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Dolan y Desplechin naufragan en Cannes

Dolan y Desplechin naufragan en Cannes

EFE

Cannes (Francia) —

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El canadiense Xavier Dolan y el francés Arnaud Desplechin protagonizaron hoy la jornada más floja de la competición oficial del 72 Festival de Cannes con dos filmes recibidos con frialdad y que suscitaron muy poco interés.

Mientras Dolan cuenta una historia de amor y amistad en “Matthias et Maxime” que se queda casi en un ejercicio estudiantil, Desplechin presentó “Roubaix, une lumière”, un filme policíaco con tintes sociales que parecía el episodio piloto de una serie fallida.

Para Dolan era el regreso a Cannes tras ganar hace tres años el Gran Premio del Jurado con “Solo el fin del mundo”. Y ha llegado con un filme en el que ha tratado de explorar vías diferentes para su cine.

“Es un filme de transición, tengo 30 años, he llegado al final de una década que he pasado aquí en Cannes con todo tipo de sentimientos, victorias, decepciones, rechazos, triunfos, reencuentros... Ha sido rico emotiva, psicológica, intelectual y artísticamente”, explicó el actor y realizador en una rueda de prensa.

Por eso, este filme, “sin ser una amalgama” de todos sus trabajos anteriores, sí le ha servido, en el plano formal, para “intentar otras cosas” y explorar otra parte de sí mismo.

“No puedo pasar mi vida filmando a gente que se pelea en una cocina. Es importante para mí navegar en zonas aún no exploradas y tenía ganas de hacer una película sobre la amistad”, dijo Dolan, que además expresó su intención de dedicarse a partir de ahora más a la actuación que a la dirección.

En “Matthias et Maxime” realiza las dos tareas y se dirige a sí mismo y a un grupo de sus amigos en la vida real porque quería trasladar a la pantalla el sentimiento “de amistad en grupo” que ha experimentado por primera vez en los últimos años.

Dolan es Maxime y Gabriel D' Almeida Freitas es Matthias, dos amigos que ven cómo su relación evoluciona hacia algo más pero no se atreven a afrontarlo.

En su opinión no es un filme sobre la homosexualidad, sino “sobre el amor y punto”, afirmó Dolan de una historia que se desarrolla entre reuniones un tanto infantiles de amigos y entre las dudas de los dos protagonistas, incomprensibles en el abierto ambiente canadiense en el que viven.

En un estilo totalmente diferente, “Roubaix, une lumière”, una película a la que Arnaud Desplechin llegó cuando decidió que quería grabar algo sobre su ciudad natal, en el norte de Francia, junto a la frontera belga.

Se acordó entonces de un hecho real ocurrido hace una quincena de años, el asesinato de una mujer de 83 años a manos de dos mujeres jóvenes.

Y decidió llevar este hecho a la gran pantalla mezclando a actores profesionales con habitantes reales de Roubaix, como explicó hoy en rueda de prensa.

Léa Seydoux, Sara Forestier, Roschdy Zem y Antoine Reinartz protagonizan una historia a la que le falta suspense para ser un thriller y tensión para ser un drama.

Zem es Daoud, un comisario de policía que de perfecto es irreal; Reinartz un joven agente que llega al barrio más pobre de Francia con ganas de cambiar el mundo y Seydoux y Forestier dos mujeres que viven en medio de una gran miseria, tanto económica como moral.

“Me he permitido rodar mi ciudad pero no he querido encerrar a los personajes en un gueto social. Es cierto que estamos aplastados por las condiciones sociales y el mundo es cada vez más violento, pero el cine puede fotografiar el origen social de alguien pero también su alma”, señaló el realizador.

Un filme que el propio director reconoció que aunque tiene códigos de cine negro, no es un thriller, y que pese a que quería hacer un drama, en realidad le salió un melodrama con toques de tragedia.

Dos películas en la jornada más gris de un festival que mañana recibirá al franco-tunecino Abdellatif Kechiche, con “Mektoub, My Love: Intermezzo”, la segunda parte de una trilogía cuya primera entrega pasó bastante desapercibida, y al veterano italiano Marco Bellocchio, que se mete en la historia real del primer arrepentido de la mafia, Tommaso Buscetta, en “Il Traditore”.

Alicia García de Francisco

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