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Felix Randau, director del filme sobre Ötzi: “No hemos cambiado en 5000 años”

Felix Randau, director del filme sobre Ötzi: "No hemos cambiado en 5000 años"

EFE

Madrid —

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El director alemán Felix Randau ha recreado en la película “Ötzi, el hombre del hielo” los últimos días de lo que pudo ser la vida del “hombre de las nieves europeo”, que vivió hace 5300 años y murió violentamente, según han desvelado sus restos momificados, hallados en los Alpes en 1991.

Más de un año después de investigar a esta momia rodeado de científicos y arqueólogos, Randau escribió un guion que ha resultado ser una reflexión sobre la violencia, el miedo y el egocentrismo masculino que, según afirma el realizador, “no ha cambiado en estos últimos 5.000 años”.

“Prácticamente, seguimos teniendo las mismas actitudes. Hay ciclos que se repiten, y circunstancias vitales en la historia de la Humanidad, pero lo esencial no ha cambiado”, ha asegurado el cineasta, que estrena su cinta en España en cines comerciales el próximo día 25 de enero.

Rodada en localizaciones muy próximas al lugar donde aparecieron los restos momificados del hombre del hielo, en los Alpes situados entre Italia, el sur de El Tirol y Baviera, la película sigue a Kelab (Jürgen Vogel) en el día a día cotidiano del hombre del neolítico: pastorear, cazar, cuidar de su familia.

Un día, un grupo de hombres de otro poblado les atacan mientras Kelab está lejos y masacran a su familia: solo sobrevive su bebé. Pero lo peor es que se han llevado el amuleto sagrado que él custodiaba, un objeto que solo se hace visible al espectador al final de la película.

“Es que la historia del mundo gira en torno a fetiches que son capaces de generar guerras, aún cuando el tiempo los convierta en objetos irrelevantes. Hoy -filosofa el alemán- la vida gira en torno al petróleo, pero pronto nuestras vidas girarán en torno a otra cosa y esta preocupación de hoy nos parecerá ridícula”.

La película, dice, “habla del círculo vicioso de la violencia y de cómo escapar de él; esa es la historia de la humanidad, al menos, desde mi punto de vista”.

Y explica que ha comprobado que “siempre que hay un enfrentamiento, no solo hay que vencer al adversario, sino humillarlo. Esa es una de las verdades que he querido transmitir”, subraya.

La otra es que, aunque le gustaría decir que la violencia es una cuestión generada por la sociedad o de tipo educativo, está convencido de que “parte casi siempre del hombre, no del 'Hombre' -precisa- sino del macho” que, en su opinión, tiene “una disposición biológica a la agresividad”.

“He investigado mucho esto, leído y hablado con científicos, (aunque ya se sabe que cinco científicos tienen seis opiniones diferentes -ha bromeado Randau-), y puedo afirmar que el potencial agresivo en el hombre es mayor que en la mujer”.

Quizá por eso, las mujeres que aparecen en su cinta son meras “espectadoras o víctimas”.

Aunque también ha precisado que la violencia masculina no siempre es negativa, a veces, afirma, “libera mucha energía”, necesaria e importante.

Es cierto que todo cuanto ocurre es fruto de la imaginación de Randau, porque “Ötzi, el hombre del hielo” es una ficción, pero a decir de los estudiosos que compartieron hoy la proyección de la película en el museo Arqueológico de Madrid lo que cuenta es “auténtico” y está “perfectamente contrastado”.

Randau ha estado permanentemente asesorado para que ningún detalle se escapara de la verosimilitud de los hechos, aun cuando sorprende, ha dicho el alemán, el grado de desarrollo y las condiciones de vida de estos antepasados.

De hecho, vivían en cabañas, cosían y manufacturaban calzados y prendas de vestir, tejían cuerdas e incluso quedan restos de lenguas escritas, ha dicho Randau.

La película añade una trama afectiva y convierte las dudas del evolucionado ancestro en materia de debate sumamente actual: “es su historia -apunta el director-, pero podría ser la de cualquiera de nosotros”.

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