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Carlos Acosta vuelve a Cuba como hijo pródigo con su filme biográfico “Yuli”

Carlos Acosta vuelve a Cuba como hijo pródigo con su filme biográfico "Yuli"

EFE

La Habana —

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Carlos Acosta, el “dios negro del ballet cubano”, regresa a su país natal como el hijo pródigo “que nunca se fue” con su filme biográfico “Yuli”, una historia de éxito y “esperanza”, dirigida por la española Icíar Bollaín y exhibida ahora en La Habana como regalo “para Cuba y los cubanos”.

A su estreno dentro del 40 Festival Internacional de Cine de La Habana acudieron más de 5.000 personas, que aplaudieron con furor a una de sus estrellas más queridas, el primer bailarín negro en llegar a ser estrella del Royal Ballet de Londres, salido de “Los Pinos”, uno de los barrios más humildes de La Habana.

El éxito del estreno habanero de la película, contada por Paul Laverty en un guion que incluye coreografías de María Rovira, parece cumplir la profecía de Pedro Acosta, el padre de Carlos, cuando vaticinó que un día el país “pondría una alfombra roja” para el regreso de su hijo.

“Yo creo que sí me han recibido muy bien. Mi corazón siempre ha estado en Cuba. Cuando yo expresé esa idea de regresar -entre comillas, porque nunca me he ido-, y fundar mi compañía y mi escuela aquí, se acogieron mis ideas con mucho entusiasmo”, dijo hoy Acosta a Efe.

A pesar de estar lejos, su intención siempre fue la de volver “para ayudar a las artes” y “dejar un legado” en su país, donde todavía sueña con rescatar la escuela de ballet en el emblemático edificio de la Universidad de las Artes, en La Habana, uno de los escenarios de “Yuli”.

“Soy joven, tengo 45 años, así que seguiré intentándolo”, aseguró.

Para el bailarín devenido actor, que se interpreta a sí mismo en el filme, la “película es un espejo para todos los cubanos” y una “reflexión sobre ese pasado traumático” que fue la intensa crisis económica de la década de 1990, conocida como “Periodo especial”.

“No es solo mi historia. Es la de muchos como yo, pero lo importante es que se vea no solo la miseria, sino el éxito. Hay mucha esperanza en esta historia. Es el triunfo sobre las adversidades, la prueba de que trabajando duro se llega a alguna parte. Hay muchos Yuli por ahí a los que les hace falta ese mensaje”, subrayó.

“Yuli” es el apodo que desde pequeño recibió Carlos Acosta de su padre, un camionero humilde, descendiente de esclavos, que reconoce intuitivamente el enorme talento de su hijo y lo obliga a cursar ballet, una carrera que en Cuba goza de prestigio a nivel mundial y se estudia de forma gratuita.

El veterano Santiago Alfonso, uno de los mejores bailarines de danza contemporánea en la historia del baile cubano, interpreta magistralmente al obstinado Pedro, uno de los principales artífices del éxito de su hijo, junto a la hoy directora de la Escuela Nacional de Ballet, Ramona de Saá, encarnada por Laura de la Uz.

La cinta se pasea por la historia reciente del país para narrar el viaje del pequeño “Yuli”, que no tenía televisor, dormía en la sala de su casa junto a su padre y quería ser rumbero, y en cambio se convierte en uno de los más grandes nombres del ballet internacional.

El guion del británico Paul Laverty, premio en el Festival de Cine de San Sebastián de 2018, se basa en el libro autobiográfico “Sin mirar atrás”, un relato íntimo de Acosta, convertido en bestseller en Europa y cuya edición cubana todavía espera engavetada su publicación en Cuba.

“La historia de Carlos es especial. Un niño que no quería ser bailarín y llega a ser una estrella del Royal Ballet, es increíble. Alguien descendiente de esclavos termina bailando en el corazón de Londres el personaje de Romeo, el príncipe del amor, el príncipe blanco. Eso es una patada en el corazón del 'establishment'”, señaló por su parte Icíar Bollaín.

La experimentada directora llegó a la coproducción entre España, Francia, Alemania, Cuba y Reino Unido por su pareja,Laverty, quien viajó a la isla y compartió durante varias semanas las sesiones de ensayo en la academia y la compañía Acosta Danza, fundadas en 2016.

Según Bollaín, este es “el verdadero estreno de la película”, que ya fue exhibida en España, porque es “una historia de Cuba y para los cubanos”.

“El mejor regalo que recibimos en el estreno fue esa sala con 5.000 butacas respirando con la película, emocionándose con la película, y llorando con la película. Al salir me dijeron: es muy cubana, y eso ha sido muy bonito”, insistió.

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