de mujeres bellísimas que, aunque recorren diferentes inspiraciones en apenas ocho minutos, tienen como hilo argumental el inconfundible aroma de la clase alta.

El veterano diseñador convocó en su desfile a personalidades como Kanye West y apostó por romper el eje espacio-temporal.

Las épocas van desde una mujer prehistórica con sus marfiles y sus lanas no tratadas a una sofisticada reina de la noche en color champán. Todas ellas tienen un factor común: el animal como materia prima.

Pieles y plumas conviven en algunos abrigos estilo años 20, antes y cueros en los vestidos con un toque más colonial o incluso existe alguna referencia “cowgirl”.

Las lanas evolucionan desde ese paleolítico cuidadosamente deslavazado hasta el punto fino, la gasa y el chantillí de un hermoso palabra de honor.

Y es que la belleza femenina es, según el discurso de Lauren, lo único que ha existido y existirá siempre, incluso en la masculinidad de un traje de chaqueta de cuero o un esmoquin. Y el diseñador, atrapado también en un halo de eternidad, volvió a demostrar la firmeza de su pulso.

Así, la Semana de la Moda de Nueva York (que en realidad tiene ocho días) llega a su fin con las temperaturas más bajas en años, aunque todavía queda la traca final, que corre a cargo de Marc Jacobs, que asume, entre contento y a regañadientes, su condición de veterano de la costura neoyorquina.

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