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Fernando León de Aranoa hace reír y pensar a Cannes con “Un día perfecto”

Fernando León de Aranoa hace reír y pensar a Cannes con "Un día perfecto"

EFE

Cannes (Francia) —

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La guerra, fértil abono para el cine desde su nacimiento, ha engendrado grandes obras maestras en su vertiente dramática, pero también buen número de comedias negras entre las que se inscribe “Un día perfecto”, de Fernando León de Aranoa, recibida hoy en Cannes con risas y aplausos.

El único largometraje español en el festival de este año -presentado en la sección paralela de La Quincena de Realizadores- arroja una mirada amable hacia la labor de los cooperantes y feroz hacia la inoperancia de las agencias internacionales.

Mambrú (Benicio del Toro) dirige un grupo de trabajadores humanitarios que trata de rescatar un cadáver de un pozo que amenaza con envenenar la única fuente de agua potable en una región indeterminada de los Balcanes, en 1995.

Junto a él están B. (Tim Robbins), clásico espécimen de adicto a los conflictos; la francesa Sophie (Mélani Thierry), novata e idealista, y Damir (Fedja Stukan), el traductor local sin el cual los protagonistas estarían aún más perdidos.

Pronto aparecerá por allí la bella Katya (Olga Kurylenko), antiguo romance de Mambrú, para darle a éste mayores dolores de cabeza.

A ritmo de música punk y mucho guitarreo, el equipo recorre las carreteras de un país hecho pedazos para aportar una ayuda que en muchos momentos ni siquiera es capaz de dar.

“Quería que la película hablase de la rutina de esas personas, no tanto de los momentos épicos. Como dijo una vez Benicio durante el rodaje, quizá lo heroico sea solo estar allí, aunque luego no salgan las cosas”, explica León de Aranoa en una entrevista a Efe.

En su primer filme desde “Amador” (2010), el realizador madrileño adapta el libro “Dejarse llover” de Paula Farias, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Gracias a un comienzo chispeante, la película entra rápido por los ojos al espectador, pese a algunas caídas de tensión que son paliadas por la categoría de actores como Del Toro o Robbins, especialmente cómico en su papel.

Rodada en inglés por ser “el idioma de las guerras”, la película es simple y directa, aunque encierra diferentes capas que pretenden inducir a la reflexión de que en los conflictos armados “la primera víctima es el sentido común”, según León de Aranoa.

“Esos trabajadores humanitarios tratan de devolver algo de orden al caos. Lo primero que queríamos recordar es la amenaza permanente en la que viven, además del humor. Las agencias humanitarias a veces hacen mucho con muy poco”, dice.

La película desprende cierto aroma familiar a la gran “No man's land” (“En tierra de nadie”), tragicomedia del bosnio Danis Tanovic que en 2001 arrasó en los Oscar y en festivales de todo el mundo, tras dejar en evidencia el papel de los cascos azules de la ONU en los Balcanes.

“La vi en su momento y me gustó mucho”, recuerda el director, quien aclara que no la vio al preparar “Un día perfecto”.

“Reconozco ese sentido del humor tan salvaje. Lo que más recuerdo de ella es la sensación de microcosmos, de que sucede casi en un laberinto, pero a la vez está hablando de algo mucho mayor, que trasciende”, al igual, indica, que lo que pretendió con su filme.

También muestra León de Aranoa a esos náufragos identificables en cualquier guerra: cooperantes, periodistas, mercenarios, que no pueden renunciar al efecto adictivo de lidiar cada día con la muerte y que muchas veces ni siquiera tienen a alguien esperando en tierra firme.

Para el autor de “Los lunes al sol”, en ese trabajo “hay una dosis extra de adrenalina, el día más normal no es un día normal. Tienes que pasar dos 'checkpoints', tratar con militares, con las fuerzas de la ONU... Es lo menos parecido a una rutina”.

Para acompañar esa inyección de energía, el realizador se dejó aconsejar musicalmente por Robbins, acreditado roquero, quien lo puso tras la pista de X, grupo de Los Ángeles de los ochenta que abre la película con fuerza.

“Allí no te puedes parar ni pensarlo todo siete veces. Si lo haces, te quedas varado”. Y “Un día perfecto” no se detiene ni para tomar aire.

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