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Erri De Luca: “El Mare Nostrum es también de los inmigrantes que han muerto”

Erri De Luca en Barcelona.

EFE

Barcelona —

El escritor italiano Erri De Luca, que acaba de publicar en España por partida doble, el libro de relatos Historia de Irene y el volumen con toda su poesía Sólo ida, ha dicho este lunes en Barcelona que “el Mare Nostrum ha dejado de ser sólo nuestro y ahora es también de los inmigrantes que han muerto en él”.

De Luca, que participa este lunes en el ciclo de conferencias de la Fundació Catalunya La Pedrera, se ha confesado “ciudadano del Mediterráneo, porque de este mar ha llegado todo lo que designamos con la palabra civilización: la astronomía, la filosofía, la arquitectura, la poesía, el teatro, los números, mucha comida buena y finalmente incluso el monoteísmo”.

También debe al Mediterráneo toda su “consistencia como ser humano”, ha dicho De Luca, quien ha recordado que proviene de Nápoles, “una ciudad que fue fundada por los griegos, porque a los napolitanos no se les habría ocurrido fundarla bajo un volcán terrible y en un suelo sísmico”.

A su juicio, “esas características sísmicas y volcánicas son similares a las que tiene el Mediterráneo, que es el único mar del mundo que ha sido bautizado como Mare Nostrum, el mar nuestro, el que pertenece a todos los que han nacido en sus costas, pero que en los tiempos actuales se ha convertido también en el mar de los otros, los otros que han venido a morir a él”.

Ante los “peores naufragios”

Piensa De Luca que la sociedad actual es contemporánea de los “peores naufragios”, pues “nunca habían naufragado tantas personas como ahora, cuerpos que nutren a los peces”.

El autor italiano señala que “incluso los esclavos africanos que eran enviados hacia América viajaban en mejores condiciones, porque aquellos eran pagados en el destino e interesaba que llegaran con vida, mientras que los de hoy pagan antes de zarpar y no sucede nada si mueren en la travesía”.

Intentando despertar la conciencia de los europeos, De Luca comenta que, cuando fue por primera vez a Nueva York, visitó la isla de Ellis, por donde pasaron millones de inmigrantes, muchos napolitanos como él, y allí constató que “apenas se rechazaba al 2% de los que llegaban; por tanto, una amplísima mayoría fueron acogidos como nuevos norteamericanos”.

En aquel lugar, convertido hoy en museo, De Luca leyó la frase de un napolitano escrita ya en inglés: “Cuando marché de Nápoles, me dijeron que en Nueva York las calles estaban pavimentadas de oro y, cuando llegué, me di cuenta de tres cosas; primero, que no estaban pavimentadas de oro; segundo, que ni estaban pavimentadas; y tercero, que debía pavimentarlas yo”.

Los que viajan hoy a través del Mediterráneo “saben que aquí no hay oro, que el oro lo deben traer ellos y que nos aprovechamos de ellos, de su oro, de su trabajo”.

“Un canto que cambie esta tragedia”

Tanto su prosa como su poesía nacen, ha confesado, de haberse acercado a esos nuevos viajeros, a los que ha visitado en varias ocasiones en Lampedusa, hoy convertida en “una especie de embajada de Europa en el mar”.

“Lo que escribo proviene de escucharlos, que es la épica más grande de mi época”, comenta el escritor italiano, que pretende ser como el pez guía, como una especie de Homero, que transforme todas esas historias en una Ilíada, en “un canto que cambie esta tragedia”.

De Luca no se considera un intelectual, sino más bien “un ciudadano que adopta ciertos compromisos impuestos por las contradicciones de la sociedad y por sus presiones”, y asegura que reacciona y se implica cuando un poder reduce a los ciudadanos a súbditos, pero tampoco abraza cualquier causa, y en ese sentido sería “un intelectual imperfecto”.

Cuando se le pregunta por Europa, De Luca se declara “un europeísta extremista”, desde el momento en que piensa que “Europa debe convertirse en una federación de estados, y para ello hace falta que un grupo de países tomen la iniciativa”, países como Alemania, Francia, España e Italia, que deberían avanzar hacia una mayor integración, hacia una federación.

A su juicio, “la Europa actual es como un tren que lleva demasiado tiempo parado en la misma estación”.

La editora de Seix Barral, Elena Ramírez, ha dicho que decidieron publicar estos dos libros porque “hablan entre ellos, tienen el mar como trasfondo, como lugar en el que han sucedido en el último siglo todas las tragedias”.

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