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“El fin de ETA” reivindica el diálogo que encauzó el cese de la violencia

"El fin de ETA" reivindica el diálogo que encauzó el cese de la violencia

EFE

San Sebastián —

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Los periodistas Luis Aizpeolea y José María Izquierdo reivindican en el documental “El fin de ETA” la contribución de las personas que participaron en las conversaciones con la organización terrorista entre 2000 y 2011 para que el fin de la banda “fuera el mejor al que se podía haber llegado”.

Dirigido por el también el británico, también periodista, afincado en Barcelona Justin Webster, el filme se estrena hoy en la sección Zinemira, del Festival de Cine de San Sebastián, en una proyección a la que acudirá uno de sus principales protagonistas, Jesús Eguiguren, acompañado de dirigentes socialistas guipuzcoanos.

“El fin de ETA” arranca en el año 2000 con las conversaciones entre Eguiguren, entonces presidente del Partido Socialista de Euskadi, y el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, en el caserío Txillarre (Elgoibar, Gipuzkoa), que se prologan hasta 2004.

Narra los encuentros que Eguiguren mantuvo con la cúpula de ETA y que desembocaron en la tregua de marzo de 2006, un breve periodo que concluyó con el atentado de la T-4 en Madrid en diciembre de ese año.

El documental, que está dedicado a las víctimas, recoge declaraciones inéditas del Alfredo Pérez Rubalcaba, además de los testimonios de Eguiguren, Otegi, el exetarra José Luis Urrusolo Sistiaga, responsables de la Guardia Civil o de la Policía.

Por parte del PP solo aparece Jaime Mayor Oreja, una circunstancia que los autores de filme atribuyen a que este partido se opuso “frontalmente al proceso” por lo que su presencia se remite a explicar su postura.

“Todos tienen voz y explican su posición, pero en ningún caso el documental es equidistante”, asegura a EFE Aizpeolea adelantándose a las crítica que espera en ese sentido.

“Va a haber estas críticas porque sale Otegi. Pero ¿cómo cuentas el final de ETA sin Otegi?”, se pregunta.

“Hemos tratado de levantar ese muro de silencio y se reivindique a todos los que trabajaron para que aquella tragedia tuviera un fin definitivo o algo que se le aproxima”, afirma Izquierdo.

“Sin estas personas hubiera sido diferente”, afirma el periodista, que recalca que ETA estaba “condenada a morir por presión popular, judicial y policial”.

Rubalcaba dice en un momento del filme: “El final de ETA es el mejor que podíamos haber alcanzado”, entendiendo por ello que fue la organización en conjunto la que puso fin a los atentados, “sin flecos”, una apreciación que resume el espíritu del documental, indica Izquierdo.

El exministro socialista también reconoce ante las cámaras que si hubiera tenido conocimiento de las conversaciones de Txillarre no las hubiera aprobado y que si de “Eguiguren se fiaba lo justo, de ETA nada”.

Los autores del documental señalan asimismo que “a pesar de la campaña de difamación” que a su juicio llevó a cabo el PP, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero “no hizo concesiones y la prueba es que siguen 300 presos etarras en las cárceles”.

Alude también a la conferencia de Aiete en la que participó el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, un foro del que Rubalcaba señala en el filme “que si el precio que había que pagar para conseguir la paz era que acudieran los representantes internacionales a esa conferencia él mismo les hubiera pagado el viaje”.

El olvido al que, a juicio de los autores, se ha sometido a los protagonistas de esta historia se debe por una lado “a la oposición frontal del PP, que ni siquiera 5 años después” del anuncio del cese definitivo de la violencia “ha admitido este proceso” y porque el PSOE “sabe que es un tema que divide a los españoles y no lo quiere airear”.

A esto se suma que la sociedad vasca “ha querido olvidar” porque ha sido “muy doloroso” y porque “existe una mala conciencia porque hubo gente que miró para otro lado”.

La otra tarea pendiente corresponde a la izquierda abertzale, que tiene “un botón importante que apretar” y debe reconocer que su “complicidad con los asesinatos hizo que la situación se alargara”.

En este sentido Aizpeolea es optimista porque ve en “los candidatos de EH Bildu para las próximas elecciones vascas mujeres más dispuestas a hacer ese trabajo, algo que difícilmente lo puede llevar a cabo la generación de Otegi porque ellos fueron cómplices de ETA”, concluye.

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